Jacobin y DSA dan tapadera política para Syriza y preparan nuevas traiciones

Fuente: https://www.wsws.org/es/articles/2023/07/01/pers-j01.html?pk_campaign=newsletter&pk_kwd=wsws               Joseph Kishore                                                                            01.07.23

El líder del partido Syriza, Alexis Tsipras se pronuncia frente a sus seguidores en el principal centro electoral del partido en Atenas, 20 de septiembre de 2015 [AP Photo/Lefteris Pitarakis]

Después de la debacle de Syriza en las elecciones griegas el domingo, el ex primer ministro Alexis Tsipras renunció de forma deshonrosa al cargo de líder del partido. Declaró que la llamada “Coalición de la Izquierda Radical” tendría que “tomar decisiones difíciles y valientes para servir a una nueva visión”.

La renuncia de Tsipras fue un reconocimiento del colapso del apoyo al partido bajo su liderazgo, pero cualquiera “nueva visión” tendrá el propósito de darle un nuevo barniz para que Syriza pueda seguir cumpliendo su papel como una herramienta crítica de los bancos y las élites gobernantes capitalistas.

Mientras tanto, los grupos pseudoizquierdistas internacionalmente están involucrados en un intento colectivo para encubrir su propio papel criminal en las traiciones de Syriza y preparar mejor nuevas traiciones en el futuro.

Un artículo típico apareció en la revista Jacobin, “La izquierda griega está en serios problemas”, escrito por el profesor de la Universidad de Bristol, Giorgios Gouzoulis. Jacobin está afiliado a los Socialistas Democráticos de Estados Unidos (DSA, por sus siglas en inglés), una facción del Partido Demócrata.

Jacobin escribe que intenta “entender cómo terminamos aquí” para “ofrecer una agenda de políticas convincente y progresista” y un “regreso de la izquierda en el poder”. Sin embargo, lo que presenta es una falsificación histórica.

Es necesario repasar esta historia y cómo fue analizada durante los acontecimientos por el Comité Internacional de la Cuarta Internacional y el World Socialist Web Site. Todo lo que llevó a cabo Syriza era predecible y fue predicho. (Ver la página del WSWS, ‘The Syriza Government in Greece: The Pseudo-Left in Power‘.)

La primera mentira, en la cual se basan las demás, es que el Gobierno de Syriza representaba de alguna manera “la izquierda en el poder”. Cuando Syriza fue elegida en enero de 2015, fue presentada por Jacobin, DSA y sus homólogos en todo el mundo como un cambio abismal para la política europea y mundial. “El triunfo electoral de Syriza ha traído esperanza a la izquierda radical europea y al movimiento obrero, ofreciéndole una inmensa oportunidad”, escribió Jacobin el 26 de enero de 2015, el día posterior a la elección de Syriza.

Pero era absolutamente claro para cualquiera que hiciera un análisis marxista de las tendencias políticas y los intereses de clase que representan o incluso que leyera lo que Tsipras estaba diciendo qué era y qué iba a hacer Syriza. Más allá de su retórica “izquierdista radical”, era un partido burgués apoyado en capas privilegiadas de la clase media que implementaría las demandas de los bancos.

El 5 de enero de 2015, tres semanas antes de la elección, en un artículo que examinaba el programa electoral de Syriza, el WSWS escribió: “La clase gobernante sabe con quién está lidiando y no tiene nada que temer de Syriza”.

El 26 de enero de 2015, el día después de la elección, cuando Jacobin describía “esperanza” para la “izquierda radical”, el WSWS escribió: “El repudio electoral de los partidos capitalistas que han gobernado tradicionalmente, PASOK y ND, reflejan un enfado masivo ante las medidas de austeridad dictadas por los bancos. Sin embargo, Syriza es un partido burgués comprometido con la UE, el euro y la defensa del capitalismo”.

Según el relato de Gouzoulis, “tras formar un Gobierno de coalición en enero de 2015, la Administración liderada por Syriza intentó convencer a las instituciones de la UE, a los poderosos grupos de presión y a los líderes políticos del norte de la UE de que era posible una agenda política alternativa progresista. Pero estas aspiraciones se vieron aplastadas tras seis meses de negociaciones”.

De hecho, Syriza, su primer ministro, Tsipras, y su Sancho Panza, el ministro de Finanzas Yanis Varoufakis, desde el primer día empezaron a repudiar todas sus promesas electorales. Esto comenzó con la formación de su Gobierno. Jacobin se refiere a un “Gobierno de coalición”, pero cortésmente se abstiene de nombrar con quién se formó la coalición: los Griegos Independientes (Anel), una escisión xenófoba derechista de Nueva Democracia (ND).

Como escribió el WSWS, la decisión de unir fuerzas con Anel, que fue totalmente a discreción de Syriza, buscaba crear “las mejores condiciones para girar su política a la derecha, mientras que señalaba a la burguesía griega e internacional que su nuevo Gobierno no es una amenaza para sus intereses fundamentales”.

En lugar de tratar de movilizar a la clase obrera en Grecia y Europa, Syriza avanzó una política ruinosa de suplicarle a la UE que le diera algunas migajas. Varoufakis desempeñó el papel principal besando el trasero de los ministros de Finanzas en todas las capitales europeas.

Menos de un mes después de asumir el poder, Syriza firmó un acuerdo con el Eurogrupo en el que se comprometía a “abstenerse de cualquier repliegue” de las medidas de austeridad en virtud del existente y odiado “Memorándum” respaldado por la UE, y a “cumplir las obligaciones financieras [de Grecia] con todos sus acreedores plena y puntualmente”. Es decir, Syriza se comprometió a aplicar servilmente las exigencias de los bancos europeos, a las que había dicho que se opondría.

Cuando Jacobin mentía en ese momento que “Syriza mantiene su posición”, el WSWS escribió: “Incluso en toda la historia de la política pequeñoburguesa de ‘izquierda’, es difícil encontrar un ejemplo tan repugnante de engaño, cinismo y cobardía como el primer ministro Tsipras”.

Syriza y Tsipras trataron entonces de obligar a los trabajadores a aceptar su acuerdo con el capital financiero europeo, con la fuerza si era necesario, como se hizo evidente en el despliegue de la policía contra los estudiantes que protestaban en abril.

Esto culminó en el referéndum fraudulento sobre las nuevas medidas de austeridad en julio de 2015, que Jacobin describe ahora como “el último acto del intento de Syriza de cambiar la dirección de las políticas económicas dentro de la eurozona”. En su momento, publicó completamente el mentiroso discurso de Tsipras anunciando el referéndum.

Syriza organizó el referéndum plenamente convencido de que su esfuerzo por desmoralizar a los trabajadores y sofocar a la oposición produciría un “sí”, lo que le daría una cobertura para aplicar las demandas de los bancos o le permitiría a Tsipras dimitir y entregar el poder a ND. En caso de un “no”, Tsipras dejó claro de antemano que seguiría negociando con la UE las medidas de austeridad a pesar de todo. “Si Tsipras explicara de forma concisa a los trabajadores el contenido del referéndum”, explic ó el WSWS antes de la votación, “podría decir: cara gana la UE, cruz pierden ustedes”.

Cuando la población votó abrumadoramente en contra de la austeridad, Syriza intentó aprobar en el Parlamento un nuevo y masivo rescate austero que había sido explícitamente repudiado. Fue entonces cuando Varoufakis, el oportunista consumado, dimitió como ministro de Finanzas, intuyendo que podría tener mejores oportunidades de ascenso personal y político distanciándose de Tsipras.

En septiembre de 2015, Syriza ganó por un estrecho margen la reelección frente a ND en medio de una abstención masiva. Syriza y Tsipras permanecieron en el poder durante los cuatro años siguientes, antes de ser derrotados en las elecciones de 2019.

Jacobin trata lo más brevemente posible la etapa de Syriza al frente del Gobierno después de 2015. Según Gouzoulis, este periodo se caracterizó por “políticas sociales limitadas que protegían a los hogares más pobres”, pero en el marco general de una “política económica… centrada principalmente en mantener los superávits presupuestarios y en el servicio de los pagos de la deuda pública”, que “perjudicó especialmente a los segmentos más pobres de la sociedad griega”.

De hecho, el Gobierno de Syriza, tras suprimir y aplastar la oposición organizada a la austeridad en 2015, aplicó brutal y sistemáticamente las exigencias del capital financiero europeo y de la clase dominante griega. Tal vez lo más notorio es que sirvió como primera línea de la cada vez más horrible política de “Fortaleza Europa” de la UE contra los refugiados, incluyendo el establecimiento de lo que equivale a campos de concentración supervisados por la policía griega. Al mismo tiempo, apoyó plenamente a la OTAN y las políticas del imperialismo estadounidense y europeo.

El Gobierno de Syriza supervisó el crecimiento extremo de la desigualdad social y el empobrecimiento de las masas de trabajadores y jóvenes griegos, con consecuencias desastrosas. Jacobin se refiere al accidente de tren que mató a 57 personas en los últimos meses del último Gobierno de ND, citando el impacto de la “desinversión en infraestructuras públicas y la privatización de los ferrocarriles”. Omite que gran parte de esto ocurrió bajo Syriza, incluyendo la venta del ferrocarril estatal griego, TrainOSE.

El resultado de todo este proceso ha sido, como advirtió el WSWS, el fortalecimiento de la derecha política. Todas las organizaciones que promovieron y encubrieron a Syriza cumplieron este papel, algunas por estupidez, pero en general con una comprensión consciente y una hostilidad permanente hacia la clase obrera.

Cuando el WSWS utiliza el término “pseudoizquierda”, hay que hacer hincapié en “pseudo”. No hay nada de “izquierda” en estas organizaciones. Utilizan el término “socialista” con un solo propósito: bloquear el giro de la clase obrera hacia una auténtica política socialista. En cuanto a los intereses de clase que representan, se trata de sectores privilegiados de la clase media-alta, cuya riqueza y perspectivas están ligadas al imperialismo y a Wall Street.

Después de haber falsificado la verdadera historia y las lecciones de Syriza en Grecia, Jacobin deja claro que tiene la intención de hacer todo lo posible para organizar nuevas traiciones. “Luchar contra la austeridad y las privatizaciones y defender la democracia serán tareas muy difíciles en el Parlamento griego durante los próximos cuatro años”, concluye Gouzoulis su artículo. Es necesario, escribe, “reconstruir… los movimientos sociales y organización política de izquierda… conduciendo a la creación de nuevas alianzas políticas auténticamente radicales”.

Cualquiera que sea la organización que formen los diversos restos y escisiones de Syriza, no será más “radical” que la propia Syriza. Su objetivo será crear una nueva trampa para los trabajadores y los jóvenes que buscan una manera de oponerse a la desigualdad y la austeridad.

El DSA y Jacobin encubren y apoyan a Syriza porque sus propias políticas estarían a la derecha de las del Gobierno de Syriza de 2015 a 2019. Esto no es una cuestión de especulación. Los miembros del DSA votaron a favor de ilegalizar una huelga ferroviaria el año pasado, y el DSA apoya incondicionalmente la guerra de Estados Unidos y la OTAN contra Rusia en Ucrania.

Corbyn en el Reino Unido, Sanders en EE.UU., La Izquierda en Alemania, Mélenchon en Francia e innumerables variantes en todo el mundo son facciones de la élite política, promovidas y apoyadas por organizaciones que no representan a la clase trabajadora, sino a la clase media-alta privilegiada. Sus políticas procapitalistas no son un error, sino el producto de las fuerzas sociales que representan. Al igual que con Syriza, solo sirven para fortalecer a la derecha política.

Hay movimiento de masas de trabajadores y jóvenes cada vez más grande en todo el mundo impulsado por los niveles extremos de desigualdad social, las consecuencias de la escalada de las guerras imperialistas, el crecimiento del fascismo y el autoritarismo, el impacto de la pandemia y todas las manifestaciones de la crisis capitalista.

Sin embargo, el desarrollo de un auténtico movimiento socialista en la clase obrera no es un proceso automático. Requiere la construcción de un partido trotskista, cuyos cuadros se eduquen sobre la base de las lecciones de la historia. Un elemento central de esta educación es formar a los trabajadores y a la juventud para desenmascarar y oponerse, implacablemente y sin concesiones, a la pseudoizquierda. Esta es la verdadera lección de la experiencia de Syriza en Grecia.

(Publicado originalmente en inglés el 29 de junio de 2023)

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