Teherán. El canciller de Irán, Mohammad Javad Zarif, denunció ayer el terrorismo médico que inflige Estados Unidos a su país por medio de las sanciones que provocaron una catástrofe humanitaria y duplicaron el sufrimiento de la población por el nuevo coronavirus.

Estos días el mundo está luchando contra un desafío común. Esta vez no está relacionado con fronteras e intereses, sino con la humanidad, la vida y la permanencia, indicó Zarif, de acuerdo con la agencia semioficial Mehr.

Lo que duplica el sufrimiento de los iraníes, lo que limita sus elecciones en gestión de crisis y lo que agrava las preocupaciones por el sustento de los ciudadanos es que las sanciones y el coronavirus llegan al mismo tiempo, agregó en un editorial publicado en el diario ruso Kommersant titulado: Luchen contra el virus, no contra nosotros.

A pesar de que Irán es un país que tiene ricas reservas de fósiles, incluido petróleo y gas, no tiene, debido a las sanciones de Estados Unidos, las fuentes de financiación necesarias para dar ayuda a la población que sufre por el coronavirus, mencionó el canciller.

El jefe de la diplomacia iraní pidió una voluntad moral global contra las demandas excesivas de Estados Unidos, y destacó que cumplir con las sanciones no debe conducir a más crímenes de guerra.

En las últimas semanas, Irán ha intensificado una campaña global para la eliminación de las sanciones estadunidenses mientras la república islámica combate el brote del coronavirus en el país, el más afectado en la región del Golfo y Medio Oriente, con unos 41 mil 495 casos y 2 mil 757 muertes.

En 2018, Estados Unidos se retiró de manera unilateral del acuerdo sobre el programa nuclear de Irán firmado en 2015 y restableció duras sanciones económicas que hundieron al país en una fuerte recesión, afectando fundamentalmente a su vital sector del petróleo.

En este contexto, Estados Unidos desplegó misiles Patriot en Irak para proteger a sus tropas, tomadas como blanco de misiles balísticos iraníes en enero pasado, informaron a Afp fuentes militares.

Las autoridades de Washington habían pedido a las iraquíes que les permitieran desplegar este sistema de defensa antiaérea después de que proyectiles de Teherán provocaron un centenar de heridos en la base iraquí de Aín Assad (oeste), donde están apostados centenares de militares estadunidenses.

El lunes no estaba claro aún si Bagdad había dado su visto bueno a este despliegue. La semana pasada, altos mandos de Irak declararon que los equipos estadunidenses habían sido transportados sin la autorización de Bagdad.