Aldemaro Barrios Moreno
La cuestión del dominio geopolítico imperialista traspasó el umbral de la intervenciones físicas, las invasiones militares a países “bananeros” como se hizo usual y ordinario durante el siglo XX, desde que el Pentágono a inicios del siglo XXI comenzó a poner en práctica las llamadas guerras antropológicas y los sistemas informáticos desplegaron su poderío de influencia en las conductas de los seres humanos sobre la tierra, el comportamiento de los centros de poder mundial entraron en una nueva era de mecanismos de control y dominio en los países de su periferia con predilección a una audiencia infantil y juvenil como primer blanco.
Por otro lado algunos pueblos, ensayan respuestas dentro de las mismas contradicciones del capitalismo de vigilancia en el que “el nuevo orden económico que reclama para sí la experiencia humana como materia prima gratuita aprovechable para una serie de prácticas comerciales ocultas de extracción, predicción y ventas”, según el trabajo de la profesora emérita de la Universidad de Harvard, la socióloga Shoshana Zuboff que “se refiere a la mercantilización de datos personales, es decir, en la transformación de información personal en una mercancía sujeta a la compraventa con fines de lucro”.
El Pentágono instrumenta Internet, Google, y los sistemas de redes sociales trasladó el campo de guerra a los módulos cerebrales de los 160 millones de jóvenes que habitan América Latina y el Caribe, por señalar solo un ámbito de audiencias selectivas de este lado del mundo, que garanticen ventajas en la conflagración cognitiva para alcanzar el mismo fin de los tradicionales mercados de capitales: la acumulación de riquezas para una élite reducida a tres o cuatro apellidos o castas, casi todas operando sus núcleos de comando desde el norte y con el apoyo de los gobiernos de Estados Unidos.
Para ello se han valido de los conocimientos científicos de la psicología cognitiva, de los mecanismos de control conductual que ya fueron estudiados y analizados para obtener respuestas satisfactorias a sus intereses y que se expresan en escenarios políticos con pueblos saturados de pobreza a punto de explosiones populares, viviendo una realidad fáctica que por más ficción e inteligencia artificial que exponga el capitalismo de vigilancia tratando de imponerse en las redes sociales, son burbujas sociales que estallarán en la medida que se afinquen las contradicciones económicas y sociales.
Ha sido la historia de países espoliados de sus recursos mediante la misma fórmula aplicada durante el siglo XX, la colaboración de castas nacionales que reciben de las trasnacionales los migajas restantes de sus gigantescas ganancias a cambio de que las primeras se inserten en los Estados nacionales para depredarlos con corrupción, dependencia estructural, monopolios, generadores de pobreza y de miseria social.
El capitalismo de vigilancia está transitando un ciclo de rechazos críticos en muchos Estados y en algunos líderes mundial del mundo capitalista, por cuanto han asumido las características de un comportamiento supremacista confrontándose a más de 2000 años de cultura y moral judío cristiana con la mentira y la falsedad informática anárquica y desmesurada cuando han desplazado los pocos valores éticos de una sociedad capitalista careada de principios moralistas.
Desde Brasil un tribunal acusó a la empresa telemática de Elion Musk de falsear información pública, en Venezuela, el presidente Nicolás Maduro puso en cuarentena a la misma empresa, uniéndose a las posturas de China, Rusia, Irán y Corea del Norte. Desde Estados Unidos la candidata Kamala Harris amenaza al magnate informático Musk de detenerlo y condenarlo por “mentiroso”. Pudiera hacerlo hoy dada su influencia en el gobierno de Biden ¿Porque no lo hace? Son preguntas que se hace el mundo crítico.
El dueño de Facebook (Meta) Mark Zuckerberg, confesó su error al plegarse a la Administración Biden “para censurar en esa red social, las noticias que pudieran perjudicar a los demócratas”, Zuckerberg fue interpelado en el Congreso de los Estados Unidos por facilitar a través de sus redes la transmisión de información falsa e interesada, admitiendo las acusaciones de algunos de los congregantes norteamericanos.
Una ola de regulaciones administrativas y legislativas sobre el uso de las redes sociales se han incorporado a los sistemas de control informático en algunos continentes, la Unión Europea desde el 2016 aplicó la Regulación General de Protección de Datos, en EEUU se reguló el sistema como en California con la Ley de Privacidad del Consumidor en ese estado desde 2018.
Ante las amenazas y manejos irregulares de las redes sociales muchos estados están legislando las regulaciones a los sistemas informáticos, ante la notable influencia política y social del capitalismo de vigilancia que aborda la privacidad personal para inducir conductas para favorecer el mercado de capitales y en los asuntos políticos internos de los países a favor de intereses inconfesables.