Esta puja política no permite que por ahora ninguno de los contrincantes gane la partida, y es posible que sea así por mucho tiempo. En el siglo XX las derechas regionales apoyadas desde Washington imponían las reglas, y ante el avance de las fuerzas populares, los militares pateaban el tablero vía un golpe de Estado.

En el siglo XXI, las fuerzas se han equilibrado porque la Casa Blanca ya no puede recurrir a los militares como antaño. ¿Cómo se articularán las fuerzas en la región? Mientras los presidentes de México y Argentina pugnan por reactivar la integración a través de la Celac, con fuertes críticas a la OEA, la derecha pierde Perú, una ficha de fuerte contenido simbólico. Justamente en Lima, en 2017, nació el llamado Grupo de Lima, con la mano oculta de Estados Unidos. Los gobiernos de turno entonces en Argentina, Brasil, Colombia, Chile, México y Perú formaron un grupo de países con el propósito de derribar al mandatario Nicolás Maduro en Venezuela. Y en 2019 reconocieron a Juan Guaidó como presidente interino de ese país en sintonía directa con Washington.

Pero entre 2019 y 2021 cambió el escenario. En México asumió Andrés Manuel López Obrador; en Argentina, Alberto Fernández; Bolivia tuvo un efímero paso por el grupo, con Jeanine Áñez como presidenta de facto, y ahora Pedro Castillo recibió en Lima al canciller de Venezuela, Jorge Arreaza, con los brazos abiertos. Quedan como referentes de importancia apenas Duque y Bolsonaro, que difícilmente pueden liderar un proyecto cuyo único objetivo es derrocar un gobierno.

La OEA, que parecía estar consolidándose con las posturas derechistas de Almagro, se está debilitando. Mientras la Celac se abre camino, la OEA se repliega y el Grupo de Lima quedó al borde de la desaparición. Las fichas se mueven (https://n9.cl/f4dai).

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