Fuente: https://www.telesurtv.net/opinion/Futbol-y-conflictos-armados-II-20200902-0011.html?utm_source=planisys&utm_medium=NewsletterEspa%C3%B1ol&utm_campaign=NewsletterEspa%C3%B1ol&utm_content=39 Nandy Nieto 2 septiembre 2020
En el apartado anterior hablamos sobre el papel del fútbol en medio de la guerra civil vivida en Costa de Marfil, y como Didier Drogba fue el vocero que usó el deporte rey como elemento de reconciliación entre el gobierno y fuerzas disidentes, resultando en una entrega de armas y diálogos para un cese al fuego. En esta ocasión, volamos de África a la costa colombiana. Vamos a hablar de El Salado:
En el apartado anterior hablamos sobre el papel del fútbol en medio de la guerra civil vivida en Costa de Marfil, y como Didier Drogba fue el vocero que usó el deporte rey como elemento de reconciliación entre el gobierno y fuerzas disidentes, resultando en una entrega de armas y diálogos para un cese al fuego. En esta ocasión, volamos de África a la costa colombiana. Vamos a hablar de El Salado: un pequeño corregimiento colombiano que suma 20km2 entre casco urbano y veredas. Y para establecer un punto de comparación, Bogotá, la capital colombiana, tiene una superficie de 1770km2. Pero, ¿qué puede tener de particular este minúsculo corregimiento?
El salado se encuentra ubicado en la región conocida como Montes de María, la cual se divide en tres zonas: zona de litoral, zona montañosa y zona de piedemonte. El Salado se encuentra localizado en esta última zona, lo que le otorga salida hacia los cuatro puntos cardinales del sector. Además, la región de Montes de María, debido a su ubicación estratégica con salida al mar Caribe, se volvió un terreno en eterna disputa entre dos de los bandos del conflicto armado colombiano, guerrillas y paramilitares, ya que ambos tienen muchas cosas en común y una de ellas es el narcotráfico. Los grupos paramilitares se ubicaron hacia el litoral, y los grupos de la guerrilla, hacia la zona de piedemonte.
En medio de estas disputas, cuando El Salado veía su auge como comunidad gracias a la bonanza de la industria tabacalera, el 23 de marzo de 1997, grupos paramilitares cercaron el pueblo y obligaron a todos a reunirse en el parque “5 de Noviembre”, ubicado en el epicentro comercial del pequeño corregimiento. Allí torturaron y asesinaron a tres personas y desaparecieron a una más. Esto provocó un desplazamiento masivo de cerca de 7.000 habitantes.
Meses después, de manera gradual, las personas empezaron a retornar al pueblo para retomar sus vidas, con el paso lento y pesado que dejan las heridas de la guerra, y solo cerca del 50-60 por ciento de la población regresó. Entre ellos, Luis Pablo Redondo, líder comunitario, quien fue uno de los que más fuerte agitó la bandera de la reconciliación con este territorio. Y esta vez, la vida pública y eje social del pueblo ya no sería en el parque 5 de Noviembre.
Luis Pablo impulsó la construcción de una cancha de microfútbol en la entrada del corregimiento, justo al lado de la iglesia y la casa cultural, de las cuales desempolvó cada rincón. Promovió una resignificación del espacio a través del fútbol y diferentes torneos que motivaran a la comunidad a congregarse y volver a forjar esa identidad con el territorio, favoreciendo así un nuevo capítulo, una nueva historia, para este rincón del continente olvidado por la protección social que tanto repiten los líderes políticos por tv.
La cancha de microfútbol representó esperanza y el deseo por afrontar juntos como comunidad, el dolor que había dejado esa masacre y su impacto social. Se volvió un símbolo y espacio de resiliencia. Este término viene de la física y hace referencia a la capacidad que tiene un material de recuperar su forma original luego de haber sido sometido a altas presiones. Esto lo trasladamos al plano humano traducido en la capacidad de recuperarnos de un evento traumático de manera favorable, con el menor número posible de secuelas.
Y fue en esta cancha, la que tejió redes de apoyo e ilusión, cuando menos lo imaginaban, donde como un huracán violento, una nueva masacre enlutó al pueblo. El 18 de febrero del 2000, bandas paramilitares ingresaron nuevamente a El Salado, y esta vez, llevaron a toda la población a la cancha de microfútbol, y allí en un festín de horror y tortura, asesinaron a 60 personas aproximadamente, incluyendo a Luis Pablo, justo en el espacio que con tanto amor levantó por la felicidad de su gente. Y después de 3 días de horrores, El Salado fue un pueblo fantasma otra vez.
Pasaron los años y gradualmente se fue poblando otra vez el corregimiento, pese a ese nuevo capítulo de destrucción y atrocidad. Con una fuerza admirable reconstruyeron su territorio, sus sueños y sus vidas. Pero las cicatrices pesan y si bien no se habían repetido hechos como estos, se mantenía resentimiento y distancia frente a los sectores de Macayepó y El Espiritano, ya que allí nació Rodrigo Antonio Mercado Pelufo alias Cadena, líder paramilitar a quien se le atribuyen muchos de los horrores por los cuales tuvieron que atravesar los habitantes de El Salado. Esto dejó marcado un límite o una frontera que parecía que nunca se iba a borrar.
Con el fin de favorecer la unión entre los pueblos víctimas de una guerra ajena, en 2013 se dio inicio al Campeonato de Integración y Reconciliación de Alta Montaña, cuyo objetivo ha sido construir tejido social mediante el fútbol para promover la paz que el Estado solo concede y garantiza en palabras por televisión y decretos en papel. Gracias a este evento anual, las diferencias entre los municipios se limitaron a las canchas y estrecharon sus lazos.
Con la misma alegría y pasión como si fuera la Bundesliga, cada joven jugador se preparaba para darle una alegría a su municipio. En 2019 decidieron usar camisetas del Bayer Munich, y este apartado punto del Caribe colombiano resultó en la mira del equipo teutón. En Alemania conocieron todas las historias de dolor, de paz, de reconciliación y de resiliencia en medio de los Montes de María, y no dudaron en manifestarse, con un detalle sencillo pero de respaldo absoluto y aliento, frente a esa muestra de unión a través de un balón.
Recibieron dotaciones personalizadas del equipo junto con unas contundentes palabras: “Estimados jugadores, los queremos felicitar por el excelente trabajo que han hecho en su comunidad a través del deporte que amamos y que nos une. Gracias a su fútbol y su alegría, han logrado crear fuertes lazos de unión en su comunidad y eso representa valores que admiramos profundamente en nuestro club. Creemos que el fútbol une familias, brinda alegrías y sana heridas, y ustedes son un claro ejemplo. Reciban este obsequio como reconocimiento a sus logros para que el fútbol siga siendo un vehículo de inclusión y paz. Tienen el apoyo de FC Bayern y nos sentimos orgullos que vistan nuestra camiseta – FC Bayern Munich”.
Escrito en conmemoración especial por el día internacional de las víctimas de desapariciones forzosas.
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