La colonización protestante holandesa en Indonesia

mpr21                                                                                                                   Redacción

 

Hace unos días la cadena Arte emitió un documental sobre la colonización llevada a cabo por los protestantes holandeses en Indonesia (*) que, a diferencia de otras, se llevó a cabo sin el pretexto de una misión civilizadora o religiosa. Los colonizadores recluyeron a la población local en reservas y no les aportaron nada, ni siquiera escuelas. Su único objetivo fue llevarse todo lo que pudieron.

Si alguien quería saber en que ha consistido la “civilización europea” y de dónde procede su prosperidad, debería echarle un vistazo. Es tan explícito que no tardará mucho tiempo en ser censurado.

La Iglesia protestante holandesa -a diferencia de otras- no realizó ningún tipo de proselitismo religioso ni evangelización en las colonias. Su política era el apartheid, la segregación racial.

Los protestantes no consideran a la humanidad como seres que sufren, ni como almas a salvar, ni como seres iguales a quienes se les debe transmitir la palabra de dios. Los indígenas son seres inferiores; sólo son buenos para ser explotados.

Los holandeses impusieron a los campesinos locales trabajos forzosos y cultivos forzosos. Dejaron de cultivar para alimentarse y fueron obligados a trabajar en las grandes plantaciones al servicio de los colonos. Presionaron a los campesinos locales a que abandonen sus cultivos alimentarios y cultiven un monoproducto, que no consumen, para exportar, y con el pretexto de introducir divisas a su país.

Como consecuencia del pago en moneda, el campesino local debe comprar en el extranjero productos alimenticios que nadie cultiva en el país. Compra productos alimenticios agrícolas importados a través de multinacionales extranjeras que los importan en moneda extranjera.

Sin embargo –con el tiempo– su moneda local se devalúa ante los precios de las divisas, y ante la especulación. A su llegada, el agricultor local paga cada vez más por sus alimentos importados y, como el precio de los productos de la plantación que cultiva debe ser lo más competitivo posible y, por tanto, lo más bajo posible, ya no puede alimentarse. Eso provocó graves hambrunas.

Imponer el cultivo de un único producto no alimentario es volver a la esclavitud. Una plantación es una operación agrícola en la que se cultivan plantas con un alto valor económico principalmente para su venta en los mercados internacionales. Estos cultivos son, por ejemplo, cítricos, aguacates, algodón, caña de azúcar, café, plátanos, piñas, aloe vera, teca, cacao, coca, cáñamo, amapola, caucho, sisal, añil, clavo, coco, palma aceitera, pimienta, té, tabaco, flores o vainilla.

Históricamente, el término plantación se utilizaba para designar cualquier operación agrícola en las colonias. La agricultura de plantación favorece el monocultivo de plantas tropicales plurianuales destinadas a grandes mercados y utiliza esclavos o mano de obra mal remunerada. Se opone así a una agricultura de subsistencia orientada al autoconsumo o a la venta en los mercados locales.

Uno de los principales apoyos del colonialismo es la complicidad activa de las oligarquías locales. Los holandeses, como muchos colonizadores, utilizaron caciques locales para esclavizar a las poblaciones. Los británicos lo habían logrado a gran escala en la India, a través de los maharajás. En China intoxicaron con drogas a la población, creando uno de los mayores y más rentables mercados del siglo XX.

(*) https://www.arte.tv/fr/videos/115571-121-A/invitation-au-voyage

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