La culpa es de los rusos (otra vez). El lince

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Sí, ya sé, esto es una tontería, pero demuestra el nivel de psicopatía de la plutocracia de Bruselas y de cómo sus estupideces, una y otra vez, atentan contra la población en general. Aunque la culpa es de los rusos, faltaría más.

Si no fuese suficiente el que las exportaciones de carne de cerdo a China están por los suelos, debido a las restricciones draconianas impuestas por China en represalia a las sanciones establecidas por el zombi europeo por los vehículos eléctricos chinos, ahora le llega el turno al pescado. Por esa decisión, Rusia fue la principal beneficiada porque está triplicando sus exportaciones de carne de cerdo a China en detrimento de Europa. Y Algo parecido va a pasar con el pescado. Fijaos en la fecha.

Mal asunto. Al final seremos todos vegetarianos a la fuerza. Al menos en Alemania (y supongo que los fanáticos Verdes estarán contentos). Así que o la culpa es de los rusos, otra vez, o hay que dar las gracias a los rusos por el que será, seguro, un auge del vegetarianismo.

Veréis, en Alemania es muy popular una comida de palitos de pescado (Alaskan saithe), de los que se consumen ni más ni menos que 5’2 millones de unidades diarias, cuya materia prima es el abadejo, una especie de bacalao, que se captura en aguas rusas desde hace mucho tiempo. Como esas aguas están cerca de Alaska, en Alemania decidieron evitar la referencia a Rusia y por eso lleva el nombre que lleva. Pero eso no cambia el origen.

Pues bien, los plutócratas psicópatas han vuelto a tomar psicotrópicos y han decidido incluir el abadejo en el próximo paquete de sanciones (el decimocuarto) contra Rusia. El simple anuncio ha hecho que el precio de esta comida popular haya subido el 42% respecto a 2020. Eso ya de por sí es grave, pero lo es más cómo va a repercutir en la industria pesquera, que se suma a la larga lista de empresas alemanas que están paradas o han quebrado. Algunas os sonarán, desde luego: Agfa, Polaroid, Praktiker, Hertie, Karstadt, Kaufhof, KaDeWe, Body Shop, Woolwort, Varta. Lo siento, si os gusta la fotografía.

La Oficina Federal de Estadísticas ha publicado el informe del primer semestre de este año en el que reconoce que en 2023 quebraron 17.824 empresas. La razón principal, y lo dicen expresamente: «las sanciones contra Rusia en el contexto del conflicto con Ucrania». Esto ha llevado a Alemania a la recesión.

Y como el aleteo de una mariposa cambia el mundo, esto ya está repercutiendo en la industria pesquera de Alaska. Fijaos también en la fecha. Y en el motivo.

Es el golpe de gracia porque el simpático abadejo también va a ser sancionado por el patrón de la mafia occidental, EEUU.

Por supuesto, si todo esto os parece poco, en Japón se dice que una de las razones de la dimisión del primer ministro no es solo el fracaso de las sanciones a Rusia. Entre estas razones está la tremenda crisis pesquera de Japón por las contramedidas de respuesta impuestas por Rusia a las famosas sanciones (ilegales, según el derecho internacional).

 

Japón es uno de los principales países de producción y comercio de productos pesqueros, su flota pesquera es también una de las mayores del mundo y el pescado ocupa el segundo lugar en importancia en la dieta alimenticia japonesa, por lo que la producción pesquera es una de las más importantes, tanto para el mercado interior como para el exterior. Ha sido la presión de este sector, en crisis por las sanciones impuestas a Rusia, la que ha obligado a la dimisión del primer ministro japonés y este sector es el que encabeza el lobby de presión para que Japón se desvincule de la política occidental de sanciones a Rusia.

Así que lo dicho, a seguir así, valientes.

(Publicado en el blog del autor, el 26 de agosto de 2024)

La culpa es de los rusos (otra vez). El lince

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