La crisis de la pesca en Senegal impulsa los cayucos hacia Canarias

José Naranjo

La sobreexplotación de barcos extranjeros, las prácticas ilegales y la falta de gestión y transparencia dejan a los pescadores sin su sustento

Senegal

En Kayar, uno de los principales puntos de pesca del país, reina la desolación. Los propietarios de cayucos se lamentan de que la mayoría de los jóvenes se han ido a la emigración y de que apenas quedan tripulantes. La situación es idéntica en Saint Louis o Mbour. Nafi Kebé, transformadora de pescado en Bargny, describe la situación. “No hay nada más frustrante para un joven que sabe que tiene que ayudar a su madre que acabar siendo ayudado por ella. Estos chicos dependen de su madre para sus gastos cotidianos. Todos dependemos del pescado, pero ¿cómo vas a ayudar a tu madre si el mar no tiene pescado? Nuestros hijos solían volver con muchas capturas, pero ahora pasan hasta 15 días en el mar y no cogen nada. Eran nuestro sostén, pero ahora nosotras los ayudamos a ellos”, explica.

El nuevo Gobierno senegalés, reconoce la EJF, ha dado pasos hacia una mayor transparencia con la publicación de la lista de barcos que operan en aguas senegalesas, pero aún queda mucho por hacer. La fundación considera prioritario restaurar las poblaciones de pescado mediante la erradicación de las prácticas ilegales merced a controles más efectivos, lo que incluye sanciones más duras para quienes se salten la ley. A su juicio, la pesca artesanal debería contar con zonas reservadas más amplias. Por su parte, la fundación pide a la Unión Europea que retome su colaboración con Senegal para permitir que las pesquerías sean sostenibles.

“Los migrantes se van a Europa por razones diversas, pero los pescadores tienen un peso enorme en el fenómeno de los cayucos. La mayor parte de los jóvenes que se dedicaban a esta actividad se ha ido o piensa en hacerlo y esto se debe a que el mar ya no les da su sustento. Las autoridades tanto de Senegal como europeas deben trabajar juntas para proteger esta actividad, para que haya una mejor gestión y transparencia. Tenemos que proteger a las comunidades costeras. A mi juicio ha habido tanto falta de voluntad política como escasez de medios”, concluye Bassirou Diarra.

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