Dixon sugirió que el documental podría ser relevante para la Corte Penal Internacional (CPI), afirmando que incluía material que «haría que los fiscales se relamieran».

Los líderes de Israel y Hamás enfrentan actualmente una serie de cargos ante la CPI por su papel en presuntos crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad durante la guerra en Gaza.

En mayo, el fiscal de la CPI, Karim Khan, dijo que presentó una solicitud de órdenes de arresto contra el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y el ministro de Defensa, Yoav Gallant, así como contra los líderes de Hamas, Yahya Sinwar, Ismail Haniyeh y Mohammed Deif.

La CPI debe investigar

El documental de Al Jazeera también apoya investigaciones anteriores que han puesto de relieve cómo los civiles palestinos son asesinados rutinariamente por francotiradores israelíes.

En enero, Middle East Eye informó que un francotirador israelí mató a tiros a una anciana palestina cuyo nieto sostenía una bandera blanca. 

Al comentar los abusos que se muestran en el documental, Dixon dijo: «El hecho de que un civil se encuentre en una zona donde se está produciendo un combate no lo convierte en blanco legítimo.

«Si se ven involucrados en hostilidades en un momento determinado, sí, pierden su condición de civiles, pueden ser objeto de persecución. Pero entonces hay que mostrar pruebas de que representan una amenaza para uno», afirmó.

«Es potencialmente un asunto que la Corte Penal Internacional querría analizar», añadió Dixon.

El documental también hace referencia a un vídeo subido a YouTube por un miembro del 202º Batallón de Paracaidistas de Israel, en el que tres hombres palestinos desarmados fueron asesinados a tiros por francotiradores israelíes.

El general retirado del ejército británico Charlie Herbert dijo que era «extraordinario» que un soldado israelí subiera el vídeo a YouTube. «El grado de impunidad», dijo. «Puede que haya habido objetivos legítimos, pero a mí desde luego no me parece así».

Más tarde, al comentar sobre un incidente en el que un soldado israelí hizo estallar un edificio, Herbert dijo: «El hecho de que hayan podido llenar estos edificios con explosivos muestra muy claramente que no existe una amenaza actual procedente de esos edificios».

“Destruimos un pueblo entero como venganza”

La película también exploró cómo una unidad del ejército israelí destruyó Khirbet Khaza’a, una pequeña ciudad justo al otro lado del muro que separa Gaza del kibutz israelí de Nir Oz, que fue atacado el 7 de octubre.

Un soldado publicó en Facebook un vídeo con música que mostraba la destrucción de la ciudad, junto con una voz en off que decía: «Fuimos alegremente a aniquilar el pueblo de los nazis. Trabajamos duro durante dos semanas. Hicimos estallar todo el pueblo».

Al final de la operación los soldados publicaron fotografías de la destrucción antes y después.

Según otro video publicado en Instagram, se podía ver a soldados israelíes saliendo con un mensaje que decía: «Misión cumplida. Destruimos una aldea entera como venganza por lo que le hicieron al kibutz Nir Oz».

Según Dixon, el abogado de derechos humanos, «está estrictamente prohibido tomar represalias contra la población civil del enemigo».

Bill Van Esveld, director asociado de derechos del niño en Human Rights Watch, dijo que la destrucción innecesaria a gran escala de propiedad civil estaba prohibida por las Convenciones de Ginebra y el Estatuto de Roma de la CPI.

El documental también incluye el testimonio de Fadi Bakr, un ex prisionero del campo de detención de Sde Teiman, en el sur de Israel.

Después de compartir su relato personal de su propia detención y tortura, Bakr describe haber presenciado cómo soldados israelíes organizaron la violación de una de sus compañeras de prisión con un perro.

“Lo obligaron [al prisionero palestino] a tumbarse boca abajo en el suelo. Le ataron las manos y los pies. Había unos ocho o nueve soldados. Le quitaron los calzoncillos. Un capitán llegó y le roció algo en el trasero. Había un perro allí. Lo soltaron contra él. El perro violó al joven. Lo violó, literalmente hablando. Violación”.

«Es imposible que alguien haya oído hablar de ello o lo haya visto, o que una mente humana pueda imaginarlo», añadió.

El documental también destaca el papel desempeñado por el presidente estadounidense Joe Biden y sugiere que fue el principal facilitador de la presunta criminalidad israelí, y también explora la posible complicidad británica en los abusos israelíes, especialmente a través de los vuelos de vigilancia de la RAF sobre Gaza desde la base de Akrotiri en Chipre.

La película comienza con una cita de la novelista palestina Susan Abulhawa: «Occidente no puede esconderse, no puede alegar ignorancia. Nadie puede decir que no sabía. Vivimos en una era de tecnología y este ha sido descrito como el primer genocidio transmitido en directo de la historia, y creo que es cierto».