Por Maguet Delva, Gazette Haiti, 31/1/25
El encuentro entre Leslie Voltaire, presidente del Consejo de Transición de Haití, y Jean-Luc Mélenchon y su partido La Francia Insumisa (LFI) es un acontecimiento trascendental a nivel diplomático y político. Refleja un diálogo renovado entre Haití y Francia, en particular sobre cuestiones históricas, la cooperación entre los dos países y la necesidad de una asociación basada en la equidad y el reconocimiento de las realidades pasadas y presentes.
LFI es uno de los pocos partidos franceses que se ha posicionado a favor de una solución de las injusticias históricas entre Francia y Haití, en particular sobre la cuestión de la deuda de independencia impuesta en 1825. Jean-Luc Mélenchon ha denunciado en varias ocasiones las consecuencias de esta deuda sobre el desarrollo económico de Haití y ha pedido medidas concretas para reparar esta injusticia. Esta posición se inscribe en un marco más amplio de reflexión sobre las relaciones postcoloniales y la responsabilidad de las grandes potencias en el subdesarrollo de ciertos países. La reunión abre así la puerta a un diálogo constructivo sobre el futuro, sentando las bases para una cooperación más equitativa y respetuosa de los intereses haitianos, en particular a través de mecanismos como la cooperación descentralizada.
Al reunirse con un partido influyente en Francia, Leslie Voltaire muestra la voluntad de Haití de dirigirse directamente a las fuerzas políticas francesas, más allá de las relaciones diplomáticas tradicionales con el gobierno en el poder. Esta estrategia ayuda a fomentar un debate más amplio y a animar a otros partidos a posicionarse sobre la cuestión haitiana. También refuerza la visibilidad de las reivindicaciones haitianas en la escena política francesa y europea. Haití y Francia, unidos por la historia, la lengua y profundas relaciones humanas, tienen una relación esencial que, más allá de las diferencias históricas, debe repensarse a través de un prisma de cooperación mutuamente beneficiosa. Lejos de la lógica de la confrontación, se debe favorecer el diálogo y la colaboración para avanzar en temas claves como el desarrollo económico, la educación, la cultura, la justicia histórica y la solidaridad internacional.
Para traducir estos debates en acciones concretas es necesario poner en marcha proyectos de cooperación, asociaciones entre comunidades locales e iniciativas culturales y económicas destinadas a reforzar los intercambios y permitir a Haití integrarse mejor en una red internacional de ayuda mutua y de desarrollo sostenible. Sensibilizar a la opinión pública francesa sobre la necesidad de una nueva asociación entre Haití y Francia es una palanca esencial para favorecer el surgimiento de una política más justa y respetuosa de los intereses haitianos. La movilización de asociaciones, autoridades locales y actores políticos comprometidos con una nueva dinámica en las relaciones franco-haitianas es un paso clave para garantizar la sostenibilidad de los compromisos asumidos.
Este encuentro representa una señal fuerte, un paso hacia una relación más equilibrada entre ambas naciones, basada en el reconocimiento de responsabilidades históricas y en la voluntad de escribir un futuro común marcado por el respeto y la cooperación.
Los discursos belicosos y las afirmaciones irreflexivas que circulan por Internet ocultan una realidad profunda: la historia que une a Haití y Francia no se limita a una disputa, sino a intercambios humanos, culturales e históricos indelebles. Nuestros muertos descansan a ambos lados del Atlántico, dando testimonio de vínculos que trascienden divisiones ideológicas y disputas estériles.
No puede haber ninguna posibilidad de enfrentamiento entre Haití y Francia porque las dos naciones comparten mucho más que un pasado común. Están unidos por una lengua, una cultura, una diáspora activa y una historia entrelazada de luchas, de injusticias, pero también de solidaridad y cooperación. En lugar de alimentar conflictos inútiles, es esencial centrar los esfuerzos en iniciativas constructivas y acciones concretas en favor del desarrollo, el respeto mutuo y la cooperación equilibrada.
Lejos de discursos simplistas y posiciones extremas, el desafío es construir un diálogo sólido y sincero, capaz de tener en cuenta las realidades históricas y abrir perspectivas para el futuro. Haití y Francia no son adversarios, sino dos pueblos con una responsabilidad común: aprender del pasado para construir una relación basada en el reconocimiento, la justicia y el progreso compartido.
Maguet Delva
París