Fuente: https://www.jornada.com.mx/2024/02/17/opinion/013a2pol Hugo Aboites* 17/02/24
a los palestinos hay que pegarles duro, dice ante las muestras de duda y asombro de quienes lo escuchan.
Pero Israel sería criticado por todo mundo, por la ONU, acota una joven.
No importa;
y por Estados Unidos, añade otra persona.
Ellos nos apoyan, la mayoría (de la población) nos apoya, responde. Ahora que el experimento está en curso, es claro que ha servido para complicar de manera grave el panorama, deslegitimar a Israel y sus demandas y generar un tono mundial que, como nunca, privilegia las soluciones violentas.
Por otro lado, en el interno mexicano, todo parece indicar que el caso Ayotzinapa no se aclarará en definitiva este sexenio. Si es así, el tema y la continuidad de la demanda de solución se dará entonces en el próximo gobierno, y esto tiene una histórica e importante implicación: que cuando en el sexenio de la presidenta Sheibaum, activista universitaria y científica, se cumpla, en 2029, el aniversario 100 de la inicial autonomía en la UNAM, habrá que recordar que también en esa misma fecha se cumple un siglo de represiones y muertes del Estado mexicano contra las y los jóvenes estudiantes de este país, porque fue en 1929, en Santo Domingo, donde se dieron las primeras palizas y violentas cargas de bomberos contra las asambleas, también balaceras contra estudiantes que marcaron desde entonces una política de hecho del Estado que siempre –habrá que decir ahora que también hasta la 4T– ha sido especialmente agresiva contra la movilizaciones y demandas de las y los jóvenes.
Y desde 1929 no ha habido sexenio en que no se golpee, encarcele, se dé muerte o se mantenga la desaparición no aclarada de estudiantes. Cambiar esto, en sí mismo es trascendental para la transformación del país y de las relaciones del Estado con el sector educativo, pero también para la mejora de las relaciones desde dentro y fuera de la sociedad, es comenzar a reducir la violencia. No hay transformación en educación y no hay transformación de la sociedad si no se empieza por ahí. Y un cambio de fondo implica también la revisión crítica de las leyes de educación que contradicen directamente –además de los derechos laborales de maestros y académicos– las demandas de derecho pleno a la educación, gratuita y sin la intervención de agentes de lucro privado para la evaluación discriminatoria y sesgada de instituciones, carreras, profesores, maestros, aspirantes.
Una revisión que deje a un lado la insistencia en que se comercialicen los centros de investigación de la educación superior; espacios que son patrimonio público del país y no fuente y factor de lucro. Es decir, Ayotzinapa fue la respuesta a demandas populares sobre la educación, por eso resolver es también dar un paso en la transformación pendiente y de fondo de la educación.
*UAM-X