Fuente: http://arrezafe.blogspot.com/2023/04/la-era-de-la-informacion-es-un.html 09 abril, 2023
Fragmentos extraídos de LA DANZA FINAL DE KALI (pdf)
«Resulta interesante comprobar cómo el academicismo oficial divide el tiempo histórico en «eras» o «épocas», que se van multiplicando a medida que nos acercamos a lo que se atreven a llamar la «historia contemporánea». Así, a una «época industrial», le seguirá una «época post-industrial»; incluso a la «era moderna» le seguiría una «era post-moderna» (lo que es etimológicamente una estupidez, por lo demás, muy admitida). Estas divisiones históricas resultan ser el pasatiempo de los historiadores, que sólo pueden abordar el flujo temporal a través de clasificaciones arbitrarias adecuadas a su estrechez intelectual. A pesar de que los historiadores modernos parecen no ponerse de acuerdo con sus divisiones históricas, todos identifican la aparición de los medios de comunicación de masas como un hito que abre una era. Todos hablan de cómo el desarrollo de la radio, el cine, la prensa, y después la TV, la informática e internet, «cambiaron la sociedad». De hecho, no es en la historia academicista, sino precisamente en la sociología (una rama científica especialmente deleznable), donde surge el término «la era de la información».
Tampoco se ponen de acuerdo en determinar cuándo empieza y acaba (si es que acaba) su «era de la información». Parece que iría desde la segunda mitad del siglo XIX hasta la «era espacial», aunque otros autores académicos dirán otra cosa, y otros harán diferentes divisiones y subdivisiones a su antojo. Por supuesto, nada de esto tiene valor para nos; sólo aseguramos que el término «la era de la información» es utilizado por el propio Establishment para expresar la misma modernidad desde el punto de vista que aquí nos interesa: el control de las masas a través de los medios de información.
Para comprobar la convergencia de todas las manifestaciones de la modernidad, basta con examinar –de nuevo– su origen temporal y geográfico. ¿Cuál fue el origen del evolucionismo científico? Europa en el S. XIX. ¿Cuál fue el origen de la eugenesia? Europa en el S. XIX. ¿Cuál fue el origen del espíritu imperialista moderno? Europa en el S. XIX. ¿Cuál fue el origen del espiritismo, el teosofismo y los diversos neoespiritualismos? Europa en el siglo XIX. ¿Cuál fue el origen de los sistemas educativos? Europa en el siglo XIX. ¿Cuál fue el origen de las grandes corporaciones farmacéuticas? Europa en el siglo XIX. ¿Cuál fue el origen de la industria cárnica, y del cine, y del fútbol…? Europa en el siglo XIX… Y habiendo leído todo esto, ¿cuál es el origen de esta supuesta «era de la información»? Exacto: Europa en el siglo XIX. La radio se inventa aproximadamente entre 1850 y 1876, y los grandes grupos de la información (que después se mostrarán poderosísimos en el siglo XXI) se formaron en Europa y Estados Unidos en el siglo XIX. Los mismos nombres mediáticos decimonónicos (Bertelsmann, Reuter, Bonnier…) estarán presentes en los logotipos de los grandes conglomerados de massmedia europeos. Por lo tanto, la «era de la información» es un neologismo para expresar una misma realidad: el Novus Ordo Seclorum. Como se puede comprobar, dependiendo desde qué perspectiva se hable (económica, comercial, política, científica, histórica…), se utilizará diferente vocabulario que no debe llevar a engaño: neoliberalismo, globalización, New World Order, tecnocracia, modernidad… Todas estas palabras expresan (en ocasiones, eufemísticamente) una misma realidad: el proyecto secularizador europeo de la fuerza elitista infrahumana. Desde el punto de vista de la estructura de control y manipulación mental global (massmedia), este bicho se ha hecho llamar la «era de la información».»
[…]
« …la plataforma de la información global tiende a ser un monopolio disimulado en unos pocos conglomerados mediáticos que fingen competencia a través de fusiones, separaciones y uniones empresariales. Esta hipócrita libertad de mercado se disimula aún peor cuando se ve a diferentes directivos del massmedia compartiendo mesa en reuniones de Bilderberg o el Club de Roma. Así es: la diversidad mediática y la compleja oferta de información es una gran mentira que envuelve el programa de control mental global. Efectivamente, quienes sirven de herramienta para esa programación al servicio del Establishment, son unas escasas corporaciones mediáticas (públicas y privadas; siempre interconectadas) que se hacen llamar «conglomerados de massmedia».
Conglomerados de massmedia
Las grandes corporaciones mediáticas no difieren en estructura, financiación y coartada, con otras transnacionales del mundo corporativista. De hecho, muchas de ellas, comparten directivos con otras ramas del mundo empresarial que –en principio– nada tienen que ver con el massmedia: constructoras, bancos, farmacéuticas, aerolíneas, minería, ingeniería… Y no sólo eso: los principales conglomerados de massmedia cotizan en los mercados de valores junto con empresas de lo más variopintas. Por lo tanto, un conglomerado de massmedia es una corporación transnacional más, y –como tal– para entender su trayectoria empresarial, basta con estudiar su contexto, es decir, el corporativismo transnacional.
Ese carácter transnacional es el que permite trascender la identificación nacional de la empresa a través de su actividad en estados diferentes. Sin embargo, antes de internacionalizarse, los conglomerados de massmedia parten de un país que pasan a controlar psicológica y socialmente, generalmente con la interconexión de un grupo bancario (también transnacional), y partidos políticos del país matriz (a veces uno, y a veces más, controlando así todas las opciones políticas de una supuesta democracia). Por lo tanto, en la mayoría de los estados modernos (al menos, los más importantes en este proyecto) siempre existirá un trinomio de colaboración entre massmedia / grupo bancario / partidos políticos, que literalmente controlarán los diferentes países. Más allá de ese tablero de ajedrez de las naciones, las distintas corporaciones (por eso se llaman transnacionales), se darán la mano en las reuniones de los grupos de poder privados tales como Bilderberg, Club de Roma, y demás sociedades modernas de poder.
Como ejemplares corporaciones transnacionales al servicio del Establishment, los conglomerados de massmedia suelen tener una estructura familiar, que aún se conserva hoy en día (si bien difuminada con complejos organigramas). El estudio de algunas de estas familias y sus conexiones con la política, el ejército, los servicios de inteligencia, o los grupos financieros, delatan descaradamente la gran camaradería luciferina: ¡todo queda en familia! En el caso particular de los conglomerados de massmedia, sorprende comprobar que un puñado de familias que no completan una lista de setenta nombres, controlan (ayer y hoy) los megagrupos de massmedia del mundo moderno. Como es a través de la plataforma estatal como se presentan estos conglomerados (de hecho, algunos de ellos dirán ser «públicos»), presentaremos estos nombres familiares haciendo referencia a su país matriz (sin olvidar que su actividad será siempre transnacional).
La mafia familiar del massmedia: Ya hemos señalado el origen decimonónico de muchos grupos de prensa que –posteriormente, con la Segunda Guerra Mundia– lllegarían a tener un poder de control mental de las masas extraordinario. Un perfecto ejemplo de esto, sería el grupo alemán Bertelsmann, que fue fundado a través de las agrupaciones de prensa de Carl Bertelsmann en 1835. Sin embargo, no fue hasta los años treinta del siglo XX cuando el grupo se hace potentísimo gracias a su participación propagandística en la Alemania nazi. Antes y durante la Segunda Guerra Mundial, este grupo mediático (brazo propagandístico del nazismo) estaba controlado por la familia Mohn. De hecho, su propietario Heinrich Mohn (y su hijo, Reinhard) eran ellos mismos oficiales de las SS, y no es ningún secreto su importante trabajo en el proyecto nazi. Este mismo grupo –con el mismo nombre y con la misma familia en la directiva (Los Mohn)– se presenta en el siglo XXI como el monstruo de la comunicación alemana, presente en 63 países, involucrado en TV, radio, prensa, editoriales… a través de sus múltiples empresas subsidiarias tales como RTL Group, Random House, Arvato AG, o Direct Group. En Octubre de 2008, un importante porcentaje del que fue el brazo mediático del nazismo, fue adquirido por el gran conglomerado de massmedia Sony Corporation of America (se hablará de Sony más adelante).
Otra familia europea decimonónica bien conocida en la centralización de poder mediático son los Bonnier, que fundaron en Copenhague un grupo de prensa a principios de siglo. Hoy en día, Bonnier Group es el grupo de comunicación sueco más importante, presente en 21 países que incluyen su Dinamarca natal, Finlandia (Tammi), Noruega (Cappelens Forlay), Alemania (siendo el mayor editor de libros infantiles), Australia, Francia, Reino Unido…
Precisamente en Reino Unido, la comunicación de masas fue directamente controlada por la misma familia que ostentaba (ostenta) el poder político, es decir, el brazo británico de los Saxe-Coburg, los Windsor. La realeza británica controla a través de un régimen de empresa pública, el mayor grupo mediático europeo en lengua inglesa: la BBC. En este caso, si bien es cierto que la directiva de la BBC no está compuesta por miembros de la familia real inglesa, siempre aparece en su organigrama leales perros falderos con título nobiliario como Sir Michael Lyons. En un régimen parecido se encuentra la ABC australiana, fundada en 1929 (dos años después de la BBC).
Como empresa pública opera también la noruega Schibsted, fundada por la familia del mismo nombre, presente hoy en día en 20 países, e involucrada en periódicos, televisión, producción de películas, publicidad, e internet. Otra familia –Los Asper–, ésta canadiense, fundó y controla el ente mediático de Canadá: Canwest. El conglomerado mediático fundado por Israel H. Asper, siempre ha estado estrechamente relacionado con el Canada Liberal Party. Eso es algo siempre a tener en cuenta: Los grupos de massmedia suelen estar en colaboración con algún partido político que gobierna o aspira a gobernar. En el caso de Italia, esto es descaradísimo: el mayor conglomerado mediático Fininvest, que controlaría la mayor productora italiana de cine (Medusa), importantes editoriales (Mondadori), plataformas de televisión (MediasetTV) y la corporación aseguradora Mediolanum, son propiedad de la familia Berlusconi, cuyo cabeza, Silvio, es el primer ministro italiano en el momento en el que se escribió este libro.
Pero si el caso italiano es especialmente explícito y obsceno, siempre existirá (si bien disimulado) un trinomio entre los grandes grupos de massmedia, los partidos políticos, y la banca. En España, el grupo mediático más importante, Prisa, domina la prensa de más tirada en España (El país, As…), TV (Sogecable, Cuatro, Digital +…), radio (SER, 40 principales…), revistas (cine: Cinemanía; y pop: Rolling Stone), editoriales (Alfaguara…), e incluso los libros de texto escolares (Santillana). Este conglomerado de massmedia siempre ha tenido una conexión estrecha con el PSOE, uno de los dos partidos políticos mayoritarios en España, así como con el grupo bancario “español” más importante, el Grupo Santander. El hombre clave de PRISA es Jose Luis Cebrián, miembro del Club de Roma, el cual se encuentra en reuniones de Bilderberg con marionetas de ese partido político satélite (Felipe González, Joaquín Almunia…), así como con los Botín, familia dueña y directiva del Grupo Santander. En Francia, nos encontramos con el grupo Lagardère, que además de un grupo mediático (producción audiovisual, libros, revistas, radio…), está involucrado en la industria aeroespacial. Bajo el dominio de la familia Lagardère se encuentra el grupo Matra, Hachette, Floirat o Virgin. Otra familia, los Wejcher, fundó en Polonia el grupo que hoy se presenta en Luxemburgo como otro grande de la massmedia de Europa: ITI Group.»
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