mpr21 Redacción
El martes el presidente de la transición de Burkina Faso, el capitán Ibrahim Traoré, anunció que el ejército había frustrado recientemente un Golpe de Estado y detenido a varios sospechosos.
Durante la ceremonia de izamiento de la bandera en el Palacio Presidencial de Koulouba, Traoré abordó los rumores sobre intentos de desestabilización que circulan desde hace varias semanas.
Confirmó que los intentos de desestabilización incluyen no sólo una guerra de comunicaciones alimentada por la desinformación, sino también una guerra económica, planes de asesinatos selectivos y ataques insidiosos contra el ejército y la sociedad civil.
“Seguimos de cerca su plan, y el asalto final habría implicado reclutar agentes dentro de nuestras propias filas. Logramos contener la situación”, dijo.
Determinadas personas fueron detenidas en relación con este caso de subversión y atentados planificados. Entre los detenidos se encuentran miembros del ejército en complicidad con los golpistas y “agentes que manipulaban la situación desde el exterior”.
El inciso final apunta a Francia, que empieza a tomarse la revancha. Burkina Faso no es único país del Sahel sometido a la desestabilización francesa. Como ya informamos, a mediados de julio 200 yihadistas se fugaron de una cárcel de máxima seguridad de Níger.
Sólo unos pocos días después se produjo la emboscada de Tianzaouat, donde los medios lanzaron una cortina de humo: en la operación habían intervenido los ucranianos. Incluso los medios oficiales rusos sostuvieron la mascarada por razones obvias.
Son los colonialistas franceses los que aprietan el paso en el Sahel y no desaprovechan los contactos que han tejido durante décadas, desde militares a yihadistas, pasando por los tuaregs, e incluso gobiernos lacayos, como el de Benin.