«La propuesta de Ascanio incluía la formación de consejos agrarios y la expropiación de tierras y maquinaria»
Juan Pedro Ascanio García nació el 11 de marzo de 1914 en Tenerife, aunque sus raíces familiares estaban profundamente ligadas a La Gomera. Hijo de una familia de la pequeña burguesía dedicada a la exportación platanera, creció en un entorno donde la conciencia política se intensificó durante la década de los veinte. Junto a sus primos Guillermo, Blanca, Fernando y Pablo Ascanio Juan Pedro acabó entrando en el Partido Comunista a inicios de los años treinta ,.otros activistas cercanos a las ideas republicanas y socialistas, como Pedro García Cabrera o Gabriel Mejías Fragoso, Juan Pedro .
Por EUGENIO FERNÁNDEZ PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
Desde muy joven,Ascanio había mostrado un interés inusual por la política y los movimientos sociales. A sus 16 años, ya trabajaba como tipógrafo en Santa Cruz de Tenerife, una profesión que le permitió estar en contacto con las ideas revolucionarias que circulaban en la época. Influenciado por sus familiares y otros intelectuales de la Agrupación Juvenil Gomera, comenzó a colaborar en la edición del periódico Altavoz y, posteriormente, en el periódico tinerfeño En Marcha, órgano de la Federación Obrera de Santa Cruz de Tenerife.
La llegada de la Segunda República, en 1931, no aplacó sus ansias de cambio. Ascanio participó activamente en numerosos movimientos huelguísticos y fue detenido en varias ocasiones por sus artículos políticos y su militancia comunista. Ya desde su adolescencia, desempeñó un activo papel como articulista sobre asuntos de distinto tipo, a traves de los que trataba de abordar la realidad política, social y económica del Archipiélago.
Uno de sus trabajos más destacados fue el artículo “El problema de la tierra en Canarias”, publicado en 1932. Apenas cumplida la mayoría de edad, Ascanio publicó con formato de folleto en la Imprenta Sanz de Tenerife. Con algo más de mil ejemplares y al precio de veinte céntimos de peseta cada uno, circularon hasta ser incautados. Su contenido era doble. Por un lado, un folleto del periódico «Mundo Proletario» sobre la propuesta de Reforma Agraria que hacía el Partido Comunista en aquellos momentos. Y por otro, una extensa reflexión sobre la realidad del mundo agrario isleño escrita por el joven político.
En el folleto, Ascanio describía la situación de los campesinos canarios, sometidos a las redes caciquiles que dominaban el sector agrícola canario. Su análisis estaban basados en su conocimiento directo del sector agrario pues, paradógicamente, su padre era un exportador de fruta con propiedades en Tenerife y La Gomera. Ascanio sostenía en su trabajo que la solución para mejorar las condiciones de vida de los agricultores radicaba en la lucha revolucionaria y la creación de milicias obreras que se enfrentaran a las castas dominantes.
La propuesta de Ascanio incluía la formación de Consejos o Soviets agrarios que lideraran la expropiación de tierras y maquinaria, sin compensación económica alguna para los terratenientes. La publicación de aquel artículo le valió ser acusado ante los tribunales por sedición.
El eje central de la denuncia se enfocó en la reivindicación de Ascanio de que el remedio a la grave situación de los trabajadores agrarios se encontraba en
“ la lucha; frente al proyecto de reforma agraria debe oponerse otro por la acción revolucionaria de las masas; que no son las Cortes constituyentes ni el Gobierno quienes pueden realizar ese programa, sino las milicias revolucionarias, los consejos o soviets en lucha contra todas las castas dominantes; que los obreros agrícolas deben crear milicias revolucionarias; que se debe proceder a la expropiación sin indemnización de todas las tierras y de la maquinaria, que debe procederse a la conquista revolucionaria de la tierra cuando los terratenientes cesen en sus labores”.
Ascanio fue condenado a pagar una multa de 125 pesetas, una cantidad más que significativa para la época, además de pagar las costas del juicio.
La biografía de Juan Pedro Ascanio estuvo siempre marcada por su militancia y por las represalias a las que siempre hizo frente. El 21 de julio de 1936, tres días después de la sublevación militar contra la II República, Ascanio fue detenido y trasladado a la prisión de Fyffes, en las instalaciones que esta compañía inglesa tenía en la capital de Tenerife. De esta prisión sería posteriormente enviado al Batallón de Trabajadores Nº180 en el protectorado español de Marruecos, junto a otros isleños, del que lograría escapar para pasar a territorio colonial francés, donde continuó con su lucha, esta vez apoyando los movimientos independentistas locales.
El exilio en Marruecos duró la friolera de 23 años, durante los cuales Ascanio recorrió prisiones y campos de concentración, desde Rabat hasta Uxda. A pesar del cúmulo de adversidades que se le vino encima, Juan Pedro mantuvo fiel a su compromiso con la causa de los obreros y su ideario comunista. Ya en plena década de los 60 del siglo pasado, en 1966, aprovechando un decreto de indulto, pudo regresar a Tenerife, pasando a trabajar en los talleres gráficos del periódico El Día, donde también dio continuidad a su labor como periodística y militante del PCE.
En la década de los setenta, Ascanio fue uno de los impulsores de la sección «La Isla de los niños» en el periódico El Día, un espacio educativo, extraordinariamente innovador para la época. También colaboró en el semanario Sansofé, donde publicó reflexiones sobre la realidad canaria y la necesidad de un cambio social y económico. Con la muerte de Franco y la transición al nuevo régimen monárquico, Ascanio continuó militando en el Partido Comunista y participando en la conformación de Comisiones Obreras en la isla de Tenerife.
La biografía de Juan Pedro Ascanio García fue un testimonio de su inquebrantable compromiso con la justicia social y la igualdad. Su vida, preñada de adversidades y sacrificios, fue un ejemplo de dedicación y lucha por los derechos de los trabajadores agrarios en Canarias. Ascanio falleció el 8 de febrero de 1987, víctima de un fatal fallo cardiaco.
EL PROBLEMA DE LA TIERRA EN CANARIAS
El folleto «El problema de la tierra en Canarias», escrito por Juan Pedro Ascanio cuando solo contaba con 18 años, es una de las obras más representativas de su pensamiento y compromiso político canario de entonces. Publicado en 1932, este documento ofrece una visión detallada de la situación agraria en el Archipiélago y propone soluciones radicales para mejorar las condiciones de los trabajadores del campo.
Ascanio inició su folleto con un análisis de la estructura agraria de Canarias, destacando la explotación de los agricultores por parte de los grandes terratenientes y las redes caciquiles. Denuncia, asimismo, cómo los campesinos canarios estaban atrapados en un sistema de dependencia y sometimiento que les impedía mejorar sus condiciones de vida. Esta situación, argumentaba, solo podía ser resuelta a través de una Reforma agraria radical.
Como citábamos con anterioridad, la propuesta de Ascanio estaba basada en la creación de milicias revolucionarias por parte de los obreros agrícolas. Estas milicias, junto con los Consejos o soviets agrarios, debían emprender la expropiación de tierras y maquinaria sin compensación económica alguna a los terratenientes. Ascanio mantenía en su propuesta que los proyectos de reforma agraria recomendados por las Cortes Constituyentes y el Gobierno no eran suficientes para solucionar el problema, ya que estas instituciones estaban dominadas por una red de castas a través de las cuales las clases dominantes agrarias lograban perpetuar la explotación de los jornaleros.
El folleto abordaba también la necesidad de una lucha revolucionaria para llevar a cabo esa Reforma agraria. Ascanio argumentaba que solo a través de la acción directa de las masas obreras se podría lograr la expropiación de tierras y maquinaria.
A pesar de las consecuencias legales que su publicación tuvo para Juan Pedro Ascanio, el folleto «El problema de la tierra en Canarias» tuvo un impacto significativo en la lucha por la Reforma Agraria en el Archipiélago. En sus páginas, el joven Ascanio no solo denunció las injusticias implícitas al sistema agrario que dominaba en las Islas, sino que también ofrecía una visión clara y detallada de las acciones que entonces se requerían para emprender la lucha por transformación de las estructuras de la propiedad de la tierra en Canarias.
La vida y obra de Juan Pedro Ascanio García constituye un testimonio de su compromiso con la lucha por los derechos de los trabajadores. Su visión y propuestas para la Reforma agraria en Canarias, aunque en un contexto cronológico distinto al que él había conocido en su juventud, posee un valor testimonial, político e histórico que las generaciones posteriores no debieran olvidar.