Israel vs Palestina: Voces en pugna

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Los misiles arrecian sobre Gaza y el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, promete mayor severidad.

Los misiles arrecian sobre Gaza y el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, promete mayor severidad. | Foto: EFE

El conflicto entre Israel y Palestina es también una batalla por el relato, donde voces dominantes y emergentes disputan el sentido a los dispositivos de control de la narrativa hegemónica.

El ecosistema comunicativo contemporáneo volvió  a sorprendernos con otro golpe de realidad, desde el último  7 de octubre, cuando  el Movimiento de Resistencia Islámica,  Hamás,  iniciara la Operación “Diluvio de Al Aqsa”  e Israel respondiera con una declaratoria formal de guerra.

Nuevamente estamos ante el vértigo de crímenes atroces, deshumanización y  banalización del genocidio en el  continuum informativo omnimedia. (convergencia mediática multiplataforma)

Las tecnologías que alguna vez prometieron  emanciparnos,  diversificar,  amplificar imágenes y voces; nos ponen a prueba otra vez con las impertinencias de los  más diversos dispositivos técnicos y simbólicos de control social, vigilancia, censura y modificación de comportamientos a favor de los más perversos intereses.

Con inusitada rapidez y sincronía, infrecuente ante los ataques sistemáticos contra el pueblo palestino por parte de Israel, se activan todos los dispositivos de control narrativo al uso en la maquinaria mediática global, para acompañar la Operación Espadas de Hierro contra la Franja de Gaza, y dominar la conversación sobre los acontecimientos en curso.

Las Fuerzas de Defensa de Israel delimitan los marcos y estrategias del relato oficial, cuando en su propaganda de guerra emulan el decreto de George W. Bush,  posterior al 11 de septiembre (¨O estás con nosotros o estás con los terroristas¨),  y declaran: ¨O apoyas a Israel o apoyas al terrorismo¨.

En sus feeds,  usuarios de redes digitales reciben el núcleo argumental desde cuentas afiliadas al Ministerio de Asuntos Exteriores israelí: ¨terroristas sedientos de sangre siguen atacando a civiles inocentes dondequiera que estén. El mal no conoce límites.¨

El marco interpretativo propuesto asegura que se trata de  ¨terrorismo palestino¨ contra ¨civiles israelíes¨.

¨No estás solo ¨Israel, dice Biden con manos y armas  tendidas a nombre de la superpotencia de Estados Unidos: ¨Desde que tuvo lugar este ataque terrorista, lo hemos visto descrito como el 11 de septiembre de Israel. Pero para una nación del tamaño de Israel, fueron como 15 11S.¨

Los misiles arrecian sobre Gaza y el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, promete mayor severidad: ¨No habrá electricidad, ni comida, ni combustible, todo está cerrado. Estamos luchando contra animales humanos¨.

Impera la lógica de las más grandes atrocidades cometidas contra personas,  grupos y naciones,  enfrentados a  procesos de deshumanización del otro, que marcan asimetrías y anulan la condición de igual, como mecanismo para despojarlos de  derechos asociados a la condición humana, incluso el de la propia vida.

Como justificación de la violencia, expulsión, segregación e incluso el exterminio; para los nazis en Alemania, los propios judíos eran ratas; para los hutus en Ruanda, los Tutsis eran cucarachas.

Al legitimarse como superiores, el  primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, dice que se trata de una ¨lucha entre los hijos de la luz y los hijos de la oscuridad, entre la humanidad y la ley de la selva¨.

Presentan a los palestinos como terroristas violentos, sedientos de sangre judía,  y activan los mecanismos para  normalizar su deshumanización, exculparse Israel de cualquier responsabilidad, desplazar el foco de atención hacia los ¨bárbaros¨ de Hamás e imponer un muro de silencio para ocultar la brutalidad sionista.

El grupo de poder, legitima su superioridad culpando al otro: ¨no hay ciudadanos inocentes en la Franja de Gaza¨,  insiste el presidente de Israel, Isaac Herzog; mientras el Ejército israelí a la altura del 21 de octubre,  aún lanza folletos en idioma árabe por toda la ciudad de Gaza, donde advierte, a quienes decidan quedarse, que podrían ser considerados ¨cómplices de una organización terrorista¨.

Las  acciones sobre el terreno deben acompañarse de un discurso instrumentado para seleccionar, excluir y jerarquizar los elementos probatorios,  de descarte y repudio a los palestinos, a instalar en la narrativa.

El discurso sionista  sólo logra imponerse entonces, gracias a un ecosistema mediático construido  y entrenado por Occidente, para privilegiar imágenes y voces de la élite global, con operadores narrativos que actúan en sinergia como caja de resonancia ideológica y discursiva; ya sean gobiernos, líderes de opinión, representantes de organismos internacionales, ONGs, periodistas, influencers, e incluso audiencias.

Según la investigadora, Samar Saeed, del Departamento de Historia de la Universidad de Georgetown, la respuesta ¨rápida, selectiva y organizada¨  de los medios de comunicación occidentales, líderes, celebridades, atletas e instituciones, ¨funcionó como una campaña global, destinada a difamar a la resistencia palestina y presentar los acontecimientos como un ¨ataque no provocado¨  de Hamás contra Israel. (1)

La narrativa de acciones cruentas y arbitrarias de Hamás,  que dejaron a  Israel con la única opción de ejercer su legítimo derecho a la autodefensa frente al terrorismo, omite tendenciosamente que esta historia comenzó desde mucho antes, 75 años atrás.

La verdad muere con las guerras: Esquilo, siglo V

Aún la lógica que impera es la de Winston Churchill durante la Segunda Guerra Mundial:   ¨en tiempos de guerra la verdad es tan preciosa que debería ser protegida por un guardaespaldas de las mentiras¨.

Si las evidencias no existen, se fabrican o inventan, pero sobre todo se viralizan.

¨La guerra no es sólo contra Hamás, la guerra es contra todos los civiles¨, responde en vivo el soldado israelí Betzalel Taljah a CNN en inglés, y la entrevistadora continúa al tanto del relato, plácidamente, como si nada indicara un elemental contraataque periodístico.

Una periodista israelí habla también de bebés decapitados en un kibutz que nunca vio, pero un soldado del ejército le informó; y como la pólvora,  el bulo recorre medio mundo disfrazado de  noticia, con el eco del propio gobierno de Israel, obligado más tarde a aceptar la falta de evidencias.

De cualquier forma, aunque no haya  indicios, continuarán  circulando por vericuetos virtuales,  historias de palestinos que ¨decapitaron 40 bebés¨ o ¨violaron mujeres¨.

Es ¨el tropo exhausto y peligroso del hombre árabe y moreno violento, peligroso, bárbaro e hipersexualizado¨, dice la  investigadora, Samar Saeed, en medio de la  narrativa fundamentada para  sostener y justificar el robo de tierras y la limpieza étnica.

Se intenta imponer la hegemonía de la trama discursiva ¨israelíes ¨asesinados¨ y  palestinos ¨muertos¨, de los occidentales pro sionistas,  a la hora de informar sobre lo que sucede en Gaza y el resto de la Palestina ocupada.

La activista palestina de Derechos Humanos, Yara Eid, corrige este encuadre engañoso, en una entrevista en vivo,  a su entrevistadora del canal británico Sky News: «creo que es muy importante utilizar el lenguaje porque, como periodista, tienes la responsabilidad moral de informar sobre lo que está sucediendo. ¡Los palestinos no sólo mueren, sino que los matan!».

El sentido se disputa en  cada palabra desde el momento de decidir nombrar los hechos,  como ¨bombardeo¨ o explosión¨;  los actores, como ¨militantes¨, ¨terroristas¨, ¨animales humanos que decapitan bebés¨, ¨colonos¨;  y los lugares,  como «asentamientos» o ¨tierra prometida¨.

Para normalizar la línea discursiva del opresor disfrazado de víctima, los operadores de la narrativa repiten como mantras adormecedores: ¨antisionismo es antisemitismo¨, o ¨si simpatizas con Palestina, simpatizas con Hamás¨.

Es la manera de agitar el miedo, lo mismo  por el congresista republicano de Nueva York, George Santos, que por más de un periodista occidental para calumniar de forma solapada en sus preguntas,  a quien se manifieste a favor de Palestina.

La narrativa que intenta imponerse como hegemónica,  llega incluso a un  clímax enervante en la medida que actúan las operaciones de control.

Antes de lanzar uno de sus más cruentos ataques, donde  perdieron la vida más de 500 personas,  Israel advirtió varias veces a la Iglesia Anglicana sobre su hospital Al-Ahli de Gaza.

Según confirma el Arzobispo anglicano Hosam Naoum en Jerusalén, recibieron ¨tres órdenes de evacuar el hospital, el sábado, el domingo y el lunes¨.

El hospital es  bombardeado el martes, e inmediatamente,  Hananya Naftali, cercano al  primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, celebra  el bombardeo con un post de último minuto, donde confirma que la ¨Fuerza Aérea Israelí golpeó una base terrorista de Hamás en un hospital de Gaza¨ con ¨un gran número de terroristas muertos¨, pero luego borra el tuit.

Las Fuerzas de Defensa de Israel no demoran en desligarse del ataque y responsabilizar a Hamás de haber causado el incidente, por el lanzamiento fallido de un cohete.

Entre los ires y venires de los dispositivos de control narrativo de la propaganda israelí, algunos medios corporativos ignoran evidencias e informes de fuentes directas  y testigos presenciales.

La web del New York Times transita el  titular de su  noticia,  del ¨ataque israelí mata¨ / ¨Israelí Strike Kills¨  a ¨muertos en ataque¨ / ¨Dead in Strike¨,  para finalmente quedar en ¨muertos en explosión¨ / ¨Dead in Blast¨.

Otros medios y verificadores de información no repiten los bulos distractores del relato, pero se ven obligados  durante largas horas a  esfuerzos de verificación.

Al Jazeera transmite, analiza luego  profundidad sus videos y los contrasta con otros de múltiples fuentes, hasta que su propio equipo de investigaciones digitales, logra establecer una cronología detallada de los hechos, sin hallar fundamento a la afirmación del Ejército Israelí, de que el ataque contra el hospital Al-Ahli Arab en Gaza, fuera causado por el lanzamiento fallido de un cohete.

Desnudar las tramas ocultas de la narrativa oficial, entra en contradicción con las normas de emergencia aprobadas por el gobierno israelí, que cerraría emisoras como la oficina local de Al Jazeera, a la que acusan de promover ¨la propaganda de Hamás, la agitación y el daño a la seguridad del Estado¨. (2)

Basta un ejercicio básico de buscar en google para constatar a partir de diversas fuentes,  que no se trata del primer ataque israelí contra infraestructuras de salud, educativas o residenciales.

Según la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina, UNRWA, en poco menos de dos semanas de escalada del conflicto, 178 instalaciones educativas habían sido atacadas, un edificio universitario y siete iglesias resultaron dañados y al menos once mezquitas quedaron destruidas. (3)

Tampoco son nuevas las operaciones de distracción narrativa, como la de hace 27 años, cuando Israel mintió sobre la masacre de Qana, tras asesinar a 116 niños y mujeres libaneses en un complejo de refugiados de Naciones Unidas.

Entonces el primer ministro israelí Shimon atribuyó las muertes de los civiles a un ¨error táctico¨ por “errores cartográficos», “mapas desactualizados» y “zonas despobladas».

Hoy las tramas argumentativas de la propaganda circulan a mayor velocidad  y las redes digitales sobresaturan con desinformación.

Aunque nada confirmara que un video con menores dentro de una jaula fueran israelíes secuestrados por Hamás,   muchos lo daban por cierto,  a pesar de que las imágenes ya circulaban en internet desde antes del inicio de la operación “Diluvio de Al Aqsa”.

Como en río revuelto, los tópicos para naturalizar los ataques a civiles del lado palestino,  se reinventan y  siempre ganan los pescadores adictos a sus propios mitos y creencias.

Los sesgos de confirmación que recolectan selectivamente evidencias para satisfacer expectativas y reforzar opiniones previas,  conllevan a celebridades como Jamie Lee Curtis;  a conmoverse y  compartir una foto con  la frase «El terror de los cielos» y la bandera de Israel, sólo porque pensó que eran niños israelíes, pero tan pronto se informa que eran de Gaza, elimina inmediatamente su posteo.

La narrativa oficial se sale de control

Con ironía, el humorista egipcio Bassem Youssef intenta explicar la situación: ¨aplaudo a Israel por hacer algo que ninguna fuerza militar en el mundo hace: advertir a los civiles antes de bombardearlos, ¡qué lindo! ¡Muy amable por su parte!¨.

Youseff puede cantar todas sus verdades durante una entrevista en el programa Piers Morgan Uncensored de la cadena británica TalkTV: ¨Israel, siempre se victimiza y nunca he visto a una víctima poniendo a su opresor bajo asedio y bombardeando  24 horas al día, siete días de la semana¨.

A pesar de que la narrativa oficial no logra esconder la realidad y las audiencias reinterpretan el relato imaginado desde el poder, el camino no es llano para todas las voces.

Un riguroso repertorio de algoritmos está  afinado y entrenado para silenciar publicaciones o imágenes,  que desnudan el terror permanente de la vida en Palestina, a partir del pedido expreso del gobierno israelí a plataformas de redes digitales, de eliminar palabras o frases que Tel Aviv considera “ofensivas”.

Durante estos días, usuarios de Meta en Instagram reportaron  restricciones a sus voces y la imposibilidad de retransmitir en directo su solidaridad con el pueblo palestino.

El Centro Árabe para el Avance de las Redes Sociales, grupo palestino sobre  derechos digitales, ha documentado las formas de censurar la narrativa palestina y silenciar voces críticas con las políticas israelíes, las cuales van desde la restricción de cuentas a activistas y simpatizantes, hasta el baneo en la sombra para silenciar  a  usuarios en  redes sociales o foros en línea,  sin su conocimiento, haciendo que sus publicaciones y comentarios no sean visibles para los demás. (4)

Observan  también que mientras el contenido con el punto de vista palestino es excesivamente examinado y moderado por las plataformas,  por otro lado crecen los mensajes estereotipados, la deshumanización y  el racismo antipalestino online,  sin que las políticas de seguridad de las grandes plataformas tecnológicas hagan algo por impedirlo.

¨La incitación a la violencia contra los palestinos y los llamados al castigo colectivo,  se extienden  desenfrenadamente en las plataformas en línea, especialmente en X y Telegram¨.

Sin apenas una gota de pudor, pero con abundante agua en su grifo, un influencer israelí, Matanel Laiany, viraliza su burla de los gazatíes, al presumir todos los servicios básicos interrumpidos por Israel a la Franja de Gaza.

Otros influencers israelíes, como Noya Cohen, van mucho allá en sarcasmos viscerales,  que rebasan los límites  de la racionalidad,  con  parodias de  ‘get ready with me‘ (‘prepárate conmigo’) para mofarse de las mujeres palestinas que enfrentan los bombardeos de Israel en la Franja de Gaza.

Una actriz y comediante israelí hace lo propio con las madres palestinas que perdieron sus hijos en los bombardeos, precisamente en momentos en que se divulgan en redes sociales imágenes de niños que escriben sus nombres sobre sí para que sea más fácil identificarlos si son masacrados.

El creador de contenido, de 20 años, Hamzah «Absorber», de origen palestino pero establecido en Houston procedente de Nueva Jersey,  optó  por la categoría Israel,  en uno de sus streaming para interactuar con personas al azar,  y fue amenazado en directo   por  ciudadanos identificados como soldados israelíes, uno de los cuales admitió que mataba a civiles y deseaba que “ojalá las FDI mataran a más niños”, mientras su compañero reía.

Sólo en los primeros cinco días de esta última escalada del conflicto, el Centro Árabe para el Avance de los Medios Sociales registra otros 19.000 casos,  que pudieran calificar como discurso de odio o promoción de la violencia y la incitación, en idioma hebreo en X. (5)

Tales llamados, a menudo trascienden el ámbito virtual con consecuencias fatales en el mundo físico, donde operan también otras instancias de control de la narrativa oficial, a cargo de organismos internacionales u organizaciones,  supuestamente independientes, para verificación de noticias y/o ¨defensoras¨ de derechos humanos y libertades civiles.

La Liga Antidifamación, ADL, es uno de los múltiples operadores de dispositivos simbólicos que alimenta la guerra de Israel, a pesar de presentarse como la  principal organización contra el odio en el mundo, con la misión de  «poner fin a la difamación del pueblo judío y garantizar la justicia y un trato justo para todos”.

Con su fachada de grupo de derechos civiles, ADL no sólo ataca con la etiqueta “el antisionismo es genocidio”, a quienes identifican y señalan las brutalidades de Israel,  sino que ha elaborado incluso ¨directrices¨ para que los medios de noticias no caigan en ¨ciertas trampas¨. (6)

Desde la perspectiva de  ADL de que  ¨no hay equivalencia¨,  ni ¨ambas partes¨, ni ¨recíproco¨ frente a los horrores que vive Israel;  cualquier reportaje sobre la guerra debe dejar claro que la reacción israelí (entiéndase desde otro marco narrativo e  interpretativo,  como ataques indiscriminados a población civil), son  ¨una acción militar legítima en respuesta a una  masacre, para prevenir futuros actos de terror, y que el Ejército israelí hace todo lo posible para limitar y evitar las víctimas civiles¨.

Otro de los tópicos que impulsa ADL, enfatiza que la operación iniciada por  Hamás del 7 de Octubre, tampoco puede reconocerse como respuesta a conflictos pasados o asignar la culpa exclusiva a Israel o al pueblo judío.

Para ADL, partidarios de la causa palestina que señalan brutalidad en Israel, contribuyen a legitimar el terrorismo y perjudican esfuerzos por hallar una solución justa al conflicto palestino-israelí.

Periodismo bajo sospecha 

Cuando las ¨directrices¨ de la narrativa oficial no se atienden al pie de la letra, incluso un «me gusta», ¨retuit¨ o  publicar mensajes en las redes sociales puede quebrar los estándares de la supuesta  imparcialidad y tender un manto de recelos sobre profesionales de la prensa, si se interpreta su actividad en redes digitales como críticas al gobierno israelí o como apoyo  explícito a Palestina.

Una denuncia por ¨sesgos antiisraelíes¨ contra seis periodistas de BBC, provino primero  de la  Organización No Gubernamental estadounidense, Comité para la Precisión en los Informes sobre Medio Oriente en Estados Unidos (CAMERA), cuestionada  por organizaciones internacionales por la paz y los derechos humanos, debido a sus declaraciones falsas sobre la ocupación israeli  o negar informes sobre la expansión de asentamientos de colonos israelíes.

El  director del Centro de Estudios del Medio Oriente en Harvard, Donald Wagner,  describe a CAMERA como «una conocida fuente de propaganda para los extremistas pro-Israel¨.

Aunque esta organización asegura promover  ¨una cobertura precisa y equilibrada de Israel y Oriente Medio», voces críticas le señalan prácticas como el pago a becarios remunerados para escribir artículos antipalestinos y estrategias de difamación e intimidación, a medios, periodistas y activistas críticos con Israel.

No obstante, los seis reporteros en Líbano y Egipto, fueron apartados de la BBC News Arabic hasta que concluya la investigación interna de sus actividades en plataformas digitales, sospechosos de mostrar  sentimientos propalestinos y antiisraelíes.

Según The Telegraph, las publicaciones en las redes digitales de los reporteros árabes de la BBC respaldarían comentarios, que comparaban a Hamas con luchadores por la libertad, o referían  la Operación Diluvio como una «mañana de esperanza».

Los periodistas retiraron sus mensajes de las redes sociales,  pero la BBC insistió en  que «nos tomamos las acusaciones de incumplimiento de nuestras directrices editoriales y de medios sociales con la máxima seriedad, y si descubrimos infracciones actuaremos, incluso tomando medidas disciplinarias».

Otros periodistas decidieron renunciar en señal de protesta por la cobertura de este medio financiado con fondos públicos de los derechos de licencia de televisión pagados por hogares del Reino Unido.

El primero en presentar su dimisión fue el tunecino Bassam Bounenni, corresponsal de la BBC en el norte de África, «por el bien de mi conciencia profesional», confesó en X.

Además de Bounenni que cubre Medio Oriente y el Norte de África desde hace 15 años, en medios como Sky News Arabia y Al Jazeera, otras  dos jóvenes periodistas tunecinas,  Amani Al-Waslati y Ashwaq Al-Hanashi, renunciaron al  Canal + francés, en medio de la creciente resistencia profesional a suscribir la narrativa sionista.

Diversas fuentes aseguran que  12 corresponsales de Cisjordania que trabajaban para BBC, anunciaron su dimisión  colectiva, ante la continua negativa de la cadena a difundir los informes enviados a la sede central sobre la situación en Gaza.

Los corresponsales árabes rechazaron la presión para negociar con  BBC, por considerar que la cadena está sesgada hacia la narrativa sionista y se resiste a presentar los hechos.

En medio de las piruetas de la BBC por mantener su supuesta imparcialidad, mientras investiga a seis periodistas por sus actividades en redes sociales, su principal corresponsal internacional, Lyse Doucet, desde el sur de Israel, apenas un días antes de la masacre del “Hospital Bautista” en Gaza, debatía sobre si existían túneles de Hamás bajo hospitales y escuela de la Franja. (7)

Las reacciones en redes no se hicieron esperar, incluso el rapero y activista británico Kareem Dennis, descendiente de inmigrantes de Irak, más conocido como  Lowkey, llamó la atención sobre la línea de tiempo sincrónica, en que actúan  la narrativa y los actos de guerra.

La vigilancia estratégica de la audiencia,  mantiene en vilo a la cadena británica, obligada a una disculpa pública luego de que una de sus presentadoras, Maryam Moshiri, describiera marchas en el Reino Unido, en apoyo de Palestino como partidarios de Hamás.

«Aceptamos que esto estuvo mal redactado y fue una descripción engañosa de las manifestaciones»,  reconoció Moshiri en X.

Del mismo modo, la estrella del  programa matutino de Sky News, Kay Burley tergiversó  comentarios del embajador palestino en el Reino Unido, Husam Zomlot, durante una discusión en su programa el 10 de octubre.

El diplomático había dicho que «la pérdida de vidas civiles es trágica en todos los lados» y que «Israel sabía que esto se avecinaba hacia ellos», sin embargo la periodista estrella de Sky lo citó repetidamente como que «Israel se lo merecía».

A todas luces, Kay Burley mintió, los espectadores la pillaron y presentaron más de  1537 quejas ante la Ofcom, principal regulador de  la industria de las comunicaciones en Reino Unido.

Sky News ofreció una explicación del incorrecto proceder de la  periodista que “dio una representación potencialmente engañosa de sus puntos de vista”.

Sin embargo, la mayoría de los espectadores que no vieron la explicación del canal británico, quedarán solo con la versión sobre la crueldad y violencia intencional del  embajador palestino que desea el mal a Israel; porque Kay Burley,  la periodista estrella, no se disculpó directamente, ni reiteró en su programa la información correcta,  la misma cantidad de veces que difundió su punto de vista en forma de bulo.

Cuando se ofrecen puntos de vista compartidos desde otras narrativas, alternas a la dominante, la misma entidad que recibió las denuncias contra Sky News, el organismo ¨independiente¨, Ofcom, el establecimiento mediático es mucho más severo.

Ofcom suspendió  a su Directora de supervisión de seguridad en línea, Fadzai Madzingira, por dar me gusta a publicaciones pro palestinas y hacer comentarios en su cuenta privada de Instagram.

Quien fuera antes Directora de políticas de contenido de Facebook, actual Meta, supuestamente le dio «me gusta¨ en su cuenta privada de Instagram a la publicación de Black Lives Matter UK: “Como si no fuera suficientemente malo, Reino Unido también participará en limpieza étnica y genocidio de palestinos¨.

Oriunda de Zimbawe, Madzingira fue nombrada en junio en Ofcom, tiene maestrías en políticas públicas y en derecho de la Universidad de Oxford y ya se había desempeñado  como líder de políticas globales de contenido de discurso de odio en todos los productos de la compañía de Mark Zuckerberg.

Cuando se trata de controlar la narrativa tampoco importan las ¨vacas sagradas´.

Steve Bell, todo un emblema desde hace varias décadas en   The Guardian, no continuará en el  periódico, luego de presentar  una viñeta de   Benjamin Netanyahu,  operando a una figura parecida a la Franja de Gaza, con  la leyenda: «Residentes de Gaza, salid ya», en referencia al ultimátum del primer ministro israelí a los gazatíes.

Según Bell, se inspiró en una viñeta  de los años sesenta de David Levine, que retrató al presidente estadounidense Lyndon B. Johnson con una cicatriz en forma de Vietnam durante la guerra en la península indochina.

Pero The Guardian decidió no publicar la caricatura por evocar el supuesto tropo antisemita de la “libra de carne”, una referencia al personaje Shylock, el prestamista judio, en El mercader de Venecia de Shakespeare.

The Guardian confirmó su decisión de prescindir del caricaturista,  luego de que finalice su contrato en abril de 2024.

Acoso a periodistas

El periodista israelí ultraortodoxo Israel Frey, quien en medios  de comunicación israelíes y árabes,  cuestiona las políticas de Israel en la Franja de Gaza, ya había sido detenido e interrogado en diciembre,   como sospechoso de incitar al terrorismo y a la violencia de palestinos por un mensajes en redes sociales.

En pleno auge de los mecanismos de control de la narrativa única, el periodista haredí de izquierdas, se vio obligado a esconderse  por temor a nuevas represalias,  luego de que una turba  de israelíes de extrema derecha rodeara su domicilio, amenazándolo de muerte y lanzando bengalas.

Durante esos mismos días,  el  ministro de Comunicaciones de Israel, Shlomo Karhi, formulaba regulaciones que permitirían a la policía arrestar a civiles en sus hogares y  confiscar sus propiedades,  si se ha  difundido información que ¨dañe la moral nacional o haber servido como base para propaganda enemiga.

Para reprimir las voces críticas con sus políticas y acciones en la guerra de Gaza, y con tópico de la  ¨seguridad nacional¨ el ministro Comunicaciones israelí también impulsa regulaciones que le permitirían cerrar medios de comunicación extranjeros. como el canal Al Jazeera a la que señalan  «utilizado durante la guerra para la propaganda de Hamás, la agitación y el daño a la seguridad del Estado».

Lo cierto es que los sistemas de vigilancia narrativa están pendientes de corregir hasta el más mínimo desvío de la semántica esperada.

Un agente de policía amenazó en plena transmisión,  desde la ciudad israelí de Ashdod en la frontera con Gaza, al corresponsal Ahmad Darawsheh,  reportero de la cadena de televisión Al-Araby,

– ¨¿Qué estás diciendo? No me importa si estás vivo. ¿Qué estás diciendo?», indaga el agente de seguridad.

– «Digo lo que hace el ejército israelí», respondió Darawsheh.

– «Más te vale decir cosas buenas. ¿Entendido? Todos estos de Hamás deberían ser masacrados. ¿Queda claro? Si no informas de la verdad, pobre de ti».

Cuando el agente se marchaba, el periodista continuó su directo:

– «La policía israelí está vigilando lo que decimos».

Pero el agente regresó y frente a cámara gritó:

– «¡Detestable! Convertiremos Gaza en polvo. Polvo, polvo, polvo».

Según el Comité para la Protección de los Periodistas,  hasta el 19 de octubre, al menos 24 periodistas (20 palestinos, 3 israelíes y 1 libanés) se encontraban entre los más de 4 mil muertos de ambos bandos,  desde el 7 de octubre. 8 resultaron heridos y tres están reportados como desaparecidos o detenidos. (8)

La esposa y los dos hijos del periodista de Al Jazeera en la Franja de Gaza, Wael al Dahdou, también fueron asesinados en un ataque aéreo de Israel.

Claves para la construcción de otras narrativas

Desde que las guerras son guerras, ninguna va solo de tácticas y estrategias militares sobre cómo mover ejércitos y armas, ni de variopintos cálculos geopolíticos.

Cada ataque o contraataque es también un poderoso juego de operaciones,  que apuntan a psiquis y emociones a través del relato y la conversación.

Con todos los dispositivos de control narrativo a su favor, la propaganda sionista sobre su Operación Espadas de Hierro contra la Franja de Gaza, intenta aprovechar  el ecosistema mediático para  impactar el desarrollo y trayectoria de los acontecimientos.

Pero en este escenario surgen voces y narrativas emergentes, dispuestas a disputar el control del discurso oficial.

La estrategia de poner  más leña a las llamas de la polarización, el odio y la irracionalidad del “bien contra el mal”, no son infalibles.

En un rotundo  fiasco propagandístico la  rehén liberada por Hamas, Yocheved Lifshitz, relató ante los medios, su experiencia en cautiverio donde vivió un ¨infierno¨, pero ¨había gente allí que se ocupaba de todas las necesidades¨, pero lamentó que una valla que ha costado ¨2.000 millones¨,  no haya servido para proteger a los israelíes.

Expertos en relaciones públicas israelíes calificaron de «error» la decisión de poner a Lifshitz delante de las cámaras, mientras la  Oficina del Primer Ministro de Israel aseguraba que Hamás adopta  los «métodos nazis de guerra psicológica» para moldear la opinión pública.

Mientras por un lado, logra viralizar el relato sionista de odio a  los palestinos, sin mayores consecuencias para los creadores de este tipo de contenidos,  por otro intenta anular voces disidentes como la de la  conocida actriz árabe israelí Maisa Abd Elhadi, detenida y puesta bajo arresto domiciliario,  por apoyar los derechos del pueblo palestino en sus redes sociales.

En búsqueda de ecos para sus mensajes en las plataformas digitales más populares de conversación, entidades sionistas Israel ofrecieron 5.000 dólares, al usuario de TikTok, YourFavoriteGuy, por publicar un vídeo de propaganda para sus cerca de 3 millones de seguidores, según afirma este creador de contenidos.

Para el joven influencer desde Estados Unidos, ninguna cantidad de dinero puede lograr que haga eso y cierra su post en TikTok con un grito de ¨Palestina Libre¨

El relato sionista tampoco alcanza a impedir que millones de personas en el mundo,  alternen el activismo de sofá desde un teclado, con la indignación en calles y plazas públicas de todo el orbe contra los crímenes del régimen israelí.

Aunque  la narrativa occidental hegemónica nunca desplazará el  foco  a la brutalidad  del poder colonial de Israel contra el pueblo palestino, la realidad se impone ante los ojos del mundo.

¿Cómo Israel puede convencer hoy que no apunta contra civiles?

La gravedad de los crímenes ya no hay modos de ocultarla y  la conversación global se resiste a una sola manera de explicar los hechos, ni a un modo exclusivo de comprenderlos.

“Es bueno que estemos hablando del sesgo de los medios occidentales, porque definitivamente es así y está causando un gran problema”, asegura la podcaster y comediante egipcia,  Rahma Zein, luego de haber  confrontado  en el cruce fronterizo de Rafah, a la  reportera de CNN Clarissa Ward, denunciando cómo los periodistas cambian la narrativa alrededor del conflicto.

«Estamos con los palestinos, y estamos con los árabes, e intentan cambiar la narrativa, porque la narrativa es tuya, ¿no? Ese es el problema. Ustedes son los dueños de la narrativa. Son dueños de las Naciones Unidas. Son dueños de Hollywood. Son dueños de todos esas tribunas. ¿Pero dónde están nuestras voces?, pregunta la manifestante.

Rahma Zein exige entonces que “nuestras voces también necesitan ser escuchadas. Hemos estado viendo su canal, y en lugar de llorar nuestras muertes, y en lugar de llorar a estos niños palestinos, hemos tenido que lidiar con más deshumanización de los árabes”.

Cada vez más,  periodistas del Sur Global están dispuestos a naturalizar el discurso de las élites y reescriben la narrativa de modos otros, pugnando la voz activa en el relato.

Cuando la  editora ejecutiva del programa de Mirror Now, en la India, Shreya Dhoundial, preguntó sobre la destrucción de un hospital en Gaza, su entrevistado ripostó cuestionando un supuesto sesgo pro palestino por usar un traje tradicional con los colores verde, rojo y negro de la bandera palestina.

– “La prenda que llevo es un sari y es de mi abuela. Si estuviera viva, hoy tendría unos 105 años. Ella no sabía qué era Hamás. Y el sari no significa ningún apoyo a ninguna de las partes”

– «Guárdalo para una ocasión diferente», increpó el invitado Frederic Landau, un  ex oficial de las fuerzas especiales de inteligencia israelíes  (2009 y 2012),  hoy director ejecutivo de la consultora de marketing,  PLC Global Services.

– “No Frederick, no te dejaré elegir lo que me pongo. Y no te dejaré elegir lo que digo. Diré lo que tengo que decir y diré la verdad tal como la veo”.  “Lo que está pasando, lo que ha pasado en Gaza, el bombardeo de un hospital, 500 personas muertas, es simplemente criminal. Lo que llevo puesto es simplemente el sari de mi abuela. No significa nada más. Déjalo por el momento. Muchas gracias Federico”.

En  este escenario de disputa por el control del relato de la guerra de Israel contra Palestina, la generala del Comando SUR, Laura Jane Richardson,  la misma que planea cómo asegurarse recursos como el litio, el petróleo y agua dulce del América Latina;  confirma estar ¨en conflicto en el dominio de la información, con Sputnik, Rusia Today y teleSUR¨, medios que construyen desde el Sur Global narrativas alternativas a mandatos hegemónicos.

Sin dudas, las élites globales dominantes y sus guardianes se resisten a cualquier narrativa,  que intenta alejarse de los tropos impuestos por su hegemonía.

Explorar las causas históricas profundas de uno de los conflictos más largos, cruentos y complejos del Oriente Medio, conducirá a encontrar su raíz en la ocupación por Israel del territorio de Palestina durante 75 años, de sistemática  violencia, usurpación de tierras, desplazamiento forzado, políticas de apartheid y exterminio de un pueblo.

Desafíar  la narrativa establecida y crear relatos propios, implica reconocer que la lucha del  pueblo palestino es anticolonial.

Hamas es una consecuencia.

Palestina no es la tierra sin gente que Israel ha intentado presentar ante el mundo.

En los 365 kilómetros cuadrados de la Franja de Gaza vive el  40.6 % de la población palestina, más de dos millones de habitantes, confinados tras una  valla de tecnología inteligente, construida por Israel para impedir la entrada y salida a ese territorio.

Con 6.100 habitantes por kilómetro cuadrados, una densidad de población de las más elevadas del mundo, la Franja de Gaza  ha estado sometida a asedio permanente durante los últimos 15 años.  Hasta octubre de 2023 sólo tenía operativos dos cruces: al sur,  el paso de Rafah hacia Egipto y  al norte, Erez hacia territorios ocupados por Israel.  Cuatro de cada diez habitantes de la Franja de Gaza son menores de 15 años.

Otros 2, 8 millones de palestinos viven en Cisjordania, bajo ocupación militar  de Israel desde la Guerra de los Seis Días de 1967. Alrededor de 475.000 colonos israelíes habitan asentamientos ilegales en esta zona.

El régimen sionista estimula los asentamientos de sus colonos en los territorios palestinos ocupados, con el objetivo de cambiar la demografía de la zona, a través de la expulsión, encarcelamiento e incluso asesinato de sus  habitantes palestinos.

Esta forma de negación sistemática de vivir en su propia tierra a los palestinos, según activistas y defensores de Derechos Humanos, constituye una forma de limpieza étnica.

Israel convierte la sostenida instalación de sus asentamientos en territorios palestinos, como Cisjordania y Jerusalén Oriental, en una de las mayores fuentes de disputa con Palestina.

La Resolución 2334 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas exige a Israel poner fin de inmediato y por completo a todas las actividades de asentamiento y ocupación del territorio palestino, como única vía para alcanzar la paz.

Narrativas contrahegemónicas deben dar cuenta del impacto del conflicto en los seres humanos.

Nada justifica atrocidades ni castigos colectivos contra civiles sean del lado palestino o israelí.

No es posible ignorar el dolor del  pueblo israelí por la pérdida de 1 500 seres queridos y la conmoción por más de 200  familiares y amigos  hoy en manos de Hamas.

Múltiples  voces israelíes cuestionan y condenan las políticas del gobierno israelí, pero también han sido silenciadas.

Un asedio o bloqueo total  a Gaza con cortes de agua,  electricidad, obstáculos para el  envío de combustible y alimentos e impedimentos a corredores humanitarios es contrario a las normas del Derecho Internacional Humanitario.

Tratados internacionales sobre conflictos armados, como la Convención de Armas Convencionales de  1980 desautoriza contra poblaciones civiles el empleo de municiones de fósforo blanco.

Palestina enfrenta a una potencia nuclear con un ejército considerado entre los 20 ejércitos más poderosos del mundo.

Cada nuevo misil lanzado por Israel, lo distancia  más  de sus propios  clichés narrativos,   mientras la realidad se impone para que otros  actores, asuman el control discursivo y dejen de seguir la corriente a voces predeterminadas por élites.

¨Israel los Estados Unidos ya han perdido esta guerra¨, confiesa  un estadounidense, quien pensaba que ¨Israel eran los buenos y todos estaban tratando de matarlos¨ y ¨la gente de Gaza y Cisjordania eran terroristas musulmanes que sólo querían matar a todo el pueblo judío¨.

¨Tratan desesperadamente de encuadrar la narrativa (…) Todo lo que debemos hacer es abrir los ojos y empezar a mirar (…) No es defensa propia. Es genocidio. Es un crimen de guerra¨.

Por: Rolando Segura. 

Director Escuela teleSUR

Corresponsal Internacional

1- Western media dehumanises Palestinians to justify Israel’s genocide in Gaza: https://www.newarab.com/opinion/western-media-dehumanises-palestinians-gaza

2- Israel, un paso más cerca de cerrar Al Jazeera por motivos de seguridad:

https://www.i24news.tv/en/news/israel-at-war/1697788506-israel-closes-al-jazeera-bureau-amid-security-concerns

3- Hostilities in the Gaza Strip and Israel | Flash Update #16: https://www.ochaopt.org/content/hostilities-gaza-strip-and-israel-flash-update-16

4- Civil society organisations call for tech companies to respect Palestinian digital rights in times of crisis: https://www.apc.org/es/node/38979

5- 7amleh Documents 19,000 Violent Tweets in Hebrew on X: https://7amleh.org/2023/10/12/7amleh-documents-19-000-violent-tweets-in-hebrew-on-x

6- Directrices para los medios de comunicación cubrir la guerra en Israel: https://www.adl.org/es/resources/blog/directrices-para-los-medios-de-cohttps://acortartu.link/g48b6municacion-cubrir-la-guerra-en-israel

7- Does Hamas build tunnels under hospitals and schools? https://acortar.link/to0rqe

8- Journalist casualties in the Israel-Gaza conflict: https://cpj.org/2023/10/journalist-casualties-in-the-israel-gaza-conflict/


teleSUR no se hace responsable de las opiniones emitidas en esta sección

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