Italia quiere facilitar la reapertura de las minas

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Desde los años ochenta del siglo pasado, la política económica de las potencias occidentales destruyó y desindustrializó los países, imponiendo el parasitismo y la especulación financiera como modelo.

Esa política ha fracasado y, en plena crisis, los gobiernos se plantean volver a construir nuevas fábricas y reabrir las minas que cerraron, unas veces porque no eran rentables y otras con pretextos seudoecologistas (el maldito extractivismo).

El gobierno italiano, por ejemplo, quiere facilitar la explotación de recursos minerales críticos. Las medidas aprobadas incluyen la simplificación de los trámites para la obtención de permisos mineros, permitiendo así dar una respuesta a la sed de materias primas como el litio, el cobalto y el cobre.

El ministro de Industria, Adolfo Urso, destaca la urgencia de desarrollar la extracción, el procesamiento y el reciclaje de los recursos minerales dentro de la misma Italia. Aunque el país está a la cabeza en términos de reciclaje de minerales, la extracción es un área que el gobierno quiere desarrollar rápidamente para no depender de las importaciones, en particular de China, que domina el mercado de ciertas materias primas capitales.

Italia tiene reservas de varios minerales críticos, aunque muchos se encuentran en minas que han estado cerradas durante décadas. La falta de rentabilidad de algunas de ellas ya no es un pretexto válido. Las antiguas minas podrían volver a ser viables por el avance de técnicas modernas, como los satélites y drones para identificar los depósitos.

Sin embargo, China va por delante también en este terreno, sobre todo en lo que se refiere a las tierras raras. Occidente se encuenttra en una posición de dependencia estratégica y ni siquiera es capaz de asegurar, al menos de momento, sus propias cadenas de suministro, como se comprobó durante la pandemia.

Según los datos del Servicio Geológico de Estados Unidos, China representa alrededor del 70 por cien de la producción mundial de tierras raras y alberga la mayor refinadora de tierras raras del mundo.

También hay otros países volcados en la extracción y exportación de estos materiales críticos, como Canadá, Brasil, Tanzania, Australia, Vietnam y Myanmar.

Las tierras raras son un conjunto de elementos químicos pertenecientes al grupo de los lantánidos. El nombre proviene del lantano, que es el primero del grupo. Está formado por 15 elementos, como el cerio, praseodimio, neodimio, prometio, samario, europio y otros.

Estos elementos se encuentran en la naturaleza principalmente en forma de minerales, como la bastnasita, la monacita y la loparita.

Las tierras raras tienen numerosas aplicaciones industriales, como energías renovables (solar y eólica), móviles, ordenadores e incluso medicamentos. Son muy buenos conductores de la electricidad y también tienen propiedades magnéticas.

A pesar de su nombre, las tierras raras no son tan raras en términos de abundancia en la corteza terrestre. Sin embargo, su extracción y separación pueden ser complicadas debido a la dificultad de encontrar vetas abundantes de gran pureza.

 

Italia quiere facilitar la reapertura de las minas

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