Fuente: https://literafrica.wordpress.com/2020/07/23/kaouther-adimi-nos-muestra-donde-estan-las-verdaderas-riquezas/ sfqu 23 julio, 2020
Kaouther Adimi fue primero un nombre repetido. Y después, a veces ocurre, un nombre que buscas. Su primera novela me gustó. Desde el título, El reverso de los demás (Xordica Editorial, 2011). Un texto breve pero intenso en el que plasma el monólogo interior de un grupo de personajes que se amurallan frente al dolor. Una narración que acaba dibujando además las preocupaciones y los contrastes de una Argelia contemporánea, sobre todo la más joven, donde se mezclan jóvenes fashion victims con jóvenes “hermanos” imbuidos en la religión. Y donde a pesar de todo el diálogo es sordo.
Pero luego apareció su tercera novela traducida. Y me apropió.
A los lectores nos gustan las narraciones que nos transmiten la pasión por la literatura. A casi todos, matizo. Los hay que gritan a los cuatro vientos lo sobrevalorada que está. Siempre procuro escuchar a todos, otra cosa es que pueda llegar a entenderlos.
Si estáis entre los primeros, este puede ser uno de vuestros libros. Porque una se adentra en esta obra como se introduce en una aventura de la que sabe saldrá multiplicada.
Nuestra riquezas. Una librería en Argel (Libros del Asteroide, 2018) pertenece a esos textos que hablan desde dentro de las tripas del edificio subterráneo que está debajo de cada libro. Mezclando ficción y realidad, Adimi reconstruye la vida de Edmond Charlot, un entusiasta, que abrió una librería y una editorial en Argel, auténtico vivero cultural, y bajo la cual publicó, entre otros, a Albert Camus, a André Gide, a Kateb Yacine, a Antoine de Saint-Exupéry… Su titánica labor de resistencia y generosidad se encuadra en la historia de Argelia (1936 a 1961 sobre todo) y describe la persecución que llevó a Charlot a la cárcel y las dificultades del editor en tiempos de guerra.
Adimi nos descubre en sus páginas una Argelia abierta, no excluyente, en la que Charlot, nacido en Argelia de padres franceses, quiso introducir en su catálogo obras en árabe de autores musulmanes, frente a un Argelia actual en la que el estado “liquida la cultura para levantar mezquitas”. Sin embargo, en un crítico análisis Gustau Nerín nos hace ver la probable mitificación de un pasado argelino de tolerancia que no se dio de la manera en la que se refleja en la novela. De hecho, en la misma aparecen los odios y las bombas que destrozan en parte este relato de sintonía entre ambas comunidades.
Pero Adimi centra su obra en el personaje de Charlot, denominado traficante de libros, un auténtico referente en las letras francesas, cuyo compromiso es absoluto. ”Así es como yo concibo mi trabajo. El escritor tiene que escribir, el editor tiene que dar vida a los libros. No veo límites a esa idea. La literatura es demasiado importante como para no dedicarle todo mi tiempo” escribe en 1938. Su lucha para que los lectores se asomen a obras diferentes y de calidad, más allá de los autores premiados, su honestidad cuando Camus le da para publicar nada menos que El extranjero y El mito de Sisifo y Calígula y él echa un paso hacia atrás porque no tiene papel, imprenta… y aquellos libros, él lo supo en seguida, merecían una editorial que pudiera hacerlos rodar como se merecían. Condenado a buscar papel toda su vida. Agobiado por ver su librería sin libros. Extenuante su pasión. Y, de repente, todo se vino abajo. Todo cambió para siempre y apareció el odio y el miedo, la frustración y la rabia.
Nuestras riquezas es la historia de un proyecto editorial y también de una librería Las Verdaderas Riquezas, en la calle Charras, “que ya no se llama así”, pero ante todo es la historia de un hombre que antepuso su amor por los libros a todo. Un hombre que creía en el poder de estos para mover el mundo. Hay mucho de épico en su trayectoria, como la hay en otras personas que toman la decisión y ponen manos a la obra para construir esos castillos que nos permiten seguir conociendo, seguir añadiendo mundos al mundo.
La obra de Adimi, es una historia hermosa, la que contemplamos al comprobar qué se consigue cuando uno es fiel a su pasión, y un auténtico homenaje a libreros y editores. Y a las librerías que por desgracia van desapareciendo poco a poco.
Recuerdo ahora que, a principios de este inusitado año, fallecía la librera de Tánger. En el 54 del boulevard tangerino se abre desde 1949 La Librairie des colonnes (que por desgracia está pasando por momentos bajos en la actualidad), que durante más de dos décadas Rachel Muyal tuvo a su cargo. Por aquella pequeña librería pasaron Samuel Beckett, Jean Genet, Tahar Ben Jelloun, Mohamed Churkri, Juan Goytisolo, Paul y Jane Bowles, William Burroughs, Tennessee Williams, Truman Capote, etc… y donde llegó a trabajar Ángel Vázquez. Ella fue todo un referente, una mujer colosal de gran vitalidad que afirmó: “Coger lo mejor de cada cultura ayuda a ser feliz”. La conocí de refilón, tuve esa suerte, y os puedo asegurar que fue un momento mágico. Algo en ella iluminaba. Esos seres, ya sabéis. Esos lugares.
“Fuimos su sueño”. Se lee en esta obra. Esa es, casi siempre, la materia que lo hace posible.
Nuestras riquezas. Una librería en Argel (Nos richesses, 2018) de Kaouther Adimi. Traducción: Manuel Arranz. Editorial Libros del Asteroide / Les nostres riqueses. Traducción: Anna Casassas. Edicions del Periscopi. (catalán)
El reverso de los demás (L’envers des autres, 2011) de Kaouther Adimi. Traducción: Aloma Rodríguez. Editorial Xordica.