La caída de los salarios en el Reino Unido y los sindicatos

Fuente: https://www.wsws.org/es/articles/2023/04/24/rein-a24.html?pk_campaign=newsletter&pk_kwd=wsws             Thomas Scripps                                                                    24.04.23

A pesar de la creciente militancia en la clase trabajadora, los salarios están cayendo drásticamente detrás de la inflación.

Las cifras de la Oficina de Nacional de Estadística (ONS) muestran un promedio para el salario semanal en febrero de 2023 de 596 libras excluyendo bonificaciones. Este es un aumento del 7 por ciento en el año. En el mismo período, los precios han aumentado dos veces más rápido, un 14 por ciento según el Índice de Precios Minoristas (RPI).

Como resultado, el trabajador promedio en el Reino Unido es un 6 por ciento más pobre en febrero que hace un año. El efecto es el mismo que si alguien hubiera tomado más de 1.900 libras del salario anual del trabajador promedio.

El dinero extra que los trabajadores se ven obligados a gastar en supermercados, en facturas, en la gasolinera, en alquiler, etc., va a las grandes corporaciones y a los bancos, ya sea para proteger sus ganancias contra sus propios costes crecientes, esencialmente pasándolos a la clase trabajadora, y / o, con mayor frecuencia, para aumentar sus beneficios aún más.

En los últimos dos años, la magnitud de esta operación de saqueo ha sido asombrosa. Desde febrero de 2021, los salarios promedio han aumentado en un 11,4 por ciento. Los precios han aumentado un 23,3 por ciento, dejando las retribuciones de los trabajadores casi un 10 por ciento por debajo en términos reales, casi 3.000 libras.

Una sección del mitin del Congreso Nacional de Sindicatos de 2022 en Parliament Square [Photo: WSWS]

Como siempre, las cifras promedio ocultan una situación mucho peor para la mitad más pobre de los asalariados. Estos hogares gastan una mayor proporción de su presupuesto en artículos esenciales como facturas de energía y alimentos, cuyo precio ha aumentado más rápido que la media.

En el año que va hasta febrero de 2023, los precios del gas aumentaron un 129,4 por ciento, la electricidad un 66,7 por ciento y los precios de los alimentos un 18,2 por ciento. Los alimentos siguen encareciéndose más rápidamente, con cifras de marzo que muestran un aumento del 19,2 por ciento, el más alto desde agosto de 1977.

El coste humano de estas frías cifras son enormes dificultades materiales y angustia mental, exclusión social, relaciones crispadas, familias separadas y capacidades desperdiciadas.

Según las encuestas de la ONS, el 26 por ciento de los adultos experimentaron carencia de alimentos esenciales en las últimas dos semanas, más de un tercio que el año anterior. Más de la mitad informó haber comprado menos alimentos.

Una quinta parte de los adultos ocasionalmente, casi nunca, o nunca pueden calentar adecuadamente su hogar, y la mitad reduce su consumo de energía. Más de un tercio están luchando para pagar su alquiler o hipoteca.

Este es el resultado de la organización capitalista de la sociedad que sacrifica la vida humana para proteger y expandir los beneficios.

Los trabajadores se han movilizado en masa en el último año para desafiar esta situación devastadora, insistiendo en que no serán desangrados en beneficio de unos pocos súper ricos. Las huelgas se han incrementado numéricamente y en un abanico de sectores de la economía no vistos en décadas. Sin embargo, los salarios siguen cayendo bruscamente.

Este es el resultado de la represión y traición de las direcciones sindicales al movimiento huelguístico que comenzó el verano pasado. En comparación con la década de 1970, la última vez que se observaron aumentos de precios comparables, las huelgas se han mantenido en un nivel más bajo. En esa década, se perdió una media de más de 1 millón de días de trabajo cada mes debido a las huelgas, y en algunos meses fueron más de 5 millones. Entre junio de 2022 y febrero de 2023, se perdieron aproximadamente 340.000 días cada mes.

Los trabajadores han votado o han indicado su voluntad de votar por la huelga en un número muy superior, pero han sido frenados por sus sindicatos. Donde las huelgas han seguido adelante, las direcciones sindicales han presionado para que se acepten acuerdos salariales que eleven los salarios de los trabajadores en menos que el aumento de los precios, dejándolos más pobres en términos reales.

En el NHS, los sindicatos de salud Unison y el Royal College of Nursing recomendaron (y Unison ha forzado su aprobación) un acuerdo que otorga a los trabajadores un aumento salarial promedio del 4.75 por ciento para abril de 2022-23 y del 5 por ciento para abril de 2023-24, más un pago único por valor de aproximadamente el 6 por ciento. Los sindicatos permitieron que el gobierno impusiera un acuerdo del 3 por ciento en 2021-22, consiguiendo un aumento salarial consolidado entre los meses de abril de 2021 y 24 de aproximadamente el 13,3 por ciento.

Pero ya entre abril de 2021 y marzo de este año, los precios han aumentado en un 22 por ciento, lo que significa que el salario de los trabajadores de la salud ya está por detrás de la inflación y se hundirá cada vez más durante el próximo año a medida que los precios continúen aumentando.

En Royal Mail, el Sindicato de Trabajadores de la Comunicación está preparando un acuerdo salarial del 10 por ciento para los tres años desde abril de 2022 hasta abril de 2025.Anteriormente acordó un aumento del 3,7 por ciento para los dos años de abril de 2020-2022, dando un aumento de poco más del 14 por ciento entre abril de 2020 y abril del 2025.

Los precios ya han subido más del 25 por ciento, con más de dos años de inflación por delante.

Es la misma historia en los ferrocarriles, con el sindicato ferroviario, marítimo y de transporte obteniendo un acuerdo para una subida salarial de entre el 9.2 y 14.4 por ciento (dependiendo del salario) para sus miembros en Network Rail durante el periodo 2022-2024. Estos trabajadores recibieron un aumento del 2,1 por ciento en 2020 y cero en 2021, lo que da un aumento total en los cuatro años de entre el 11,5 y el 16,8 por ciento, frente al 25 por ciento de inflación actual.

La burocracia sindical se defiende señalando la ‘prima sindical’, la diferencia en los salarios medios entre los trabajadores sindicalizados y no sindicalizados. Pero esta diferencia ha estado disminuyendo, al menos desde el cambio de milenio, en prácticamente todos los sectores. En 2021 (las últimas cifras disponibles), fue inferior al 5 por ciento en toda la economía y negativa en la manufactura, la construcción y el comercio mayorista y minorista.

Lleva la palabra ‘prima’ hasta el límite cuando los miembros del sindicato se están empobreciendo en términos reales.. La burocracia está esencialmente estableciendo un techo para los aumentos salariales por debajo de la inflación, dejando a las aproximadamente tres cuartas partes de los trabajadores no cubiertos por un acuerdo de negociación colectiva, que los sindicatos no tienen ninguna perspectiva para organizar, en una situación aún peor.

Las luchas sindicales siempre se limitaron históricamente a lo que podía ser ‘permitido’ por el capitalismo, buscando solo asegurar un equilibrio lo más favorable posible entre salarios y ganancias, fuera esto suficiente para satisfacer realmente las necesidades y demandas de los trabajadores o no.

Pero las limitaciones impuestas a la lucha de clases al aceptar la autoridad de las direcciones sindicales son ahora tan severas que el resultado es el empobrecimiento de la clase obrera. Según la propia Oficina de Responsabilidad Presupuestaria del gobierno, el ingreso real disponible de los hogares sufrirá la mayor caída en 2022-24 desde que comenzaron los registros en la década de 1950.

Los efectos tienen consecuencias más allá de los salarios. La falta de protección para los trabajadores, lo que significa condiciones de trabajo más estresantes y extenuantes, además de la presión por los bajos salarios y la pobreza, han contribuido al mayor número de personas sin trabajo debido a problemas de salud de larga duración registradas: más de 2,5 millones de personas. Este es un aumento de más de 400,000 desde principios de 2020; 150,000 de ellos en el último año y 89,000 en los tres meses hasta este febrero.

La pandemia de COVID-19, tanto el impacto directo del virus como el golpe demoledor que su propagación incontrolada asestó al servicio de salud es sin duda el factor individual más significativo. Los sindicatos no protegieron a los trabajadores de la enfermedad y están terminando la huelga en un NHS que necesita desesperadamente fondos y salarios decentes para atraer y retener al personal y evitar el colapso.

La lección que se obtiene de esta ola de huelgas es que los sindicatos no librarán una lucha para defender los niveles de vida de los trabajadores. No hay ningún incentivo para que unos secretarios generales que cobran más de 100.000 libras al año y reciben pagos de pensiones por un valor casi similar al de los salarios anuales de sus miembros se esfuercen por sacar la cabeza. Ellos y sus direcciones se han acostumbrado totalmente a las negociaciones estrictamente en los términos de las compañías.

Si los trabajadores, dentro y fuera de los sindicatos, van a lanzar una contraofensiva, deben organizarse independientemente de estas organizaciones en bancarrota. El Partido Socialista por la Igualdad y el World Socialist Web Site abogan por la formación de comités de base y están en discusión con un número creciente de trabajadores sobre esta cuestión vital.

(Publicado originalmente en inglés el 21 de abril de 2-23)

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