Washington. La Guardia Revolucionaria iraní disparó la madrugada de hoy más de una docena de misiles balísticos contra bases militares en la provincia de Al Anbar y en la ciudad de Erbil, en Irak, puntos utilizados por el ejército estadunidense, confirmó el Pentágono en un comunicado, sin reportar muertos o daños.

Jonathan Hoffman, asistente de Defensa para Asuntos Públicos, detalló que los misiles fueron lanzados desde Irán y apuntaron a por lo menos dos bases iraquíes que albergan a personal militar y de la coalición estadunidense (que combaten al grupo yihadista Estado Islámico). Esta agresión fue en venganza por la muerte del general Qasem Soleimani, jefe de la fuerza Al Qods de los Guardianes de la Revolución Islámica, informó la televisión estatal iraní.

El secretario estadunidense de Estado, Mike Pompeo, y el de Defensa, Mark Esper, abandonaron la Casa Blanca anoche tras reunirse con el presidente Donald Trump, luego de que se llevó a cabo el ataque, informó la cadena CNN.

El magnate tuiteó: ¡Todo está bien! Misiles lanzados desde Irán en dos bases militares ubicadas en Irak. Evaluación de víctimas y daños que tienen lugar ahora. ¡Hasta aquí todo bien! ¡Tenemos el ejército más poderoso y mejor equipado de cualquier parte del mundo y por mucho! Haré una declaración por la mañana (de hoy).

En la misma red social, el canciller iraní, Mohamad Yavad Zarif, publicó: Irán tomó y concluyó medidas proporcionadas en defensa propia en virtud del artículo 51 de la base de objetivos de la Carta de Naciones Unidas desde la cual se lanzaron ataques cobardes contra nuestros ciudadanos y altos funcionarios. No buscamos la escalada o la guerra, sino que nos defenderemos de cualquier agresión.

La Administración Federal de Aviación informó que prohibió a las aerolíneas registradas en Estados Unidos sobrevolar Irak, Irán y el golfo Pérsico tras los ataques, mientras en Bagdad se registró una fuerte movilización aérea militar cuyo origen no fue identificado.

Horas antes, Pompeo defendió la legalidad de la defensa ante una futura acción militar de su gobierno contra Irán, y argumentó que a Trump se le entregó la mejor información no sólo de la comunidad de inteligencia, sino de los equipos que tenemos sobre el terreno, para autorizar el bombardeo contra Soleimani. El mandatario afirmó ayer que el general era un monstruo, y ahora está muerto. Desde el día del ataque el magnate aseguró que Soleimani planeaba asesinar a muchos estadunidenses.

En una serie de tuits matutinos Trump reiteró su amenaza de bombardear los tesoros culturales de Irán durante una eventual guerra bilateral, luego de afirmar que ya se tienen detectados 52 objetivos. En la Casa Blanca mencionó a periodistas que retirar a los soldados en este momento sería lo peor para Irak, luego de que el Parlamento iraquí exigió su expulsión.

En cuanto a la venganza prometida por Irán, el Parlamento iraní aprobó una resolución que declara terroristas al Pentágono y a todas las fuerzas armadas estadunidenses; además, desbloqueó 224 millones de dólares para vengar la muerte de Soleimani.

La moción refrendada supone la modificación de una enmienda aprobada el pasado abril que declaraba terrorista al Comando Central de Estados Unidos, desplegado en el cuerno de África, Asia Central y Medio Oriente, luego de que Washington incluyó en su lista de organizaciones terroristas a la Guardia Revolucionaria iraní.

Alí Shamjani, secretario del Consejo Supremo de Seguridad Nacional de Irán, advirtió que la república islámica analiza hasta 13 escenarios para vengar la muerte del general, y que el más suave supondría una pesadilla histórica para Estados Unidos, informó la agencia de noticias Tasnim. Apuntó que se vigilan cuarteles y bases estadunidenses, además de la cifra de militares y equipo que disponen.

El canciller Zarif declaró a la cadena estadunidese CNN que la muerte de Soleimani es un acto de agresión contra Irán y equivale a un ataque terrorista armado, al cual responderemos, pero de manera proporcionada y dentro de la ley, ya que no somos personas sin ley, como el presidente Trump.