El ataque sacudió toda la parte occidental de la ciudad y los edificios se derrumbaron mientras había gente en su interior, informó Al Jazeera. Los residentes no recibieron ninguna advertencia para que abandonaran sus casas.

Muchas personas quedaron atrapadas bajo los escombros y los paramédicos y los equipos de defensa civil no pudieron llegar inmediatamente a la zona debido a la intensidad de los bombardeos israelíes.

Hossam Abu Safia, director del Hospital Kamal Adwan en Beit Lahiya, dijo que muchos de los heridos en el ataque habían muerto debido a una grave falta de recursos, suministros médicos y personal especializado en las instalaciones.

Agregó que decenas de personas estaban desaparecidas bajo los escombros y no pudieron ser rescatadas «debido a la falta de recursos y los ataques en curso». 

El asedio israelí a Jabalia entra en su decimoquinto día

Más temprano el sábado, las fuerzas israelíes rodearon y bombardearon el Hospital Indonesio, que también se encuentra en Beit Lahia.

Las fuerzas israelíes atacaron los pisos superiores, donde se encontraban más de 40 pacientes y personal médico, según el Ministerio de Salud palestino.

Marwan Sultan, director del Hospital de Indonesia, dijo: «Los tanques israelíes rodearon completamente el hospital, cortaron la electricidad y bombardearon el hospital, apuntando al segundo y tercer piso con artillería».

El ataque del sábado se produjo cuando el asedio total de Israel al campo de refugiados de Jabalia, en el norte de Gaza, entró en su decimoquinto día. Durante ese tiempo, no ha llegado al campo comida ni agua potable.

Mohammed al-Hajjar, corresponsal de Middle East Eye en Gaza, informó que el ejército israelí había atacado «cualquier lugar en el que se detectara movimiento» en Jabalia. Agregó que muchas personas estaban atrapadas dentro de sus casas, sufriendo hambre y sed.

En el sur del enclave, aviones israelíes lanzaron panfletos que mostraban una imagen del cuerpo del líder asesinado de Hamas,  Yahya Sinwar , acompañado de un mensaje que decía: «Hamas ya no gobernará Gaza».

Basándose en una declaración del primer ministro Benjamin Netanyahu después de que las fuerzas israelíes mataran a Sinwar en Rafah a principios de esta semana, los folletos dicen: «Quien deponga las armas y entregue a los rehenes podrá irse y vivir en paz».

Por otra parte, un ataque israelí contra la escuela Asmaa, en el campo de refugiados de Al-Shati, en la ciudad de Gaza, mató a siete palestinos. La escuela, que está afiliada a la agencia de las Naciones Unidas para los refugiados palestinos (UNRWA), estaba siendo utilizada como refugio para palestinos desplazados.

En Israel, un dron lanzado desde el Líbano voló 70 kilómetros para atacar la casa de Netanyahu en Cesarea, al norte del país.

Según su despacho, el primer ministro y su familia no se encontraban en Cesarea. El ejército israelí informó de que no hubo víctimas.

Mientras tanto, una persona murió y al menos otras 14 resultaron heridas después de que Hezbolá lanzó una serie de ataques con cohetes contra el norte de Israel.

En la capital libanesa, los ataques aéreos israelíes del sábado apuntaron a los suburbios del sur, una zona conocida coloquialmente como Dahiyeh, por primera vez desde el miércoles.