Jolani, de 42 años, pronunció un entusiasta discurso de victoria en la emblemática Mezquita Omeya de Damasco el domingo y se espera que desempeñe un papel clave en la transición de Siria después de 54 años de gobierno de la familia Assad.

«Hoy Siria se está purificando», dijo Jolani ante una multitud de simpatizantes en Damasco, añadiendo que «esta victoria nace del pueblo que languideció en prisión y los muyahidines (combatientes) rompieron sus cadenas».

Dijo que bajo el gobierno de Assad, Siria se había convertido en un lugar de «ambiciones iraníes, donde el sectarismo estaba muy extendido», en referencia a los aliados de Assad, Irán, y su representante libanés Hezbolá.

‘Decir las cosas correctas ahora’

Varias horas después de la caída de Damasco, el presidente estadounidense Joe Biden calificó la toma de poder de los rebeldes como un «acto fundamental de justicia», pero advirtió que era «un momento de riesgo e incertidumbre» para Oriente Medio.

«Seguiremos vigilantes», afirmó Biden. «No nos equivoquemos, algunos de los grupos rebeldes que derrocaron a Asad tienen su propio historial sombrío de terrorismo y abusos de los derechos humanos», y agregó que los grupos «están diciendo las cosas correctas ahora».

«Pero a medida que asuman una mayor responsabilidad, evaluaremos no sólo sus palabras, sino sus acciones», dijo Biden.

Más tarde, un alto funcionario de la administración Biden, cuando se le preguntó sobre el contacto con los líderes de HTS, dijo que Washington estaba en contacto con grupos sirios de todo tipo.

El funcionario, que no estaba autorizado a discutir públicamente la situación y habló bajo condición de anonimato, también dijo que Estados Unidos estaba concentrado en asegurar que las armas químicas en el arsenal militar de Assad estuvieran aseguradas.

Mientras tanto, el New York Times informó que las agencias de inteligencia estadounidenses estaban en proceso de evaluar a Jolani, quien, según dijo, había lanzado una «ofensiva de encanto» destinada a disipar las preocupaciones sobre sus afiliaciones pasadas.

Jolani nació en una familia originaria de los Altos del Golán ocupados y luchó en la insurgencia iraquí y cumplió cinco años en una prisión dirigida por Estados Unidos en Irak, antes de regresar a Siria como emisario del fundador del Estado Islámico, Abu Bakr al-Baghdadi.

«Una ofensiva de seducción puede significar que la gente está cambiando de actitud y que piensa de manera diferente a como lo hacía antes, por lo que hay que escucharlos. Por otro lado, hay que tener cuidado porque las ofensivas de seducción a veces pueden ser engañosas», dijo el funcionario estadounidense.

«Tenemos que pensar en ello. Tenemos que observar su comportamiento y necesitamos enviarles mensajes indirectos y ver qué sucede», añadió el funcionario.

Pero el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, que asumirá el cargo en apenas cinco semanas, no ha dejado dudas sobre su postura respecto del conflicto, diciendo que Washington «no debería tener nada que ver con eso [Siria]».

En una publicación en las redes sociales el sábado, Trump escribió que Assad “perdió” porque “Rusia e Irán están debilitados en este momento, uno debido a Ucrania y una mala economía, el otro debido a Israel y su éxito en la lucha”.

Trump aprovechó la caída de Assad para pedir el fin de la guerra en Ucrania, sin mencionar a la oposición siria ni a los aliados sirios de Estados Unidos.

Jordania presiona a favor del Ejército Libre Sirio

El derrocamiento de Assad ha permitido a Turquía, aliada de la OTAN, consolidar su estatus como principal potencia externa en Siria a expensas de un Irán y una Rusia golpeados y magullados.

Pero Estados Unidos controla vastas extensiones de territorio en Siria a través de sus aliados, que se unieron a una carrera para reemplazar al régimen de Assad mientras sus soldados abandonaban aldeas y ciudades en masa.

Estados Unidos respalda a los rebeldes que operan desde el puesto avanzado del desierto de Al-Tanf, en la zona de la triple frontera entre Jordania, Irak y Siria.

El Ejército Libre Sirio (SFA) pasó a la ofensiva cuando el régimen de Assad se derrumbó y tomó el control de la ciudad de Palmira.

La SFA trabaja en estrecha colaboración con los Estados Unidos y su financiación se realiza principalmente desde Jordania. La SFA también mantiene estrechos vínculos con los servicios de inteligencia jordanos.

Un ex funcionario de seguridad árabe dijo a MEE que el rey Abdullah II de Jordania se reunió con altos funcionarios estadounidenses en Washington DC la semana pasada y presionó para que se mantuviera el apoyo al Ejército Libre Sirio.

Sin embargo, mantener la estabilidad en la Siria posterior a Assad será clave para Jordania, ya que busca enviar de regreso a cientos de miles de refugiados y garantizar que un vacío de poder no lleve a que más captagon crucen su frontera, dijo el ex funcionario.

En el noreste de Siria, Estados Unidos tiene aproximadamente 900 tropas integradas en las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) lideradas por los kurdos.

El viernes, tribus árabes vinculadas a las FDS cruzaron el río Éufrates y tomaron una amplia franja de ciudades estratégicas, entre ellas Deir Ezzor y Al-Bukamal, este último un paso fronterizo estratégico entre Siria e Irak.

El apoyo de Estados Unidos a las SDF es un punto delicado en sus vínculos con Turquía, que ve a las SDF como una extensión del ilegalizado Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK).

El PKK ha librado una guerra de guerrillas durante décadas en el sur de Turquía y está calificado de organización terrorista por Estados Unidos y la Unión Europea.

Las preocupaciones de Turquía sobre el PKK la llevaron a lanzar una invasión de Siria en 2016, con el objetivo de privar a los combatientes kurdos de un cuasi-Estado a lo largo de su frontera. Dos incursiones militares más siguieron en 2018 y 2019.

Las SDF ya están siendo presionadas en el norte, con rebeldes respaldados por Turquía, llamados Ejército Nacional Sirio, entrando en la estratégica ciudad de Manbij. Según Reuters, los combatientes respaldados por Turquía ya controlan el 80 por ciento del territorio alrededor del centro de la ciudad.

Durante más de una década de guerra en Siria, Estados Unidos impuso sanciones al gobierno de Assad, permitió a Israel lanzar ataques contra Irán dentro de Siria y apoyó a grupos de oposición que controlan alrededor de un tercio del país.