Cada día que pasa, hay más niños y niñas en Gaza que corren el riesgo de contraer hepatitis A. Tras diez meses de violencia, las restricciones y los obstáculos a la entrega de ayuda humanitaria, de medicamentos, la falta de atención médica y de medidas de protección han creado el caldo de cultivo perfecto para que las enfermedades transmisibles se propaguen rápidamente por toda la Franja.
“El brote de hepatitis A se está extendiendo en Gaza. Las familias se han visto obligadas a desplazarse y viven en condiciones terribles e inhumanas”, explica la doctora Ghada Al-Jadba, jefa del Programa de Salud de UNRWA en la Franja.
Al colapso del sistema sanitario, hay que añadir las terribles condiciones en las que viven las personas desplazadas. Se encuentran hacinadas en campamentos improvisados o en refugios masificados y apenas cuentan con espacios de intimidad.
“Estoy cansado de esta vida”, dice Mahmoud de 12 años, que vive con su familia en uno de nuestros refugios en el campamento de Nuseirat. Comparte baño con cientos de personas. “Si quiero usar el baño, tengo que hacer cola. Lo mismo ocurre para conseguir agua”.
La falta de agua limpia, de sistemas de saneamiento y de productos de higiene empeoran gravemente la situación y el número de contagios de hepatitis A se está disparando de manera muy alarmante.
Según los datos de los equipos médicos, centros de salud y refugios informan de entre 800 y 1.000 nuevos casos de hepatitis A cada semana. En total, 40.000 personas han sido diagnosticadas con esta enfermedad desde octubre.
“Carecemos de agua potable, de equipos de saneamiento y de productos de higiene en muchas ocasiones. Esta crisis está dificultando enormemente que nuestros equipos puedan responder de la manera más adecuada a las necesidades de los pacientes”, explica la doctora Ghada.
Desde que las fuerzas israelíes iniciaron la operación militar en Rafah, ha sido cada día más complicado distribuir suministros básicos. Por lo que las enfermedades siguen proliferando, especialmente con la llegada del verano y las altas temperaturas.
Aún en este duro contexto, los equipos han respondido desde el principio con diagnósticos, concienciación para la prevención y asesoramiento. Miles de profesionales siguen trabajando en centros de salud y atienden miles de consultas diarias. Su trabajo es vital para salvar el máximo número de vidas en Gaza.
UNRWA advirtió que las desesperadas condiciones sanitarias facilitan la propagación de enfermedades, incluida la hepatitis A.
“El brote de hepatitis A se está extendiendo en Gaza durante la guerra. Las familias se han visto desplazadas y viven en condiciones terribles e inhumanas en campamentos y refugios superpoblados. Carecen de agua potable, de equipos de higiene y de una gestión adecuada de los residuos y las aguas residuales. Esta crisis sigue dificultando enormemente que el programa sanitario de las organizaciones pueda responder a las necesidades de los enfermos”.
Fuentes: UNRWA, Al Mayaden en español, TelesurTV, Agencia Wafa, Palestina Hoy