Fuente: https://www.lamarea.com/2022/10/27/bernardo-caal-guatemala-florentino-perez/
“A quien se opone a las políticas neoliberales le fabrican delitos y va a la tortura carcelaria”, asegura el líder maya
GUATEMALA | “Nos vemos ahí”. Mejor no escribir el sitio de encuentro, un restaurante en la ciudad guatemalteca de Cobán, en las conversaciones de las aplicaciones telefónicas de mensajes instantáneos. Ya está fuera de prisión, cuatro años mediante, pero Bernardo Caal Xoc, maya q’eqchi’ líder de las resistencias contra los complejos hidroeléctricos Oxec y Renace, se siente vigilado por la policía. De hecho, tiene un segundo proceso abierto en el que se le acusa de retenciones indebidas.
Se siente vigilado y también querido. Una de las primeras consecuencias de su señalamiento fue la pérdida de su empleo como maestro, pero ahora ya no solo enseña a niñas y niños, sino a millones de personas en todo el mundo, aclara. Siempre va donde lo necesitan: da talleres, conferencias, capacitaciones. Y se suma a todas las luchas ciudadanas e indígenas.
Llega con un poco de retraso a la comida porque le ha tocado un corte de carreteras del que se desenredó cuando se puso en cabecera para dar un discurso y animar a los manifestantes. “Estoy con vosotros”. De Cobán parte a Ciudad de Guatemala, donde le aguarda otra marcha. A cuestas lleva siempre una sonrisa resistente.
Poner la cara, el cuerpo, tiene un precio.
Le marcan a uno y entonces se inventan cualquier delito. Aquí la conveniencia es como un boxeo: yo ya peleé y mejor sigo peleando yo, porque yo ahora ya tengo más experiencia; la lógica esa; mejor seguir yo, como queriendo proteger a los otros y a las otras ahí, para que no sufran lo mismo.
¿Qué ha aprendido durante todo este proceso de lucha?
Aprendí que la cárcel no va a matar, es una cuestión de mentalidad. Sin embargo, uno se pregunta si es posible que me vuelvan a encarcelar por algo que yo no he hecho. Podrá haber miles de leyes en Guatemala, pero ¿cuántas de esas leyes les pertenecen a los pueblos indígenas? Solo invocamos el Convenio 169 de la OIT y me fabricaron delitos que me llevaron a la prisión… Esta gente no quiere consultar, solo quieren robar, despojar, saquear.
¿Estar en prisión le ha quitado el miedo o nunca lo tuvo?
Definitivamente me lo ha quitado. Se equivocaron de enemigo porque soy maestro, sé escribir y dentro de la prisión solo hay que saber en qué se invierte el tiempo: yo lo invertí en lectura, en escribir cartas para todo el mundo. La respuesta que le di a la prisión es una sonrisa. Sonreír siempre, escribir mis ideas, seguir denunciando desde la prisión. Denuncié muchas veces desde la prisión a Florentino Pérez, el presidente del Real Madrid.
¿Qué le diría a Florentino Pérez si lo tuviera delante?
Que nos ha robado un río muy sagrado, le ha robado a mi pueblo.
En España, su imagen es otra.
Por supuesto, aquí igual. Aquí quienes son sus aliados, sus compadres, con quienes ha tejido esa relación de corrupción y de mafia se las llevan de que son grandes empresarios, de que tienen mucho dinero y mucho poder. Pero no hay imperio que no se caiga.
¿Con qué perfil de empresarios ha hecho negocios Florentino Pérez en Guatemala?
Para empezar, con Otto Pérez Molina [general retirado del Ejército de Guatemala y expresidente 2012-15], quien guarda prisión ahorita por corrupción. Con Roxana Baldetti [ex vicepresidenta 2012-15], que también está en prisión. Con Erick Archila, el ministro de Energía y Minas en ese entonces [2013-15], que le firmó las licencias hidroeléctricas. ¿Dónde está Erik Archila?, anda huyendo para para no caer preso. Con Mauricio López Bonilla [teniente coronel retirado del Ejército de Guatemala, exministro de Gobernación 2012-15,] que igualmente está en prisión. Y así podría seguir mencionando a otras personas, pero miremos dónde están sus aliados, quienes no han caído es porque siguen manejando los hilos del poder, pero de una manera sucia, igual que él.
A finales de 2021, Florentino Pérez vendió la empresa Cobra, con la que construyó Oxec, a la francesa Vinci.
Pero son ellos mismos, son las mismas personas, como lo que ha ocurrido igual con las minerías: cuando cometen un delito de las minerías se cambian de nombre, hacen como si lo venden a otras personas y son los mismos, es la misma elite.
¿Cómo está la resistencia? En las comunidades cuentan que se vive un momento de parón a raíz de la pandemia.
Pero siempre hemos resistido; el pueblo q’eqchi’ está en constante lucha. Posiblemente lo dicen por la pandemia, porque no ha habido reuniones ni ha habido información, pero cuando salí de prisión todas las comunidades fueron a recibirme.
¿Cómo se sintió con ese recibimiento?
Yo sabía que nunca habían dejado de luchar. El pueblo nunca adormece sus luchas. Llevamos muchos años de estar en esta resistencia, a pesar de con toda la fuerza con que nos han pegado. Cuando vinieron los extranjeros, los alemanes [en el siglo XIX], algún gobierno les dejó entrar y se repartieron las tierras; fue el golpe más duro porque las familias q’eqchi’ pasaron a ser esclavizadas. Las secuelas las estamos pagando ahorita en 2022: pobreza, abandono, analfabetismo. Muchas familias se desplazaron para proteger a sus hijos y a sus hijas, para no estar en las fincas cafetaleras emigraron para el Petén, para Belice. De ahí vino la guerra durante 36 años, donde mataron a muchos hermanos y hermanas. Si alguien se oponía a esos proyectos de despojo y saqueo, de una vez desaparecían a la persona.
Para finalizar en la época actual.
A la firma de los Acuerdos de Paz en 1996, yo llevaba un año de ser maestro. Nunca creí que después de esa guerra vendría la tortura carcelaria. Aquí constantemente hay desalojos, están atrás de todos los ríos, están haciendo estudios en cualquier río para poder construir estas hidroeléctricas. A quien se opone a las políticas neoliberales le fabrican delitos y va a la cárcel, a la tortura carcelaria. En el territorio q’eqchi’, hay miles de órdenes de captura, incluso contra comunidades enteras. La situación es igualita que durante la colonia, de un control enorme. Mi mente tiene que estar preparada por si me vuelven a capturar. No me puedo esconder ni puedo huir, sería abandonar la lucha del pueblo.
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