Fuente: https://elsudamericano.wordpress.com/2023/05/28/la-crisis-actual-un-analisis-marxista-por-alexander-tarassiouk/
Profesor-investigador del Departamento de Economía de la Universidad Autónoma Metropolitana- Iztapalapa. México. Correo electrónico: tka@xanum.uam.mx
Revista Ola Financiera, n.° 3(5), pp. 40-70. UNAM. Mex. 2010
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Resumen
La crisis actual tanto por su amplitud y profundidad precisa de que las diversas corrientes del pensamiento y análisis económico desplieguen todos sus mecanismos analíticos. La presente colaboración desde una perspectiva marxista integral de la dinámica capitalista presenta varios elementos, pero de manera destacada, la tasa de ganancia y su tendencia, así como las formas y funciones del capital, que permiten ver el fenómeno de las crisis en general, pero la que se encuentra en curso de manera particular, como aspecto consustancial a la dinámica de mercado capitalista. Mediante esta estrategia teórica plantea que la crisis actual tiene sus peculiaridades que guardan relación con la emergencia hegemónica de una de las formas y funciones del capital financiero bajo una figura especial que es el capital ficticio. Señalando que finalmente el capital es el límite mismo del capital mediante los conceptos de sobre acumulación y sobreproducción.
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Introducción
La magnitud y las peculiaridades de la crisis actual han obligado a los economistas a buscar un marco teórico adecuado para explicar satisfactoriamente el fenómeno en el contexto actual y, como un hecho lógico a partir de la naturaleza e historia del capitalismo. ¿Qué corrientes del pensamiento económico son más prometedoras para afrontar esta tarea? Parece que las mayores dificultades las tienen teorías que perciben la economía de mercado como un conjunto de leyes inmutables. En otro polo se encuentran las doctrinas que en tal o cual medida incluyen un análisis de la realidad económica cambiante. Se puede mencionar el análisis histórico de las primeras etapas del intercambio de mercancías en A. Smith; el estudio de la renta del suelo a partir de la ley de rendimientos decrecientes y la explicación con esta base de la dinámica de la tasa de ganancia (G’) en D. Ricardo; el análisis de la dinámica del capitalismo a partir del fenómeno de innovaciones de J. Schumpeter, etc. Pero en estos u otros casos semejantes, en primer lugar se trataba de la explicación de la dinámica sólo de uno de los elementos (o las esferas) del sistema económico; en segundo lugar, las causas de esta dinámica como regla se encontraban al margen del sistema económico como tal.
Solo en la teoría económica de C. Marx desde inicio se declara (y se cumple en toda su obra) que el objetivo es presentar las leyes de la dinámica del sistema económico del capitalismo como un todo. También se declara que la base filosófica del estudio es la dialéctica o, sea, la ciencia moderna sobre las leyes generales del desarrollo de la materia física, social y de la conciencia humana. Esto justifica la esperanza de que precisamente este paradigma pudiera encabezar los estudios de la crisis actual. Claro, la metodología avanzada no puede conducir automáticamente, como una “barita mágica,” a un “salto cualitativo” en la actualización del conocimiento sobre el sistema económico del capitalismo. Para tal efecto tiene que juntarse con el talento, intuición científica y enorme trabajo de los que pretenden avanzar en esta actualización. El objetivo de la presente colaboración es, en primer lugar, revelar los elementos de la metodología y de la teoría económica del marxismo que pueden ayudar en la investigación de la naturaleza de la crisis actual; en segundo lugar, proponer una posible interpretación de hechos recientes con base en teoría de las crisis cíclicas y de las fases en el desarrollo del modo de producción.
Algunos autores consideran que Marx no posee ninguna teoría especial sobre los ciclos económicos. Es cierto que no existe en su obra maestra un capitulo especial dedicado a las crisis económicas. Sus observaciones sobre el ciclo y las crisis se encuentran en varios capítulos de El Capital y otras publicaciones. Pero esto no significa que no tenía una idea sobre las causas y la naturaleza de las crisis1. Lo principal consiste en lo siguiente: Marx vinculaba las crisis y los ciclos con la dinámica de acumulación del capital y de su reproducción en general. Él no consideraba que teóricamente es un problema aparte; al contrario, pensaba que sólo al entender el mecanismo de reproducción del capital se puede descubrir qué son las crisis y por qué suceden periódicamente.
Primero, se analizan aspectos de la crisis que provienen de la forma de la producción capitalista y, después, los aspectos que se deben a la esencia de esta producción. Se establece la diferencia entre la posibilidad formal de las crisis bajo la producción mercantil y la inevitabilidad de la crisis en el capitalismo. Se propone, también, no mezclar el mecanismo interno de las crisis y las formas externas (superficiales) de su manifestación. El mecanismo interno se vincula con los procesos de acumulación del capital y se investigan en el Tomo I de El Capital; las formas concretas de manifestación son expresadas en el comportamiento de la G’, de los precios, del interés, etc. y se investigan en el Tomo III de su obra. Información interesante se encuentra también en Teorías sobre la plusvalía, en la parte que polemiza con D. Ricardo.
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La posibilidad y necesidad de la crisis.
Según Marx la posibilidad de las crisis se debe a la forma mercantil de producción. Esta posibilidad no se reduce sino aumenta a medida del desarrollo de la producción mercantil. En esta etapa las causas de las crisis son fortuitas y concretas para cada caso. Las crisis son probables pero no son necesarias. En esta tesis Marx menciona seis aspectos:
1. Bajo la forma mercantil la reproducción depende de la circulación. Para reproducirse una mercancía debe periódicamente cambiarse por dinero y así revelar su importancia social. Pero en estos procesos de revelación de su importancia social, en estas metamorfosis puede haber dificultades. De ahí la dependencia del proceso de reproducción de la circulación, de ahí la posibilidad de las crisis, o sea de las interrupciones en el proceso de reproducción. Precisamente la crisis, según Marx, pone de manifiesto la unidad de estas dos fases del proceso de reproducción. “Es precisamente en la crisis donde se pone de manifiesto su unidad, la unidad de lo diferente, sin esta unidad interna de los momentos aparentemente indiferentes entre si no existiría ninguna crisis” (Marx, 1987: 461).
2. La posibilidad de la crisis evoluciona junto con el desarrollo de la producción mercantil. Marx considera, en primer lugar, la posibilidad nacida de la metamorfosis misma de la mercancía, o sea, del acto mercancía-dinero-mercancía (M-D-M) y, en segundo lugar, “la posibilidad de la crisis nacida del dinero como medio de pago”. (Marx, 1987: 470).
3. La posibilidad abstracta de la crisis es igual también a una forma abstracta de la crisis. Con el desarrollo de la posibilidad de la crisis se desarrolla también la forma de crisis, se delinea el contenido concreto, la forma abstracta de la crisis. O sea: la disociación de la compra y de la venta es, también, la primera forma más abstracta de la crisis y el contenido más abstracto de esta crisis. La disociación de la compra y venta nacida del dinero como medio de pago es la segunda forma, más desarrollada, de la crisis (y el contenido más desarrollo de la crisis).
4. Partiendo de la forma mercantil se pueden revelar varias formas de la crisis. A saber: las crisis monetarias (que nacen del dinero como medio de pago); las crisis que surgen de los cambios de los precios; la crisis que surgen por las variaciones del valor del capital productivo.
5. La posibilidad formal de la crisis, según Marx, no es nunca la causa de la crisis. La causa debe explicar porque la posibilidad se convierte en una realidad. “Cuando preguntamos por la causa tratamos precisamente de saber porque su forma abstracta, la forma de su posibilidad se convierte de posibilidad en realidad.” (Marx, 1987: 474).
6. Explicar la crisis con base en esta forma elemental equivale a explicarla exponiendo su existencia bajo su forma abstracta, –es decir– equivale a explicar la crisis por medio de la crisis” (Marx, 1987: 462).
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La interpretación del equilibrio
En Marx encontramos todas las nociones del equilibrio que manejan otros economistas, o sea, equilibrios parcial, general, estático y dinámico. Principales elementos de la visión de Marx al respecto son los siguientes:
Equilibrio parcial. Es cuando el precio de un producto es igual a su valor y la oferta es igual a su demanda. Lo específico que se introduce al análisis de esta situación es el concepto del valor. Equilibrio general. Bajo este término podemos considerar en la teoría de Marx el análisis de las condiciones de realización del producto social global efectuado en el Tomo II de El Capital. Aquí Marx estudia dos casos: la reproducción simple y la reproducción ampliada. Sus ecuaciones que describen las condiciones de la realización completa del producto bajo la reproducción simple se pueden considerar como las ecuaciones de equilibrio estático. Y sus ecuaciones que describen las condiciones de la realización completa del producto social global para el caso de una reproducción ampliada, (que incluye los procesos de acumulación del capital), se puede considerar como las ecuaciones de equilibrio dinámico.
Los desequilibrios son “normales” cuando se determinan por los grados de elasticidad de la oferta y de la demanda. Son un elemento necesario para que la situación periódicamente llegue al equilibrio. En Marx las desproporciones no son ajenas al sistema capitalista, sino, al contrario, un elemento necesario para mantener las proporciones. La proporcionalidad en este caso no se cumple directamente, sino dialécticamente en la dinámica del sistema, por medio de su constante incumplimiento.
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Estructura de la demanda y proceso de realización
Una de las aportaciones de Marx a la teoría de realización del producto anual (y así a la de la crisis), consiste en el análisis de la estructura de la demanda. Lo que dominó antes, fue la tesis de A. Smith (lo que Marx llamó “dogma de Smith”) según la cual el producto anual de la sociedad tiene que ser comprado por los ingresos, lo que quiere decir que la demanda agregada debe ser igual a los ingresos. El mérito de Marx consiste en poner en claro que el producto anual en una sociedad se compra no solo por los ingresos, sino también por el capital. Insistió en la necesidad de distinguir entre el ingreso neto y bruto. El producto anual se compra no por el ingreso neto sino por el bruto. Pero éste (como resultado de las ventas) incluye no solo los ingresos (salarios y ganancias) sino también, la parte del capital (amortización).
El crecimiento de la composición orgánica del capital, según Marx, tiene como resultado el aumento más rápido de la demanda de los medios de producción en comparación con la demanda en los medios de consumo. Esta tesis es importante para la crítica de las teorías del subconsumo y para argumentar el papel de las inversiones y de la acumulación en los procesos de realización.
Uno de los méritos de Marx consiste en la revelación de la naturaleza social del proceso de producción capitalista.
“No debe olvidarse jamás –dice Marx– que la producción del plusvalor, y la conversión de una parte a capital, o sea, la acumulación, constituye una parte integrante de esta producción del plusvalor; es el fin directo y el motivo determinante de la producción capitalista. Por esto nunca debe presentarse esta como lo que no es, es decir, como un régimen de producción que tiene como finalidad directa el disfrute o la producción de medios de disfrute para el capitalista. Al hacerlo así se pasa totalmente por alto su carácter especifico, carácter que se imprime en toda su fisonomía interior y fundamental” (Marx, 2001, T. III: 243).
Otra tesis importante de Marx en el análisis de la raíz de la crisis consiste en que:
“Las condiciones de la explotación directa, y las de su realización no son idénticas. No solo difieren en cuanto al tiempo y lugar, sino también al concepto. Es que unas se hallan limitadas solamente por la capacidad productiva de la sociedad, otras por la proporcionalidad entre las distintas ramas de la producción y por la capacidad de consumo de la sociedad. Pero esta no se halla determinada ni por la capacidad productiva absoluta, ni por la capacidad absoluta del consumo, sino por la capacidad de consumo a base de las condiciones antagónicas de distribución que reducen el consumo de gran parte de la sociedad a un mínimo susceptible solo de variación dentro de límites muy estrechos”.
Marx considera que:
“es esta una ley de la producción capitalista, ley que obedece a las constantes evoluciones operadas en los propios métodos de producción, la depreciación constante del capital existente que suponen la lucha general de la concurrencia y la necesidad de perfeccionar la producción y extender su escala, simplemente como medio de conservación y so pena de perecer.”
De esto Marx presenta una conclusión importante:
“el mercado tiene por tanto que extenderse constantemente, de modo que sus conexiones y las condiciones que lo regulan van adquiriendo cada vez más la forma de una ley natural independiente de la voluntad de los productores, cada vez más incontrolable. La contradicción interna tiende a compensarse mediante la expansión del campo externo de la producción. Pero cuanto más se desarrolla la capacidad productiva, más choca con la angosta sobre que descansa las condiciones del consumo” (Marx, 2001, T. III: 243).
Esta tesis ha tenido eco en la historia del pensamiento económico. Los economistas románticos y populistas en Rusia consideraron que la estreches del mercado y su reducción debido al empobrecimiento de las masas, es un obstáculo insuperable para el desarrollo capitalista. Rosa Luxemburgo identificó ampliación de mercados con la expansión de países desarrollados hacia los territorios libres, o sea, el proceso de colonización y llegó a la conclusión de que cuando terminara este proceso, el capitalismo se vería en graves problemas debido a que no podría ampliar más los mercados. Hoy en día esta observación de Marx es importante porque la financiarización y la ampliación de espacios para la inversión a partir de los nuevos instrumentos financieros, también pueden ser interpretadas como una de las formas históricas modernas de la expansión de los mercados para las inversiones. Pero las consecuencias de esta manera de crear espacios vitales para el capital, son desastrosas, como lo muestra la crisis actual.
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Contradicción entre producción y consumo
Marx introduce la noción de que la composición orgánica del capital tiene la tendencia a aumentar como resultado del progreso técnico. Al utilizar la composición orgánica en la formula de la G’ conduce a la conclusión de que ésta tiene la tendencia histórica a bajar. En estos términos se formula la contradicción entre la producción y el consumo; consistente en que el volumen que corresponde a los medios de producción en el producto anual, aumenta más rápido en comparación con el que corresponde a los medios de consumo. Esta contradicción en Marx no se entiende de manera subconsumista, en el sentido de que el bajo ingreso de las masas es un obstáculo insuperable para la expansión del capital y lleva sistemáticamente a la fabricación de productos excedentes. Se afirma que en realidad esta contradicción se expresa en dos aspectos, a saber: la ampliación de la producción sin la adecuada ampliación del consumo; por un lado capitalismo determina el desarrollo de las fuerzas productivas, por otro lado, obstruye la utilización adecuada del producto por la población.
Esta tesis fue desarrollada por V. Lenin quien consideraba:
“que el desarrollo de la producción por cuenta más que nada de los medios de producción, parece algo paradójico y constituye indudablemente una contracción… pero esto no es una contradicción de la doctrina sino de la vida real. Justamente esta ampliación de la producción sin la adecuada ampliación del consumo corresponde a la misión histórica del capitalismo y a su estructura social específica: la primera consiste en el desarrollo de las fuerzas productivas de la sociedad; la segunda excluye la utilización de estas conquistas técnicas por la masa de población” (Lenin, 1975 T. III: 50-51).
Esta contradicción lleva inevitablemente a la producción sistematica del producto excedente.
“Podemos imaginarnos muy bien la realización de la producción en la sociedad capitalista sin que quede algún producto excedente; pero no podemos imaginarnos el capitalismo sin desacuerdo, entre la producción y el consumo. Este desacuerdo se expresa en el hecho que la producción de los medios de producción pueden y deben sobrepasar la producción de artículos de consumo” (Lenin, 1975 T. IV: 165).
En el Tomo I de El Capital, Marx describe lo que él llama “mecanismo interno de acumulación”. Es una secuencia de procesos importantes que se observan en el desarrollo cíclico y lo determina. Podemos expresarlo de manera siguiente: a) en el auge la creciente demanda de la mano de obra provoca la elevación de los salarios; b) el plusvalor baja y la acumulación se detiene; c) disminución de la demanda de los medios de producción y de los objetos de consumo adicionales conducen a una sobreacumulación y sobreproducción; d) en la depresión el ejército de reserva se repone lo que hace bajar los salarios; e) esto conduce al aumento del plusvalor y restablece la rentabilidad; f) se reanudan las inversiones, aumenta la demanda y comienza la expansión. Después el ciclo se repite, porque la situación pasa de nuevo al punto por donde comenzó.
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El capital verdadero límite de la producción capitalista
En el Tomo III de El Capital Marx analiza el conflicto entre la expansión de la producción y la valorización. Donde el proceso que acabamos de presentar constituye la base más profunda de las oscilaciones de la dinámica de la economía capitalista. Dicho proceso está acompañado por la tendencia de la G’ a bajar. La resultante da la idea sobre la forma concreta del proceso cíclico y también sobre su naturaleza y obstáculo. La acumulación del capital se impacta por la elevación de la composición orgánica del capital, y por la tendencia de la G’ a disminuir derivada de lo anterior. Este proceso según Marx es importante para entender las oscilaciones cíclicas del capitalismo, y se presenta de manera siguiente: a) la acumulación del capital considerada en cuanto al valor (el objetivo); b) elevación de la productividad del trabajo y de la composición orgánica del capital como medio para obtener mas ganancias; c) descenso de la eficiencia de la valorización (disminución de la tasa media de ganancia); d) reacción: compensar en descenso de la G’ por el aumento de su masa, o sea, por un aumento de masa de valores de uso producidos; e) problema de realizar las mercancías por sus valores (sobreproducción); f) depreciación de los bienes de capital y reposición de la G’. Después de este paso el ciclo se repite. Marx comenta el proceso descrito de manera siguiente:
“el método empleado, –desarrollo incondicional de las fuerzas productivas sociales– choca constantemente con el fin perseguido, que es un fin limitado, a saber: la valorización del capital existente” (Marx, 2001, T. III: 248).
“La acumulación del capital considerada en cuanto al valor es amortiguada por la cuota decreciente de ganancia, para acelerar más aún la acumulación del valor de uso, mientras esta imprime a su vez nuevo impulso a la acumulación considerada en cuanto al valor” (Marx., 2001, T. III: 248)
La producción capitalista aspira constantemente a superar estos límites inmanentes a ella pero solo puede superarlos recurriendo a medios que vuelvan a levantar ante ella estos mismos límites todavía con mayor fuerza.
“El verdadero límite de la producción capitalista es el mismo capital, es el hecho de que en ella son el capital y su propio valorización lo que constituye el punto de partida y la meta el motivo y el fin de la producción” (Marx., 2001, T. III: 248)
Otra manera de expresar la idea sobre la naturaleza de los límites de la producción capitalista, consiste en subrayar el carácter relativo de la sobreproducción, el hecho de que no se mide por el volumen del producto, ni por las necesidades, sino por la posibilidades de realizar las mercancías producidas con el nivel habitual de la G’:
“lo que si ocurre es que se producen periódicamente demasiados medios de trabajo y demasiados medios de subsistencia para poder emplearlos como medios de explotación de los obreros a base de una determinada cuota de ganancia. No es que se produce demasiada riqueza. Lo que ocurre es que se produce demasiada riqueza bajo sus formas capitalistas antagónicas” (Marx, 2001, T. III: 255).
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Naturaleza y funciones de las crisis económicas en Marx
La causa de las crisis cíclicas no es externa, sino interna y se desprende de la naturaleza misma de la producción capitalista, o sea, del hecho de que por su esencia es un proceso de valorización del capital, no un simple proceso de producción de bienes y servicios. Los ciclos se deben a las fluctuaciones de acumulación del capital. La crisis es una forma violenta de restablecer las contracciones normales de reproducción del capital.
“Las crisis son siempre soluciones violentas puramente momentáneas de las contradicciones existentes; erupciones violentas que restablecen pasajeramente el equilibrio roto” (Marx, 2001, T. III: 247).
De aquí se desprende que la crisis es una manifestación de la enfermedad del capitalismo, o de su tendencia permanente a la depresión, (como consideran los subconsumistas) sino un elemento de su dinámica; parte de la dinámica de acumulación.
El contenido material de las crisis es una destrucción del capital sobrante en todas sus formas: capital productivo; capital dinero; capital mercancías. Mientras más rápido sucede este proceso, más corto será el periodo para restablecer las condiciones de un nuevo ciclo de acumulación. Las crisis son insuperables mientras la producción siga siendo por su esencia la producción capitalista.
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La crisis actual ¿es cíclica de sobreacumulación y de sobreproducción?
Los elementos de la posición de Marx sobre la naturaleza y mecánica de las crisis cíclicas bajo el capitalismo, son conjunto de ideas de actualidad, porque en el ámbito del capitalismo la crisis a pesar de los cambios es un ingrediente tradicional. Aquí la tarea de la ciencia consiste en revelar lo tradicional y lo nuevo en cada nueva crisis. Tradicionalmente el ciclo se manifestaba en la aparición periódica de la situación de sobreproducción detrás de la cual estaba la sobreacumulación del capital aplicado en la fabricación de bienes y servicios. ¿Se presenta en la crisis actual este fenómeno? En otros términos ¿es cíclica en este sentido tradicional la crisis actual? La respuesta es: sin duda. Caída del producto interno bruto (PIB) en todos los países, crecimiento del desempleo, quiebra de los gigantes automotrices en los Estados Unidos (US), etc., son evidencias indiscutibles de la situación de sobreproducción y sobreacumulación. Pero no es difícil constar esto, el verdadero análisis de la crisis actual inicia cuando se trata de encontrar lo específico en la formación de esta sobre- acumulación. Esto debe someterse a un análisis profundo y detallado. Aunque se pueden formular algunas hipótesis al respecto, merecen atención por lo menos cuatro aspectos: Primero. Se trata de nuevo papel del sector financiero y de capital ficticio en especial. Parece que el centro de gravedad de la sobre- acumulación y sobreproducción, se encuentra en el sector financiero. O sea, la sobreacumulación actual es, en primer lugar, la sobreacumulación del capital ficticio, y solo en segundo lugar, sobreacumulación, también, del capital real. Segundo. Parece que la expansión necesaria y permanente del mercado de mercancías e inversiones (que en su tiempo Marx) hoy en día se efectúa en primer lugar a expensas del mercado financiero y aquí se observa cada vez más la presencia de un elemento artificial; se trata del diseño y la construcción de las estructuras financiera con base en nuevos instrumentos financieros, en primer lugar, los llamados derivados.
Tercero. La nueva mecánica de sobreacumulación incluye, también, la arquitectura actual del comercio internacional, cuyo centro son las relaciones comerciales entre US y China, la cual se ve arrastrada por la dinámica de las relaciones entre esas dos potencias. Se trata del bombeo del papel moneda mundial de parte de US a la economía mundial, crecimiento de su deuda interna y del déficit de su balanza comercial. Lo cual no solo daba posibilidad de mantener el nivel de vida y mejoramiento en US, sino, también, ampliaba las posibilidades del crecimiento para China y, a través de los vínculos internacionales de la división del trabajo, para la economía mundial en conjunto, acercando al mundo cada vez mas a la situación de la sobreacumulación y sobreproducción.
Cuarto. Parece que la sobreproducción fue causada no solo por los impulsos internos de los productores, sino, también, por el impacto a ellos del capital que opera en el sector financiero, de tal manera que la ampliación de la producción en cierto sentido se veía primero como una oportunidad para el sector financiero y después, como resultado del afán de seguir acumulando en este sector.
A continuación se analiza cómo los primeros dos elementos, recién mencionados, se manifestaron al inicio de la crisis actual en US. Un proceso llamativo que tuvo lugar en este país es, sin duda, la formación de la enorme burbuja inmobiliaria, cuyo desplome se ha convertido en el detonador de la actual crisis global. La continua expansión de la industria inmobiliaria con ayuda de los créditos fáciles (no estándar) funcionó como la condición de la inversión y expansión financieras a través de los derivados. Los créditos hipotecarios no estándar existían en US desde hace tiempo. Significan simplemente crédito que se otorga a solicitantes que no puede ofrecer todos los documentos que exige el banco y, además, su situación financiera, no permite esperar con seguridad que sus obligaciones sean cumplidas totalmente. Inicialmente el volumen de créditos de este tipo era pequeño. En 2001 el monto de créditos de este tipo era de 190 mil millones de dólares (mmdd), lo que equivalía a 8.6% del volumen total de créditos hipotecarios. En 2005 su volumen ascendió a 625 mmdd, a 20% del volumen total de los créditos hipotecarios. Para el otoño de 2008 la cantidad de créditos de este tipo alcanzo 2.5 billones de dólares. (Aleksashenko, 2008: 26)
Este crecimiento se aseguraba por la participación coordinada de algunos grupos de jugadores económicos. En primer grupo, los brókeres hipotecarios, que tomaban decisiones en el otorgamiento de los créditos, y cobraran comisiones a partir del volumen de los créditos otorgados y convencían a los clientes que la adquisición de estos créditos no traía ningún riesgo. Además, ellos trataban intencionalmente reducir las exigencias hacia clientes y hacia la documentación requerida; también reducían la magnitud del pago inicial o negociaban con los bancos la posibilidad de que estos financien la aportación inicial de los clientes.
El segundo grupo eran los bancos hipotecarios, que compraban los créditos tramitados por los brókeres hipotecarios, pero no tenían la intensión de mantenerlos en su balance, sino los vendían en forma de los instrumentos financieros derivados (CDO –collateralized debt obligations; y MBS –mortgage based securities). Para aumentar el atractivo de estos instrumentos los bancos aprendieron a mezclar los contratos de crédito de distinta calidad en determinadas proporciones y de esta manera reducir los riesgos de los paquetes de estos instrumentos. Si en el año 2001 el volumen de estos créditos no estándar “asegurados” fue igual 95 mmdd, para el 2005 creció hasta 507 mmdd. Esto ha dado la posibilidad a los bancos disminuir considerablemente sus riesgos y trasmitirlos parcialmente a los compradores de estos paquetes de contratos crediticios.2 Pronto al juego entró el tercer grupo, los bancos de inversión, que no fueron objeto de control tan riguroso por Reserva Federal (Fed) de US la sobre los riesgos para los bancos comerciales. Los bancos de inversión asumieron la tecnología de formar paquetes de contratos crediticios que daba la posibilidad, con base en modelos matemáticos, de explicar a los clientes que de muchos contratos malos al sacar algunos muy malos la parte restante sería bastante buena. Es muy probable que la parte mayor de los compradores de los instrumentos financieros semejantes en el fondo no conocieran los riesgos que tomaban en este caso, confiando más en sus consultores que en el análisis de la situación. Sin embargo, a menudo los compradores exigían garantías adicionales como regla, en forma de una obligación de recompra de activos en caso de una disminución significativa de sus precios.
Para que las garantías de este tipo no empeoraran, el balance de los bancos solía asegurar sus riesgos contra la caída de los precios. Además, los bancos obtuvieron el permiso de los reguladores para crear las compañías hijas que se llamaban “compañías especiales de inversiones” (SIC, por sus siglas en inglés) con el objetivo de colgar en su balance instrumentos hipotecarios. Estas instituciones se financiaban a partir de los créditos de corto plazo. Naturalmente sus riesgos no se consideraban en el balance de los bancos madres; los órganos de control y regulación financieros aceptaron esta práctica. Hoy día es difícil explicar porque los órganos de control hicieron caso omiso a los esquemas arriba descriptos. Es probable que esto fuera relacionado con una decisión importante para el sistema financiero de US sobre la abolición de una separación bien definida entre los bancos comerciales y los bancos de inversión. Se trata de una ley que fue aprobada entre 1932 y 1933 como reacción a la crisis de 1929. Esta ley fue abolida en 1999 y esta decisión (Gramm-Leach-Bliley Financial Services Modernization Act.) suponía la liberalización de la actividad de los bancos. En particular, los bancos de inversiones adquirieron el derecho de realizar todas las operaciones, que antes sólo fueron permitidas a los bancos comerciales y compañías de seguros. En resumen: es evidente que los reguladores de US no reaccionaron adecuadamente al crecimiento de los instrumentos financieros de una calidad dudosa.
Hay que subrayar que los acontecimientos que describimos sucedían en condiciones de una tendencia ascendente en el mercado inmobiliario, lo que permitía esperar ganancias rápidas.
En tal situación muchas familias en US comenzaron a comprar con objeto de inversión segundos y hasta terceros inmuebles. En condiciones de tasa de interés crediticio que no superaba el 10%, y a veces sin aportación inicial. Así en el mercado inmobiliario comenzó a formarse una burbuja. Pero todo tiene sus límites. La Fed comenzó a elevar la tasa de interés, después comenzó a crecer la tasa de créditos hipotecarios. La situación se agudizó en el inicio de 2007, cuando la estadística comenzó a mostrar las dimensiones reales de incumplimientos de los pagos de los créditos. Comenzó a crecer el número de personas que tenían que renunciar a los inmuebles adquiridos. El crecimiento de los precios de los inmuebles se detuvo y después comenzaron a bajar, lo que resultó un golpe para quienes compraron casas en la segunda mitad del 2006 y financiaron el pago inicial a partir de los ahorros familiares. La situación empeoraba mas rápido de lo que se podía esperar. En la primavera del 2007 comenzaron a circular rumores sobre la situación difícil de muchos bancos hipotecarios y se registraron las primeras quiebras. En agosto de 2007 las cotizaciones de muchos valores relacionados con los créditos hipotecarios no estándar habían bajado. Los bancos comenzaron a corregir sus activos a partir de los precios disminuidos y registraron pérdidas multimillonarias. Las tasas en el mercado interbancario subieron bruscamente y muchos bancos y compañías financieras fueron incapaces de adquirir nuevos créditos cuando hubo que pagar los créditos anteriores. La situación se agudizó en agosto-septiembre de 2008, y definitivamente fue evidente cuando dos agencias hipotecarias, Fannie Mae y Freddie Mac, perdieron la mayor parte de sus capitales.
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Las crisis ordinarias y extraordinarias
El apartado anterior reveló elementos del mecanismo de las crisis cíclicas. Conocer ese mecanismo actualizado es importante para la explicación de las crisis ordinarias o habituales. Pero no es suficiente para interpretar en su totalidad las crisis que se puede llamar extraordinarias o excepcionales, como la de 1929 y la crisis global actual. Una manera de encontrar la respuesta consiste en la búsqueda de las causas específicas. Pero hay otra opción, la de suponer que las crisis extraordinarias no son fortuitas, sino, también, cíclicas. En este caso el método de análisis debe ser opuesto, a saber: en vez de buscar las causas específicas de cada crisis excepcional, tratar de revelar sus causas comunes, por ejemplo, comparando la crisis actual y la del 29.
La historia del pensamiento económico conoce un intento de argumentar la existencia de ciclos más largos en comparación con los clásicos. Se trata de la teoría de Kondratieff que se basa en el estudio de los cambios de los paradigmas tecnológicos3. Pero esta teoría no considera el problema de las crisis excepcionales, sino argumenta la existencia y sucesión de dos periodos distintos del desarrollo económico de cada onda larga, a saber, la etapa expansiva y la depresiva con duración entre 20 y 25 años. En la primera las fases de la crisis son más cortas y las de los auges son mas largas. Al contrario, en las depresivas las fases de las crisis son mas largas y las de los auges son mas cortas. Así que esta teoría no considera el fenómeno de las crisis extraordinarias. Ahora bien, ¿que hipótesis podría explicar el fenómeno de las crisis extraordinarias?
La hipótesis puede consistir en lo siguiente: Las crisis extraordinarias (o excepcionales) son más fuertes y profundas porque además de la problemática cíclica están marcadas por la crisis de una etapa en el desarrollo del capitalismo. Se trata de una crisis de instituciones, mecanismos y formas en que están organizadas las relaciones dominantes de producción. La recuperación después de estas crisis son mas largas ya que requieren no solo creación de las condiciones para un nuevo ciclo de acumulación, sino, también, un cambio de paradigma en la organización de la reproducción del capital. En los marcos del paradigma marxista hay estudios reconocidos al problema de las etapas en el desarrollo de un modo de producción. En trabajos de C. Marx, R. Hilferding, R. Luxemburgo, N. Bajaron, V. Lenin y otros se encuentran reflexiones importantes al respecto.
En el Tomo III de El Capital, en la exposición sobre la génesis de la renta del suelo, C. Marx analiza tres etapas distintas en el desarrollo del modo de producción feudal. Estas aparecen como diferencias en el orden institucional (en el sentido amplio de la palabra) mediante el cual se produce y se apropia el trabajo excedente. En la primera fase la institución dominante es la renta en trabajo; posteriormente, en la segunda fase, es la renta en productos, y en la última fase mas avanzada, es la renta en dinero. Aquí Marx nos ofrece un criterio importante para distinguir las etapas en el desarrollo de un modo de producción, a saber: la forma o el mecanismo en que se produce y se apropia el excedente económico en los marcos de un sistema de relaciones económicas de un modo de producción.4
Una huella profunda dejaron también los estudios relacionados con la transición del capitalismo de la etapa de libre competencia a la de los monopolios y del capital financiero. En la introducción a su libro El Capital Financiero, R. Hilferding señala:
“las páginas siguientes son el intento de comprender científicamente las manifestaciones económicas de la evolución reciente del capitalismo. Pero la característica del capitalismo moderno la constituyen aquellos procesos de concentración que se manifiestan por una parte en la abolición de la libre competencia mediante la formación de carteles y trusts, y por otra, en la relación cada vez mas estrecha entre el capital bancario e industrial. Esta relación precisamente es la causa de que el capital tome una forma del capital financiero que constituye su manifestación más abstracta y suprema” (Hilferding, 1973: 9).
Hilferding define al capital financiero como “el capital de los bancos utilizado por los industriales”. El autor dice “…un hegeliano, podría hablar de la negación de la negación: el capital bancario fue la negación del capital usurero y es negado a su vez por el capital financiero”. (Hilferding, 1973: 18). V. Lenin no estuvo de acuerdo con esa definición, considerando que se pierden la concentración de la producción y la formación de monopolios. Y propuso la tesis siguiente: “el capital financiero es el capital de algunos bancos monopolistas fundido con el capital de las alianzas monopolistas de los industriales” (Lenin, 1980: 753). N. Bujarin apoya esa idea de la fusión del capital bancario e industrial como base del capital financiero, precisando, “la característica del capital financiero es ser simultáneamente capital bancario y capital industrial” (Bujarin, 1981: 145).
A diferencia de Hilferding, Bujarin introduce a la definición del capital financiero un elemento de la organización de la economía mundial, y dice:
“en efecto, cuando hablamos de capital financiero entendemos organismos económicos altamente desarrollados y por consiguiente cierta amplitud y cierta intensidad de relaciones mundiales, es decir, la existencia de una economía mundial desarrollada.” (Bujarin, 1981: 145).
Según el autor, el capital financiero puede reproducirse solo con base en la política expansionista y de la división del mundo en “potencias civilizadas” y una periferia. Esta relación de producción entre metrópolis y colonias es la que se reproduce y entra en la definición misma del capital financiero. En otras palabras, el capital financiero es también, una forma especifica de organizar la economía mundial.
Otra investigadora importante de la etapa en el desarrollado del capitalismo fue R. Luxemburgo. A diferencia de R. Hilferding y N. Bujarin, esta autora enfatizó en sus estudios, la lucha agudizada de las potencias capitalistas por los mercados externos. La peculiaridad de su enfoque consiste, en que la necesidad de la nueva etapa en el desarrollo del capitalismo se deduce del análisis teórico de los esquemas abstractos de reproducción de Marx. Sus definiciones de la nueva etapa representan en si una conjugación de brillantes ideas con apreciaciones equivocadas de la realidad. Presentaremos algunas de estas definiciones:
“El imperialismo es la expresión política de la acumulación del capital en su lucha para conquistar de lo que todavía permanece libre en el entorno no capitalista”; “…el imperialismos no es más que un método especifico de acumulación”, “la esencia del imperialismo consiste precisamente en extender el capitalismo de los viejos países capitalistas a nuevas zonas de influencia y en la competencia de estas zonas nuevas..” (Bujarin, 1975: 192, 178).
La crítica de Bujarin es aleccionadora a las posiciones de Luxemburgo. Sus observaciones son:
“el capital siempre ha luchado por las colonias y por los territorios libres en general”. “De la definición de Rosa se desprende que una lucha por los territorios que ya son capitalistas no es imperialismo lo cual es completamente erróneo”. “La definición padece el defecto básico de encarar el problema sin considerar en absoluto la necesidad de una caracterización específica del capital como capital financiero. Capitalismo comercial y mercantilismo, capitalismo industrial y liberalismo, capital financiero e imperialismo, –todas estas fases del desarrollo capitalista desaparecen o se disuelven en el capitalismo como tal. Desaparece el criterio de ciertas condiciones de producción, único criterio de que nos permite comprender las peculiaridades de una época histórica.” “La lucha ha cambiado y ya no es una mera pelea por la distribución de los países agrarios, si no una lucha por la división del mundo”. “La política no es mas que el método de reproducción de ciertas condiciones de producción. De este modo la expansión moderna del capital difiere de la anterior en que reproduce en un nivel ampliado el nuevo tipo histórico de las condiciones de producción, es decir, el tipo de las condiciones del capitalismo financiero. En esto reside la característica constructiva básica del imperialismo, algo que Rosa Luxemburgo pasó por alto completamente” (Bujarin, 1975: 193-196)
¿Qué es importante de estas críticas para el análisis de la crisis actual? En primer lugar, tradicionalmente (después de Lenin) los economistas-marxistas dividían la historia del capitalismo en dos fases: la fase de libre competencia, y la fase de los monopolios y el imperialismo. En cambio Bujarin habla de tres etapas: capitalismo comercial, industrial y financiero, y subraya que cada una de éstas se caracteriza por un tipo determinado de políticas económicas. Aquí está el reproche más importante de Bujarin a Luxemburgo: ella no tomó en consideración que la expansión moderna del capital difiere de la anterior y esto es así porque reproduce un nuevo tipo histórico de condiciones de producción, las condiciones del capitalismo financiero. Precisamente en esto, en la presencia del capitalismo financiero, reside la característica constructiva básica del imperialismo, o sea, de la nueva etapa que trata de estudiar Rosa Luxemburgo.
Además estas polémicas son aleccionadoras, porque el método que critica Bujarin se reproduce actualmente. Nos referimos al análisis contemporáneo del fenómeno de la globalización. Es que Rosa tomó uno de los aspectos, uno de los fenómenos de la nueva era –la expansión agresiva de los países desarrollados hacia otros países, la política de colonización– y eso en aquel entonces, según Bujarin, fue solo manifestación externa de los cambio profundos, del hecho de que el capital se ha convertido en el capital financiero. Algo semejante sucedió con el estudio de procesos de la globalización.
Los economistas la percibieron inicialmente como un fenómeno básico, la causa de todos los nuevos procesos y de todos los males. Es significativo en este sentido el título del libro: Globalización, causa de la crisis asiática y mexicana. Donde se ve que el autor claramente culpa a la globalización de la crisis mexicana y asiática, mientras en lecturas contemporáneas se revela que la globalización es una de las manifestaciones, una de las derivadas del proceso más profundo que es la formación de un nuevo tipo histórico del capital basado en el dominio del capital ficticio. Una observación más: como se vio Bujarin considera que cada etapa en el desarrollo del capitalismo se caracteriza por un tipo determinado de políticas económicas. De acuerdo con esta idea él da la definición a la etapa del imperialismo a través de las políticas del capital financiero, pero lo hace presentando el contenido de estas políticas. Su definición es la siguiente:
“La expansión del territorio económico, entrega a los carteles nacionales regiones agrarias y por consiguiente mercados de materias primas incrementa los mercados de venta y la esfera de inversión de capitales, la política aduanera permite aplastar la concurrencia extranjera, obtener plusvalor y aplicar el dumping. Todo el conjunto del sistema contribuye en aumentar la G’ de los monopolios. Ahora bien, esta política del capital financiero es el imperialismo” (Bujarin, 1981: 135).
Finalmente, Lenin fue quien más hizo énfasis en las características del imperialismo como una nueva fase en el desarrollo del capitalismo. Lo específico en Lenin entre otras cosas consiste en que inicia el análisis con los cambios en la base mas profunda de los fenómenos sociales, o sea, la producción. Lenin comienza por la concentración de la producción y la formación sobre esta base de los monopolios. El orden lógico de análisis en su libro coincide en la línea histórica del desarrollo de los acontecimientos reales, cada rasgo del imperialismo es explicado a través del conjunto de otros que lo anticipan, tal como fue realmente en la realidad. La definición mas breve y concentrada del imperialismo de Lenin es la siguiente:
“El imperialismo es el capitalismo en la fase del desarrollo en que ha tomado cuerpo la dominación de los monopolios y del capital financiero, ha adquirido señalada importancia la importación de capitales, ha empezado el reparto del mundo por los trusts internacionales y ha terminado el reparto de toda la tierra entre los países capitalistas mas importantes” (Lenin, 1980: 754).
Lenin coincide con Bujarin en la interpretación con los aspectos internacionales del imperialismo. También considera que el imperialismo se caracteriza entre otras cosas por una determinada organización de la economía mundial.
“El capitalismo, dice el autor, se ha trasformado en un sistema universal de sojuzgamiento colonial y de estrangulación financiera de la inmensa mayoría la población del planeta por un puñado de países “adelantados”. (Lenin, 1980: 754).
Uno de los elementos importantes de la posición de Lenin consiste en que este autor trata de ubicar la nueva fase del capitalismo entre el pasado y futuro, mostrando la dialéctica de las transformaciones que se van dando; en ese sentido son características de dos expresiones:
“el capitalismo se trocó en imperialismo capitalista únicamente cuando llego a un grado determinado, muy alto de su desarrollo, cuando algunas de las características fundamentales del capitalismo comenzaron a convertirse en su antítesis, cuando tomaron cuerpo y se manifestaron en toda su línea los rasgos de la época de transición del capitalismo a una estructura económica y social mas elevada” (Lenin, 1980: 753).
Y al mismo tiempo:
“los monopolios que surgen de la libre competencia no la eliminan, sino existen por encima de ella y al lado ella, dando origen así a las contradicciones, roses y conflictos particularmente agudos y bruscos. El monopolio es el tránsito del capitalismo a un régimen superior” (Lenin, 1980: 753).
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La crisis actual: ¿primera del nuevo capitalismo financiero bajo el dominio del capital ficticio?
Se ha visto anteriormente, según Lenin, que en la fase del capitalismo monopolista algunas características fundamentales del capitalismo comenzaron a convertirse en su antítesis y manifestaron en toda línea los rasgos de la época de transición del capitalismo a una estructura económica y social diferente. Y que el monopolio es el tránsito del capitalismo a un régimen superior. Pero ¿qué se debe entender bajo la noción del régimen superior? Es que el capitalismo monopolista es un régimen superior en relación con el capitalismo de libre competencia; y, el capitalismo industrial es un régimen superior respecto del capitalismo comercial. En el contexto histórico en que vivimos, la noción “estructura económica y social mas elevada” se asociaba invariablemente al socialismo. Pero parece que la vida actual muestra que entre la “estructura económica y social mas elevada” y el capitalismo contemporáneo puede haber una fase mas, a saber: una fase basada en el dominio del capital ficticio. Hay que tomar en consideración que si Lenin mencionaba dos fases, Bujarin aumentó el número de fases hasta tres, convirtiendo en el criterio básico las formas especificas concretas que adopta el capital en el proceso histórico de su evolución. Partiendo de este criterio se puede suponer que los fenómenos actuales pueden interpretarse en el sentido de que puede existir una forma más del capital y una fase más que corresponde al periodo de su dominio. Se trata del capital ficticio.
El fenómeno del capital ficticio se conoce desde hace tiempo, pero sólo actualmente se ha convertido en un elemento determinante de la vida económica. Lógica e históricamente su surgimiento estaba relacionado con la aparición de las sociedades anónimas y de las acciones. Una acción inicialmente cumplía el papel de un certificado de aportación a la formación del capital de una sociedad anónima y, también, de derecho sobre una parte de ganancia, proporcional al porcentaje que tiene esta aportación en el total del capital reunido. Muy pronto estos documentos se convirtieron en el objeto de compra-venta y obtuvieron sus precios en el mercado. Así que, por un lado, seguía existiendo el capital real en forma de maquinaria, edificios, medios de producción, materia prima y fuerza de trabajo contratada. Pero, por otro lado, paralelamente surgió el capital en forma de acciones, como si fuera una especie de reflejo del capital real en la economía. Este capital presentado en acciones Marx lo llamo “el capital ficticio”. El adjetivo “ficticio” se refiere a dos características del fenómeno: en primer lugar, lo que este capital no es la parte integrante de las fuerzas productivas; en el segundo lugar, lo que su precio no es una expresión de valor real creado en la economía y se determina por otros factores tales como el nivel de los dividendos esperados, tasa de interés bancaria, la coyuntura en el mercado de valores. Además, su valor es siempre mayor que el valor de capital real que las acciones reflejan. Los precios de las acciones ya casi no guardan relación con los procesos reales de formación de valores en la producción. En la lógica de Marx, lo que hoy en día llamamos “capitalización de la firma” realmente no es otra cosa que una apreciación indirecta del capital ficticio que se encuentra en la propiedad de tal o cual persona. Este capital se llama “ficticio” no por irreal, sino porque se trata de una realidad económica muy especifica. El no puede ser determinado cuantitativamente con seguridad, lo que sabemos es solo una apreciación que cambia constantemente.
A partir de aquel entonces el capital ficticio ha cambiado mucho, pero consiste no tanto en el desarrollo prioritario del sector financiero como en el dominio del capital ficticio sobre la economía en conjunto. Este dominio se hizo mas importante que en los años anteriores, y por tanto del mismo capital ficticio. Por un lado, como la forma actualmente dominante del capital en general que se apoya en el poder de las grandes corporaciones fusionadas con los Estados más importantes del mundo, se hizo más estable y garantizado. Por otro lado, se separó más de su base material. En otras palabras, este capital se hizo aún más virtual. Otro argumento que debemos tomar en consideración, es que casi todos que analizan el tema de las fases en el desarrollo del capitalismo constataban cambios en las políticas económicas al pasar de una fase a otra. Quiere decir que cada fase se caracterizaba por las políticas económicas específicas. Pero últimamente fuimos testigos de un gran cambio en políticas económicas a nivel mundial: se trata del paso del sistema fundado en Bretton Woods a otro basado en el Consenso de Washington (CW). Varis análisis subrayan que nuevas políticas económicas están dando prioridades a la reproducción de capital financiero, mientras que el sector real queda en una desventaja.
Parece que el principio más importante de este nuevo sistema es la estabilidad monetaria y cambiaria. Pero dicha estabilidad en los marcos del sistema de Bretton Woods fue orientada a favor del desarrollo del comercio y la producción, entonces, al contrario, las políticas del CW priorizan los intereses de los inversionistas financieros y afectan los intereses de los productores de bienes y servicios. Pero haciendo esto las instituciones actuales no son capaces de prevenir los procesos destructivos que se desarrollan dentro de los esquemas existentes de regulación. Todo esto permite suponer que la crisis económica actual no es solamente la crisis cíclica, sino, también, la crisis sistémica en el sentido del conflicto entre las instituciones existentes de regulación y las que se necesitan para una reproducción sin obstáculos de capital en general.
Aquí se puede establecer la comparación con la crisis de 1929. Como es reconocido entre varios autores, el capitalismo entró a su nueva fase del capitalismo monopolista aproximadamente en el año 1870. Se debe llamar la atención sobre el hecho de que la introducción de nuevas prácticas económicas estaba destruyendo el mecanismo de la libre competencia, la llamada mano invisible. Pero no se estaba creando algo que podría sustituir este mecanismo. En este sentido la crisis de 1929 se puede calificar, también, como una crisis sistémica que demandó la creación de nuevas instituciones reguladoras en sustitución del mecanismo destruido. En esta lógica lo que estaba vinculado con el plan de Roosevelt, y posteriormente con la creación del sistema Bretton Woods, puede interpretarse como la formación de una nueva institucionalidad adecuada al nuevo capitalismo monopolista. Y la existencia del periodo relativamente largo del desarrollo prospero de la economía mundial a partir del año 1947 y hasta la mitad de los años sesenta (lo que llaman “la época del oro”) testimonia precisamente que fue encontrado el mecanismo y la institucionalidad adecuadas al capitalismo monopolista. Entonces esta coincidencia de la crisis cíclica y de la crisis de la falta de las nuevas forma de regulación es lo que explica, según nuestra hipótesis, el carácter profundo, no habitual de la crisis de 1929.
Parece que la historia se repite: ¿es qué paulatinamente el sistema de Bretton Woods perdía su eficiencia? US dejó de ser la única potencia importante en el mundo, surgieron otros centros del poder económico político militar como Europa y Japón que comenzaron a ganar a US en la competencia económica, lo que se tradujo en creciente déficit de la balanza comercial en US. En 1971 cuando el dólar dejo de cambiarse en US libremente por el oro con el tipo de cambio fijo lo podemos considerar como el momento a partir del cual el sistema Bretton Woods prácticamente dejo de existir. El mundo comenzó a desarrollarse por otra lógica, descrito en varios artículos y libros. En primer lugar, con el paso de los tipos de cambio fijos a los tipos de cambio flotantes se abrió un enorme mercado para especulaciones con divisas. En general, todo el desarrollo en aquel entonces se caracterizó precisamente por la ampliación del sector financiero, por la creciente importancia de las inversiones financieras en comparación con las inversiones productivas, por las políticas de desregulación de la economía, de privatizaciones, de apertura comercial y de todo lo que favorecía a los movimientos de los capitales –condición importante para la actividad más eficaz de las compañías transnacionales y de nuevas compañías de inversiones. Pero llegando a 2008 se hizo claro de que las nuevas sistemas de regulación, basados en prioridad del sector financiero y el dominio del capital ficticio, originan en la economía global las contradicciones y obstáculos para la reproducción del sistema económico del capitalismo en su conjunto. La crisis de 2008 se convirtió, entre otros aspectos, en un crac que revelo la falta de los cambios en la institucionalidad que se formó a partir de 1971, y esto es lo que explica su excepcional profundidad y amplitud.
Entre el inicio del desarrollo de la segunda fase (1870) y la primera crisis sistémica de esa fase (1929) pasaron 59 años. Hoy en día el progreso es más rápido: entre el inicio de la formación de la nueva fase del capitalismo financiero con base en capital ficticio (1971) y la primera crisis sistémica de esta nueva fase (2008) aunque han pasado 37 años. Entre la crisis de 1929 y la formación del sistema de regulación adecuado a esta fase transcurrieron 18 años. ¿Cuántos años transcurrirán entre la crisis actual y la creación de las arquitecturas de regulación adecuadas a la nueva fase del dominio del capital ficticio? Se hace evidente que lo que ayudará en condiciones actuales de volver a la normalidad, no son medidas inmediatas que ya fueron tomadas en los países afectadas, sino los esfuerzos encaminados a la creación de nuevas reglas de juego, algo parecido a Bretton Woods, pero ya para el nuevo mundo financiero. Es un mensaje importante para los lideres políticos de las principales potencias del nuestro mundo.
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NOTAS:
1 Así sucede, también, con algunos otros problemas: por ejemplo, con el tema de la propiedad privada. Al concepto de la propiedad privada tampoco esta dedicado algún capitulo en “El Capital”. Sin embargo no es un motivo para decir que Marx no investigó profundamente el contenido económico de la propiedad privada y sus funciones bajo el capitalismo.
2. Vale la pena subrayar que “aseguramiento” como el método de división de riesgos y de conversión de los activos no vendibles a los activos vendibles, es una práctica que está bastante difundida en la industria financiera. Muchas instituciones financieras se convertían en una especie de Brokers de corto plazo, formando portafolios de activos solo con el objetivo de venderlos en el mercado financiero por medio de la oferta de los instrumentos de deuda derivados. Hay que mencionar que esta profusión del llamado “aseguramiento” ha servido como la base para una ampliación sustancial de los créditos, mayor accesibilidad a estos créditos para muchas categorías de clientes, lo que ha conducido en final de cuentas a elevación del nivel de endeudamiento de la población en US.
3 A propósito: no se puede descartar que la profundidad especial de la crisis actual se debe también a esta causa. Pero para comprobar o rechazar esta visión se necesitan estudios especiales.
4 La información adicional al respecto se puede encontrar en: Ben Fine y L. Harris (1985).