Fuente: https://kaosenlared.net/haggai-matar-si-por-netanyahu-fuese-seguiria-atacando-gaza-tanto-como-pudiese/ 14.12.23
Entrevista con el director de ‘+972’ y coeditor de ‘Local Call’, los medios israelíes que revelaron cómo funciona ‘El Evangelio’, el programa de IA empleado por el Ejército sionista para bombardear la Franja.
Haggai Matar pasó varios veranos de su infancia en campamentos en los que convivía con niños y niñas israelíes y palestinos de los Territorios Ocupados. Cuando fue llamado a prestar el servicio militar, que en Israel es obligatorio y se prolonga durante tres años, se declaró objetor de conciencia. Desde entonces ha combinado su labor como periodista con la de defensor de derechos humanos. Es director de +972 y coeditor de Local Call, dos prestigiosos periódicos de izquierdas –en inglés y en hebreo, respectivamente– que estos días han revelado cómo las fuerzas ocupantes israelíes están empleando un programa de Inteligencia Artificial para bombardear la Franja que, en palabras de una de sus fuentes, es una «fábrica de asesinatos en masa» que pone “el énfasis en la cantidad y no en la calidad».
El Evangelio, como lo han llamado, identifica incluso el número aceptable de civiles asesinados por ataque. La exclusiva, de la que se han hecho eco decenas de medios internacionales, apenas ha tenido repercusión en Israel. “Ahora mismo, a la mayoría de los israelíes les parece bien que se emplee”, explica a La Marea por videoconferencia. Hablamos con Haggai sobre “la realidad sombría” que, en sus palabras, atraviesa Israel.
¿Cómo ha cambiado a la sociedad israelí lo ocurrido el 7 de octubre?
Seguimos en shock. Para la mayoría de los israelíes, era algo totalmente impredecible. Se ha roto la sensación de seguridad en la que vivíamos y, probablemente, no la recuperaremos en años o décadas. Esa nueva impresión de fragilidad está en todas partes. Y, por supuesto, el impacto de los horribles casos que siguen saliendo a la luz de familias asesinadas en sus hogares, de personas masacradas en la fiesta, de las violaciones masivas… La mayoría de los medios solo publican esas historias desde entonces.
Hasta ese día, la sociedad israelí estaba profundamente polarizada entre quienes apoyaban a Netanyahu y quienes no. Ahora, la mayoría de la población judeo-israelí respalda plenamente esta guerra. Y creo que muy pocos israelíes creen en la posibilidad de alcanzar la paz.
+972 y Local Call son de los pocos medios israelíes que denuncian la ocupación y el régimen de apartheid de Israel contra los palestinos desde hace más de una década, un periodo en el que ha crecido sustancialmente el fundamentalismo en su país. ¿Cómo ha evolucionado la percepción de estos medios entre su población?
+972 nació como respuesta a la primera gran guerra de Gaza que tuvo lugar en 2009. Supuso el regreso de Netanyahu al poder, que ha sido el primer ministro desde entonces salvo un breve periodo entre 2021 y 2022. Fue con aquella guerra cuando comenzó también su batalla contra la izquierda para deslegitimarla. Local Call, que se publica en hebreo, ha sido una especie de refugio para la izquierda y ha sufrido por ello muchos ataques. En este último año de protestas, muchas personas empezaron a leernos porque establecimos las conexiones entre las políticas autoritarias de Netanyahu y la ocupación. Ahora es mucho más difícil conseguir que los israelíes quieran leer los testimonios que publicamos de Gaza y críticos con la guerra. En el caso de +972, al ser en inglés, tiene menos seguimiento local y más internacional.
¿Han recibido amenazas o ataques por su trabajo?
La mayor amenaza que hemos experimentado fue hace unos años, cuando Benjamín Netanyahu pidió a Angela Merkel que impidiese que fundaciones alemanas siguieran apoyando a +972. No lo consiguió. Y los ataques más importantes que seguimos recibiendo no son contra los medios, sino contra nuestros periodistas que trabajan sobre el terreno, especialmente ahora en Gaza, donde sus vidas están en peligro. Pero en Cisjordania también llevan años siendo atacados, disparados, golpeados y arrestados una y otra vez por parte de las fuerzas de seguridad israelíes y por los colonos. No quieren que informen, por eso también les quitan los equipos, se los rompen…
La guerra contra Gaza es el conflicto en el que más periodistas han sido asesinados en menos tiempo. ¿Cuál es el objetivo?
Creo que aún no hemos conseguido suficiente información al respecto. En algunos casos, las autoridades israelíes han hablado de algunos de los periodistas asesinados como agentes de Hamás porque trabajan para medios que son propiedad de esta o de Hezbolá. Israel sostiene que si trabajas para ellos eres su enemigo. Hemos visto también cómo asesinaban a la familia de un corresponsal de Al Jazeera, que no es un medio de Hamás, y el Gobierno tampoco ha dado ninguna explicación al respecto. Así que me preocupa que, al menos en algunos casos, el Gobierno de Israel esté intentando con estos asesinatos impedir que se informe desde dentro de la Franja.
El Ejecutivo de Netanyahu está trabajando en dos leyes que criminalizan a medios de comunicación críticos con sus políticas, hasta el punto de que se quiere perseguir a las personas que consuman canales como Al Jazeera. ¿Podría afectarles a ustedes?
Por una parte, hay una ley contra los medios de comunicación que, supuestamente, prestan servicio a organizaciones terroristas. Su objetivo era desacreditar a Al Jazeera, pero el Gobierno reculó porque necesita a Qatar para negociar con Hamás. Sí la ha aplicado contra Al Mayadeen, que está encabezada por Hezbolá e Irán, pero en realidad se ha implementado de manera muy limitada porque su corresponsal sigue informando desde Israel, donde también podemos seguir viendo ese canal. Hay otro proyecto de ley que castiga el consumo de propaganda terrorista, por ejemplo, de vídeos publicados por Hamás. Pero se está modificando –aún no se ha aprobado– para que además de verlos tengas que hacer algo que demuestre que tienes simpatía por ellos. Así que creo que su efecto va a ser limitado.
Hace unos días, publicaban en +972 y Local Call una investigación que demuestra que el Ejército israelí está empleando un programa de Inteligencia Artificial en la guerra contra Gaza, llamado The Gospel (El Evangelio en español) que ha triplicado los objetivos bombardeados en comparación con la guerra de 2014. Sólo en los primeros 35 días de ofensiva, ejecutó más de 15.000 ataques. El reportaje ha tenido una gran repercusión internacional, pero ¿cómo ha sido su acogida en Israel?
Mientras, a nivel internacional, han compartido la historia desde miembros del Congreso de Estados Unidos a periodistas, cabeceras, políticos y diplomáticos de todo el mundo, prácticamente ningún medio israelí se ha hecho eco de la misma. Solo un columnista de Haaretz la ha mencionado. Hablé con un amigo periodista, veterano de una cadena de televisión, y me dijo que podían entrevistar al compañero que hizo la investigación, pero que a la audiencia israelí no le importa que estén matando a civiles en Gaza. Y que, en el caso de que viesen la noticia, dirían “¿y qué?”. De hecho, las pocas respuestas que hemos recibido al reportaje en hebreo en las redes sociales es eso lo que nos dicen: “¿Y qué?”, o “Hagámoslo más” o “¿Por qué no lo hicimos antes?”. Nos enfrentamos a una realidad muy sombría.
La mayoría de las televisiones israelíes han decidido no emitir imágenes de las víctimas de los bombardeos en Gaza, así que la mayoría de la sociedad israelí no ha visto a los niños muertos bajos los escombros, temblando en el hospital tras perder a toda su familia, o sus padres y madres muertos en vida con sus cuerpos en brazos. ¿Cómo han contribuido los medios de comunicación israelíes a la deshumanización de los palestinos?
Fue muy evidente su papel en la guerra de 2014, cuando tampoco mostraron a las víctimas hasta prácticamente el final. Y fue, como explicó un reportero entonces, porque un portavoz del Ejército y el mismo Netanyahu llamaron a los periodistas para decirles que tenían que mostrar cuánta muerte y destrucción habían causado en la Franja porque, si no, no podrían acabar la guerra. La mayoría de los israelíes pensaban que sólo había víctimas israelíes porque los medios no mostraban a las palestinas. Y en aquella guerra murieron unos 2.500 palestinos y unos 100 israelíes.
Pues ahora es mucho peor. Desde el 7 de octubre, pones las noticias o abres los periódicos y todos los días son 7 de octubre, todos los días abren con historias de lo que ocurrió entonces y la poca información que publican sobre los ataques a Gaza está hecha desde la perspectiva de los soldados israelíes dentro de los tanques. No encontrarás nada de los muertos, de los heridos ni de los dos millones de personas que sufren una crisis humanitaria. Los periodistas son los verdaderos culpables de gran parte de la situación en la que se encuentra la sociedad israelí.
Es miembro de la junta directiva de la Unión de Periodistas de Israel. ¿Cómo son los debates sobre esa cuestión?
Nuestra función como sindicato es proteger a los periodistas, no entramos en lo que cada uno debería denunciar. Lo que me preocupa como sindicato es la falta de solidaridad con los periodistas palestinos. Ayer salió una investigación sobre cómo Israel atacó deliberadamente a periodistas en la frontera libanesa y cómo mató a uno. Estoy intentando que el sindicato se pronuncie al respecto y es difícil.
¿Cómo ha contribuido el apoyo incondicional de los Estados Unidos y de la Unión Europea a las políticas israelíes de deshumanización de los palestinos y palestinas?
El mundo occidental es muy cómplice de esa deshumanización. La respuesta inmediata al 7 de octubre condenando lo ocurrido y afirmando que protegerían a Israel era legítima. Pero nunca hemos visto una declaración similar respecto a las vidas de los palestinos. Este doble rasero es muy preocupante. Los palestinos saben que cuando matan a israelíes, el presidente de Estados Unidos envía un portaaviones para protegernos –lo que, además, creo que puede generar una guerra regional–. Pero nunca para protegerles a ellos.
El Ejército israelí está seleccionando periodistas internacionales para que les acompañen empotrados en sus tanques a la Franja. ¿Cómo valora este tipo de cobertura?
Yo no haría un viaje así, pero es un tema complicado. Si haces la cobertura de manera crítica puede ser valiosa porque la sociedad israelí apenas si recibe información objetiva desde la Franja. Los periodistas palestinos no informan para los medios israelíes. De hecho, Local Call es el único en hebreo que publica regularmente informaciones elaboradas por palestinos en Gaza.
Pero algunos de los periodistas que se han empotrado han hecho un buen trabajo. Por ejemplo, Haaretz envió a su corresponsal en los Territorios Ocupados e hizo un reportaje muy crítico y en el que incluía las limitaciones impuestas por los soldados israelíes, como “me dijeron que no puedo hacerlo” o “me impidieron hablar con ellos”. Si lo haces de manera transparente y crítica puede ser valioso. Pero la mayoría de los periodistas no lo están haciendo así e, incluso, algunos han emitido entrevistas con palestinos sin aclarar que tras las cámaras estaban los soldados israelíes armados. Cómo no vas a decir “Aquí no queremos a Hamás” si hay alguien apuntándote. Es un asunto muy problemático.
Estamos viendo cómo Egipto acata las órdenes de Estados Unidos e Israel a la hora de gestionar la ayuda humanitaria que puede entrar por el paso de Rafah o el cierre a la prensa extranjera. Hay que recordar que Egipto es el segundo país en recibir ayuda estadounidense, sólo por detrás de Israel. ¿Cómo es la relación entre Israel y Egipto?
El asedio que sufre la Franja de Gaza desde 2007 está coordinado por Israel y Egipto, que percibe a Hamás como una amenaza. Teme que la Franja cada vez dependa más de Egipto, que sus habitantes terminen entrando en su territorio… Así que Egipto está totalmente coordinado con Estados Unidos e Israel y también es responsable de la catástrofe que está ocurriendo ahora mismo.
Además de la crisis humanitaria de Gaza, desde +972 y Local Call siempre han informado sobre las consecuencias de la ocupación y el apartheid en Cisjordania. Desde el inicio de la guerra contra la Franja, estamos viendo cómo el Ejército israelí, los colonos y las milicias conjuntas han aumentado también los ataques contra su población. ¿Qué buscan?
Siempre ha habido una agenda de limpieza étnica en Cisjordania. Idealmente querrían quedársela entera, pero desde los Acuerdos de Oslo la prioridad es quedarse la conocida como Zona C. Israel está intentando aumentar el control sobre Cisjordania para impedir la conformación de un Estado palestino asegurándose de que haya tantos colonos y tan pocos palestinos en algunas áreas que no tenga sentido entregarlas a la Autoridad Palestina. Esa es la campaña que está en curso ahora.
Hay autoridades israelíes que han declarado abiertamente que el momento es ahora porque la atención está puesta en Gaza y porque Israel está siendo atacado. Pero incluso en otras áreas de Cisjordania, en las que no hay una política gubernamental tan clara, el Ejército también está protegiendo a los colonos judíos, incluido cuando disparan y matan a los palestinos que se defienden de sus ataques.
Ustedes han publicado testimonios de familiares de los rehenes de Hamás que piden a Netanyahu que no les instrumentalice para hablar de venganza, que cese los ataques contra Gaza y que priorice la liberación de sus seres queridos. ¿Cómo han sido recibidas estas reclamaciones?
En los últimos dos meses, ha habido una censura severa de la libertad de expresión. Se han producido arrestos masivos de ciudadanos palestinos y algunos incidentes con judíos sólo por alzar la voz sobre los derechos de los palestinos o por pedir un alto el fuego. Pero los familiares de los rehenes y de quienes murieron o resultaron heridos por Hamás tienen plena libertad, pueden decir lo que nadie más puede decir en Israel. Por la naturaleza de nuestros medios, nos hemos centrado en los familiares que se muestran contrarios a la venganza, que piden el fin de la guerra, pero también los hay que dicen que, una vez que sus parientes vuelvan a casa, pueden seguir atacando Gaza. Su objetivo es proteger a sus familiares, así que no sorprende mucho lo que dicen.
Según informaciones publicadas por medios estadounidenses e israelíes, el Gobierno de Netanyahu está preparado para, al menos, dos meses más de guerra contra Gaza. ¿Qué cree que va a pasar?
Creo que la guerra va a durar mucho más que dos meses y, de hecho, si por Netanyahu fuese, seguiría atacando a Gaza, como ahora, tanto como pudiese. Esta guerra es la vía de Netanyahu para sobrevivir en el poder porque la mayoría de los israelíes cree que una vez que termine, debería marcharse. Si Netanyahu pudiese continuar con los bombardeos de Gaza hasta que Trump volviese a a la presidencia sería perfecto para él. Pero creo que, a partir de finales de diciembre o principios de enero, la pelota estará en el tejado de Estados Unidos. Veremos qué hacen. Por ahora, a lo que se ha comprometido Netanyahu es a impedir cualquier tipo de autogobierno independiente de los palestinos en la Franja. Parece que quiere prolongar la ocupación con una acción militar continua, lo que lo cambia todo en términos políticos y de seguridad para Israel.
¿Cuál cree que es la solución a este conflicto?
Primero hay que reconocer que hay dos pueblos en este país y que, con suerte, nadie va a irse a ningún lado a menos que ocurra algo aún más terrible. En total somos unos diecisiete millones de personas. Hay que garantizar que todos tengamos derecho a la autodeterminación, a la independencia y a una seguridad de calidad, unas cuestiones básicas que no existen ahora mismo. Son los principios imprescindibles que hay que conseguir para, después, construir una solución política que puede adoptar formas distintas De lo contrario, seguirá la violencia.
¿Considera aún viable la solución de los dos Estados?
En muchos sentidos, el ataque del 7 de octubre ha revivido la solución de los dos Estados. Aunque ahora la mayoría de los israelíes no quieran una solución política, una vez que acabe la guerra muchos tendrán que entender que es la única vía. Y la construcción de dos Estados tiene más apoyos porque la mayoría de los israelíes no querrá un país en el que convivir con gente que, por ejemplo, ha participado en el 7 de octubre. Soy consciente de que las políticas israelíes lo ponen cada vez más difícil. Pero como estudiante de Historia, sé que con voluntad se pueden alumbrar grandes cambios. Pero para ello, Israel tendría que comprometerse a derribar los asentamientos.
Personalmente, ¿cómo está lidiando con esta guerra contra Gaza?
Hay tanto dolor y tanta pena que uno se siente impotente, pero sigo creyendo que tenemos más poder de lo que creemos. Tenemos que adoptar medidas, organizarnos y conectarnos con otros a nivel local y global. Me aferro a ese pensamiento.