Informe filtrado del Partido Laborista muestra lucha de clases…

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El informe filtrado del Partido Laborista muestra la lucha de clases por el control del partido

Muchos de los miembros del Partido Laborista apoyarán al líder del sindicato de las “Fire Brigades”, Matt Wrack, en su demanda de acción respecto al informe interno filtrado sobre cómo se lidió con las acusaciones de antisemitismo.

Aunque el nuevo liderazgo haya anunciado una investigación, con copias de las filtraciones ya en libre circulación miembros y simpatizantes están extrayendo sus propias conclusiones.

Páginas y páginas de emails y textos exponen con detalle como algunos de los más altos cargos del partido laborista actuaron para sabotear el liderazgo de Jeremy Corbyn, obstruyeron cualquier cosa que intentara hacer, dirigieron abusos hacia el personal y los activistas percibidos como favorables a Corbyn y expresaron desdén por los miembros del partido que con sus cuotas pagan los salarios de estos mismos altos cargos.

Para más asombro de los que recorrieron las calles, llamaron a puertas y telefonearon haciendo campaña por el Partido Laborista, el informe expone a personal superior trabajando en contra de la victoria electoral, llevando a cabo una campaña secreta para proteger a los derechistas en escaños seguros a expensas de márgenes superables, mostrando una consternación creciente mientras el Partido Laborista se acercaba a los Tories en 2017 y reaccionando con furia cuando el partido rompió la mayoría de Teresa May.

Gran parte de estos comportamientos eran conocidos, o por lo menos se sospechaban. La hostilidad del anterior secretario general Iain McNicol hacia Corbyn fue patente desde las amplias purgas de miembros del partido que se llevaron a cabo durante las elecciones internas del 2015 y 2016.

Pero el detalle de estos comportamientos divisorios, repugnantes y descaradamente traicioneros se puede ahora leer negro sobre blanco, en las palabras de los propios culpables.

La respuesta de algunos de los miembros del Partido Laborista será pedir rendición de cuentas, insistiendo en que aquellos expuestos en este informe no vuelvan a ocupar un cargo para el partido nunca más.

Las reclamaciones de Keir Starmer deseando unificar el partido no conseguirán nada si este tipo de comportamientos son ignorados o hasta recompensados.

Muchos otros hablan de abandonar el partido por completo, consternados por los sacrificios que hicieron en apoyo a un partido cuya la maquinaria trabajaba para socavar sus esfuerzos. La facción derechista del partido seguro que agradecería un partido más pequeño y una base más inactiva.

Lo que debería quedar claro para todo el mundo es que a partir del momento en el que el nombre de Corbyn llego a las urnas hubo una lucha despiadada.

Las burlas de los cargos del Partido Laborista a propuestas como la subida de los impuestos para las corporaciones o la renacionalización de los ferrocarriles representaban algo totalmente diferente a su líder, los sindicatos afiliados o la gran mayoría de los miembros.

Campañas como la “Democracy Roadshow” (Democracia itinerante) presionaron por una mayor democracia interna en la elección de candidatos para ayuntamientos y escaños parlamentarios, en parte con el objetivo de corregir esta brecha percibida entre la base y los cargos electos.

En ocasiones, cuestiones referentes a la selección de candidatos se presentaron como un enfrentamiento entre miembros del partido y trabajadores organizados (sindicatos) luchando por poder.

Pero esta inútil línea divisoria solo sirve para oscurecer la división de clase que en realidad explica por qué las pugnas internas del Partido Laborista le hicieron mucho mas daño que las luchas internas de los Tories a su propio partido.

El objetivo del proyecto de Corbyn era conseguir un gobierno socialista que redistribuyera riqueza y poder a la gente corriente. Suponía una seria amenaza para la clase dominante británica.

Y esta clase dominante, sus instituciones, directores, propagandistas y simpatizantes infundían casi tanta lealtad entre los escalones superiores del Partido Laborista como entre los conservadores.

Los registros de cargos del partido expresando preferencias por una victoria Tory a una de Corbyn muestran su traición al partido y a sus miembros, y lealtad a un sistema capitalista que están acostumbrados a dirigir.

Indignarse ante sus actos no es suficiente. La izquierda debe aprender de la manera con que la derecha ha conseguido la derrota de Corbyn: entendiendo que existía un choque real de intereses y la determinación de esta derecha para asegurar la victoria de la clase dominante.

En comparación, gran parte de la izquierda se ha dedicado a un esfuerzo fútil para esconder diferencias realmente existentes y apaciguar a un enemigo irreconciliable.

Mientras sigamos cometiendo estos errores, seguiremos perdiendo.

es un periódico socialista británico, heredero del Daily Worker, diario de los años 30 fundado por el Partido Comunista de Gran Bretaña.

Fuente:

https://morningstaronline.co.uk/article/labours-leaked-report-records-class-struggle-control-party

Traducción:Alexi Quintana

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