La derrota de Hamas es un objetivo inalcanzable para Israel

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Seis meses después del inicio de la guerra de Israel en Gaza, la inteligencia militar del Estado ocupante ha reconocido a regañadientes lo que muchos habían sospechado: lograr una victoria decisiva sobre Hamas es un objetivo inalcanzable. A pesar de la retórica inicial de aniquilación total de Netanyahu, la realidad sobre el terreno habla de otra manera.

Tzachi Hanegbi, jefe de seguridad nacional de Israel, declaró que una “victoria total” sería suficiente. Sin embargo, como admitió el portavoz militar Daniel Hagari el 18 de marzo, Hamas continúa existiendo, reagrupándose -alega- alrededor del hospital Al Shifa en el norte de la Franja.

Como señaló la semana pasada el asesor de seguridad nacional de Estados Unidos, Jake Sullivan, “Israel expulsó [a Hamas] de Al Shifa una vez. Hamas regresó a Al Shifa, lo que plantea interrogantes sobre cómo garantizar una campaña sostenible contra Hamas para que no pueda regenerarse, no pueda retomar territorio”.

Desde un punto de vista político, esto sugiere que el ejército de ocupación no puede erradicar el movimiento de resistencia palestino ni afirmar el control sobre el territorio asediado.

El general de reserva Itzhak Brik, que anteriormente criticó el “caos total” entre las filas de los soldados israelíes en Gaza, ha advertido durante mucho tiempo que “la destrucción completa de Hamas no es factible, y las declaraciones de Netanyahu sobre este asunto sólo pretenden engañar a terceros”.

La mayor parte de la red de túneles de Hamas permanece intacta

El fracaso de Tel Aviv a la hora de desmantelar la extensa red de túneles de Hamas pone de relieve aún más la insuficiencia de sus esfuerzos militares. Israel ha confirmado que alrededor del 80 por ciento de la red de túneles de Hamas permanece intacta, a pesar de meses de ataques aéreos y operaciones terrestres.

La red, según funcionarios del Ministerio de Defensa iraní, se extiende entre 500 y 700 kilómetros, una hazaña asombrosa, dado que el punto más largo de Gaza tiene 40 kilómetros. Dos funcionarios también evaluaron que hay cerca de 5.700 pozos separados que conducen a estos túneles.

Los alardes israelíes de bombardear repetidamente los túneles de Hamas suenan falsos a la luz de estos descubrimientos. Incluso las municiones avanzadas como las bombas de penetración profunda GBU-28 han demostrado ser ineficaces contra la profundidad y complejidad de los túneles.

La evidencia de la incapacidad de Israel para romper las defensas de Hamas continúa acumulándose. En un discurso del 12 de marzo, el dirigente iraní, el ayatolah Alí Jamenei, reveló que había recibido un mensaje de la resistencia palestina que decía que el 90 por ciento de sus fuerzas están intactas.

Según el presidente del Comité de Inteligencia del Senado estadounidense, Mark Warner, el ejército israelí fue capaz de destruir, como mucho, menos de un tercio de la red de túneles de Hamas, y añadió: “La idea de que vayas a eliminar a todos los combatientes de Hamas, no me la creo. No es un objetivo realista”.

Ni han destruido a Hamas, ni lo conseguirán en el futuro

El objetivo declarado de Israel de destruir a Hamas no lo han logrado, ni lo conseguirá en el futuro. Incluso el Wall Street Journal, en un artículo del 29 de febrero en el que elogiaba los exitosos ataques del ejército de ocupación contra las fuerzas de Hamas, reconoció que “Israel todavía está lejos de su objetivo bélico declarado de eliminar a Hamas como entidad militar y política importante”.

Los fracasos de Israel pueden analizarse desde dos perspectivas distintas. En primer lugar, la forma de resistencia militar de Hamas es asimétrica, lo que le permite infligir daño a un adversario mucho mayor sin sufrir bajas significativas.

Al comprender la necesidad de salvaguardar su estructura dual político-militar, Hamas organiza operaciones militares en células independientes bajo la autoridad de las Brigadas Al Qassam.

En segundo lugar, Hamas no sólo es una fuerza de combate sino también en una ideología profundamente arraigada en la lucha palestina por la liberación nacional dentro de la noción islámica de yihad o esfuerzo meritorio. La potencia de este movimiento anticolonial, y en particular su amplia y arraigada popularidad entre el pueblo, hace que erradicarlo sea una tarea casi imposible.

En contraste con la aceptación de un autogobierno con numerosas limitaciones por parte de la Autoridad Palestina, encabezada por Fatah y respaldada por Estados Unidos e Israel, ejemplificada por los Acuerdos de Oslo, el rechazo de Hamas a tales acuerdos refleja su firme oposición a la visión colonial de Israel y ofrece una atractiva postura política alternativa.

Israel no es capaz de imponerse mediante la guerra

En resumen, las amenazas de aniquilar a Hamas y destruir Gaza son inútiles. Desde la perspectiva racional del grupo de resistencia palestino, se entiende que las consecuencias serían mucho más graves si se sometieran a las demandas de Israel.

Esta misma lógica de resistencia, que es fundamental, es compartida por la abrumadora mayoría de los seguidores de Hamas, incluidos los laicos. Además, la lógica de la resistencia anticolonial se transmite de generación en generación, y la dinámica genocida del sionismo sólo sirve para perpetuar esa misma lógica.

El fracaso reconocido de la búsqueda del sionismo de una “victoria total” sobre Hamas debe comprenderse desde una perspectiva política. Mientras la ocupación colonial de Israel persista en sus objetivos de desplazamiento y conquista de Palestina, la ideología de resistencia, personificada hoy por Hamas, mantendrá su dominio entre los colonizados.

Las encuestas realizadas entre palestinos corroboran este análisis. Una encuesta realizada por el Centro Palestino de Políticas e Investigación de Encuestas en diciembre de 2023 indica un creciente apoyo a Hamas en todos los territorios palestinos ocupados, junto con un apoyo sorprendentemente disminuido a la Autoridad Palestina.

Los datos revelan además un amplio respaldo a las acciones de Hamas, incluida la Operación Inundación de Al Aqsa de 7 de octubre, y una demanda significativa de la renuncia de Mahmud Abbas, el presidente de la Autoridad Palestina.

La declaración del ex vicepresidente del Consejo de Seguridad Nacional de Israel, reconociendo que “no hay soluciones militares para los conflictos en los que Israel está involucrado, particularmente en la región sur”, confirma la ceguera política del actual status quo israelí.

El Eje de la Resistencia es más que una coalición

En ocasiones se asume que una ideología puede estar subordinada a un conjunto de intereses políticos, lo que podría llevar a que esa ideología modifique sus objetivos políticos en algún momento. Sin embargo, este no es el caso de Hamas, ni lo es cuando se analizan las razones de la oposición de Hezbollah e Irán a Israel.

Ni Hamas ni el resto de miembros del Eje de Resistencia pueden ser amenazados o bombardeados para someterlos, ya que estos grupos autónomos tienen su propia agenda política que consideran no negociable incluso frente a la campaña genocida de Israel. Como enfatizó repetidamente el Secretario General de Hezbollah, Hassan Nasrallah, en un discurso televisado el 16 de febrero:

“Estamos ante dos opciones: resistencia o rendición, y el precio de la rendición […] significa sumisión, humillación, esclavitud y desprecio por nuestros mayores, nuestros hijos, nuestro honor y nuestra riqueza […] El precio de la rendición en Líbano significó la hegemonía política y económica de Israel sobre nuestro país”.

A modo de ejemplo, consideremos el firme compromiso de Irán con Palestina a pesar de los riesgos internos que plantea para la seguridad nacional iraní al enfrentarse tanto a Estados Unidos como a Israel. Sin embargo, estos riesgos y amenazas no influyen en la estrategia política regional de Teherán, que está firmemente arraigada en su visión revolucionaria.

Esto marca una diferencia fundamental con las coaliciones militares occidentales clásicas creadas ad hoc por estados con ideas afines para combatir una amenaza común sin compromisos a largo plazo. El colapso de la deslucida coalición encabezada por Estados Unidos destinada a contrarrestar las operaciones navales antiisraelíes de Yemen en el Mar Rojo es un ejemplo de ello.

En contraste, el Eje de Resistencia es más que una simple coalición de grupos; está anclado en una ideología anticolonial que comparte objetivos no negociables pero permite diferentes estrategias para alcanzarlos.

En otras palabras, todos los grupos que componen el Eje de Resistencia –sean suníes, chiítas, árabes, no árabes, seculares o islamistas– son capaces de alcanzar acuerdos y desacuerdos ocasionales utilizando el mismo lenguaje de la tradición islámica anticolonial.

Mientras la guerra en Gaza dura ya medio año, el costo sin precedentes en vidas e infraestructura palestinas ha sido devastador. A pesar de algunos avances tácticos por parte de las fuerzas de ocupación, cada vez está más claro que Israel se encamina hacia una derrota estratégica.

Su fracaso en lograr sus objetivos contrasta marcadamente con la determinación inquebrantable de la resistencia palestina, reforzada por una alianza regional unida en su postura intransigente contra el Estado ocupante.

—https://thecradle.co/articles/hamas-is-intact-so-has-israel-lost

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