

La exposición La infamia proyecta una mirada crítica hacia el pasado, nos muestra las figuras clave en el tráfico de personas y recuerda a quienes se opusieron al mismo.
La que puedes ver en el Museu Marítim de Barcelona no es precisamente una exposición cómoda, pero quizás por eso resulta absolutamente necesaria. Se titula La infamia y repasa la historia de los catalanes y catalanas que se enriquecieron traficando con esclavos.
Quizás a alguien le molestará lo que verá, advierte el director del museo, Enric García Domingo, defensor de una muestra que crea polémica, pero que nos cuenta una parte de la historia que hasta el momento nos había sido ocultada. El tráfico de esclavos no fue declarado ilegal en España hasta 1820, pero a pesar de estar prohibido, el tráfico continuó mucho tiempo después, especialmente en Cuba, donde fueron a parar cientos de miles de personas secuestradas en África.
¿Quieres saber qué grandes edificios e instituciones de la viudad de Barcelona se construyeron total o parcialmente con dinero de la esclavitud? Muchísimos, como te muestra un elemento interactivo de esta exposición, con guion del periodista Antoni Tortajada y con una puesta en escena de Ignasi Cristià.
Cuando ya hace tiempo que muchas ciudades y países de toda Europa se interrogan sobre su papel en una de las páginas más negras de la historia de la humanidad, el Museu Marítim asume el papel de reivindicar la historia tal como pasó y nos cuenta con todos los detalles la participación catalana en el tráfico atlántico de personas cautivas y cómo los negocios de empresarios catalanes en Cuba y Puerto Rico fueron el destino de aquella mano de obra esclavizada.
Muchos de los capitales ganados con aquellas operaciones de tráfico de personas regresaron a Catalunya y contribuyeron notablemente al desarrollo del país en el siglo XIX.
Aquí te hablarán, con nombres y apellidos, de las muchas familias catalanas implicadas en los negocios del tráfico de esclavos, pero también te harán saber que, incluso en aquel tiempo, figuras prominentes de la sociedad y la cultura catalana, como la música Clotilde Cerdà, hija del padre del plan del Eixample, se oponían radicalmente de manera pública.
Ahora, en agosto de 2025, la exposición entra en su recta final: quedan apenas dos meses para visitarla. El 23 de agosto, Día Internacional para el Recuerdo del Comercio de Esclavos y su Abolición, es una oportunidad clave para acercarse y reflexionar sobre una parte de nuestra historia que nos interpela directamente.
Si vives en Barcelona o estás de visita, no dejes pasar la ocasión. Antes de que termine, mírate al espejo con La infamia: un retrato duro, incómodo, pero cien por cien real.
