El Gobierno de Israel ha desplegado más de 3.000 policías en la ciudad de Jerusalén donde este jueves está prevista la polémica “marcha de las banderas” en la que miles de sionistas de ultraderecha celebrarán la ocupación de la urbe en 1967.

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La manifestación se realizará tras alcanzar una tregua entre palestinos e israelíes luego de una escalada de violencia de cinco días que dejó un saldo de 33 árabes muertos en Gaza.

A partir de ello, el portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores, Sinan Majali, señaló en un comunicado que la marcha constituye una violación flagrante del derecho internacional, así como del statu quo histórico y legal en Jerusalén.

En este sentido, el vocero denunció el asalto a la mezquita de Al-Aqsa por parte de extremistas judíos, entre los cuales se encontraban miembros del gobierno y el parlamento israelíes.

A su vez, Majali destacó que el complejo sagrado amurallado, constituye un lugar de culto exclusivamente musulmán donde el Departamento de Asuntos de la Mezquita de Al-Aqsa tiene jurisdicción exclusiva para organizar la entrada.

La manifestación sionista de las banderas consiguió permisos para penetrar la zona musulmana de la Ciudad Vieja, la cual fue anexada de manera unilateral en 1980 por Tel Aviv.

Por su parte, el movimiento palestino Hamás llamó a enfrentar la marcha ultranacionalista en Jerusalén mientras otras facciones convocaron a realizar una “marcha de las banderas” en Gaza de forma simultánea a la de los israelíes.