Miguel A. Jaimes N.
Por el petróleo se han burlado de todas las relaciones internacionales en el planeta. Si en otras esferas existieran estos recursos igual los jerarcas de los imperios habrían viajado a derrotarlos.
Poco a poco la producción de petróleo venezolano va en aumento. En un tiempo menor del esperado los bloques de hidrocarburos —petróleo y gas— comienzan a regir interesantes resultados.
Es la huella. La fresca experiencia de la historia energética al haber buscado fórmulas y adaptarlas hacia resultados que ahora dan promedios consolidados. En esta parte a la industria energética venezolana no le será un problema incorporarse a nuevas metas de producción.
Lo vivido queda como una enorme experiencia no tan solo para Venezuela, también lo es para buena parte del planeta. La ola de guerras por petróleo no descansará. Los trágicos experimentos sobre Irak, Siria y Libia, todos OPEP, deben servirnos de muestra sobre lo que debemos hacer como nación energética.
Por el petróleo se han burlado de todas las relaciones internacionales en el planeta. Si en otras esferas existieran estos recursos igual los jerarcas de los imperios habrían viajado a derrotarlos.
Todas las sanciones y medidas contra Venezuela son injustas, aplicarlas a la nación que más liderazgo ha repetido sobre diversas partes del planeta a la hora de integración es realmente desproporcionado, sobre todo a los vecinos limítrofes.
Por eso la nombrada supuesta izquierda que se ha aprovechado de un petróleo que no producen el cual les ha llegado como la magia que veíamos de niños bajo una destartalada carpa de circo ubicadas en pueblos polvorientos y enmontados, utilizan a su antojo la soberanía de Venezuela para salvarse.
Quienes se han amparado en el secuestro de bienes y economías que nunca les pertenecieron, y como dependen de un fino hilo complacer a quienes siempre han admirado por su sometimiento, a donde quieren llegar y parecerse, casta de familias conservadoras que controlan los bienes con sus aparatos de producción y finanzas.
Hay una izquierda internacional que no produce petróleo y que siempre ha vivido de la fortuna energética venezolana. Han colocado sus poliductos arrimados a nuestras líneas fronterizas para aprovecharse de vetas muy ricas, eso es robar, absorberse por debajo.
Venezuela bajo su tierra debe ejercer su soberanía ante quienes desde otros países siempre han buscado apoderarse de nuestros recursos mediante contratos que les han permitido explotar y disfrutar lo que nunca les ha pertenecido.
Por nuestro petróleo se han revelado en países vecinos enredados y caóticos intereses. Estos, han sido capaces de inventarse ministerios de mentiras, organizar golpes de Estado e intervenir abiertamente en decisiones soberanas de Venezuela.
Pero quedará tiempo para preguntarles a quienes más atacan, cuantos contratos esperan en las gavetas desordenadas de sus palacios presidenciales para seguir aprovechándose de los hidrocarburos venezolanos.
Uno de esos vecinos debiera confesar como la oligarquía que él mismo ayudó a consolidar, hoy lo pone a hablar discursos inaudibles para que su empresa petrolera no tolere que exista un competidor capaz de extraviar sus ganancias, quieren todo solo para ellos.
El otro país cercano el de la izquierda boba, exige para sorpresa de ellos mismos que su mandatario siga un papel internacional el cual haga creer que después de pedir libertad y respeto para Palestina, ahora propone una vergüenza de “Frente nacional” en Venezuela. El mismo con el que sus enemigos liberales y conservadores se turnaban el poder durante décadas.
Ya las agujas del reloj llamado historia se movilizan en contra de estas izquierdas empaquetadas de marcas, y no será lentamente. Veremos a ese par de bandos desde nuestras aceras pidiendo ayuda para pronunciarnos y salvarlos cuando sus oligarquías se den vuelta.
La alharaca de la izquierda falsa presiona para quedarse con Monómeros. Exigen que Venezuela la venda en sus devaluados pesos. Mientras para la otra izquierdista dueños de una empresa petrolera de inexistentes hallazgos sueñan con quedarse con un liderazgo el cual son inútiles de construir en Latinoamérica a no ser que desde EE. UU. les manejen sus contratos.
A esa izquierda falsa en Venezuela la conocimos hace décadas. Era cuando los dueños de periódicos como El Nacional salían diputados al Congreso de la República con el apoyo del viejo Partido Comunista de Venezuela ahora enemigo de la revolución venezolana, pero gracias a ellos mismos esta organización de empaquetado concepto revolucionario, ahora está comandada por verdaderos bolivarianos.
La verdad de las izquierdas falsas era inaguantable y difícil de seguir escondiendo. Era cuestión de esperar un final de viejos aires, sucios, oscuros de metálicos vientos provenientes de sus cementerios los cuales no entrarán por ninguno de sus puntos planificados.
Pero lo mejor está por venir. Nunca quisieron la reelección de Nicolas Maduro, ambos se pusieron de acuerdo, solo basta desempolvar históricos planes de aprovecharse de nuestros recursos o invadirnos. Creen que Venezuela será la proteína de sus emparedados, hamburguesas o sándwiches
Solo son parte de sus pesadillas militares, todas organizadas con estas micro generaciones de oposición venezolana. Qué podemos esperar de un territorio donde operan varios ejércitos; mercenarios, narcotraficantes, paramilitares y sicarios.
Al de más allá le molesta el orden que Venezuela puso soberanamente en sus fronteras expulsando a miles de los garimpeiros. El garimpeiro fue desalojado y con él se acabaron las famosas rutas de oro, esmeraldas y droga.
A la luz o, más bien, a la sombra protectora de estructuras falsas han llegado a debatirse un pobre escenario de la “izquierda”. Tanto han buscado su izquierda que se han encontrado en la derecha donde se sienten seguros y acomodados.
Conciben a Venezuela como una amenaza. Les incomoda un liderazgo obtenido sin andar imponiendo intervenciones. Ambos siguen tomando en serio cuando eran virreinatos, unos gobernados desde el imperio portugués, el otro sueña volver a ser la corona que los fundó.
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