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Un globo aerostático operado por un pequeño grupo de aficionados estadounidense pudo estar entre los tres objetos voladores derribados por los militares estadounidenses entre el 10 y 12 de febrero, informó este jueves el sitio web Aviation Week.
Los propietarios, con sede en el estado de Illinois, declararon a su globo «desaparecido en acción» después de que cruzara el espacio aéreo de Alaska, mientras que debía sobrevolar Canadá el día 11.
El aparato revestido de aluminio, con la sigla de identificación K9YO-15, tenía un pequeño panel solar y un dispositivo HYSPLIT proporcionado por la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EE.UU., que emitía señales de radio en función de la cantidad de la energía solar disponible.
Las descripciones de los tres «peligrosos objetos no identificados» que la Fuerza Aérea derribó coinciden en las formas, altitudes y cargas útiles de pequeños ‘picoglobos’ como este, diseñados especialmente para aficionados, educadores y científicos por una empresa de Silicon Valley. Se los puede comprar por 12 dólares y hasta 180 como máximo, informaron fuentes del medio. Mientras tanto, cada misil que dispara un caza F-16 o F-22 cuesta al menos 400.000 dólares.
Además, se sabe que una de las tripulaciones involucradas en el derribo falló su primer disparo sobre el lago Hurón.
El club que controlaba el vuelo no declaró la desaparición de inmediato porque esperaba que la comunicación por radio con el aparato se restableciera cuando entrara en latitudes más bajas con mejor energía solar, según explicó un usuario de Reddit.
La comunidad de aficionados está ahora preocupada por la posibilidad de que los militares sigan derribando sus pertenencias. El ingeniero jubilado Tom Medlin, coanfitrión del programa Amateur Radio Roundtable, dijo a Aviation Week que uno de sus tres ‘picoglobos’, con el distintivo W5KUB-112, dio la vuelta al mundo varias veces y debe entrar en el espacio aéreo estadounidense este 17 de febrero desde el sudoeste, después de cruzar los aires de China y México.
Medlin espera que «no comencemos a derribarlo todo», algo que no lo haría feliz.