Varios cineastas denunciaron el genocidio israelí en Gaza en la ceremonia de entrega de premios del 81º Festival Internacional de Cine de Venecia, celebrado el sábado pasado.
Al aceptar el premio Luigi de Laurentiis “León del futuro” a la mejor ópera prima, la directora estadounidense Sarah Friedland dijo a los allí reunidos: “Como artista judía-estadounidense que trabaja en un medio basado en el tiempo, debo señalar que acepto este premio en el día 336 del genocidio de Israel en Gaza y el año 76 de la ocupación”.
Friedland continuó ante el fuerte y prolongado aplauso del público:
Creo que es nuestra responsabilidad como cineastas utilizar las plataformas institucionales a través de las cuales trabajamos para reparar la impunidad de Israel en el escenario mundial. Me solidarizo con el pueblo de Palestina y su lucha por la liberación.
Friedland también ganó el premio a la mejor dirección en la sección Horizons (Orrizonti) del festival de Venecia por Familiar Touch. El personaje principal de la película es Ruth, una mujer de 80 años y ex cocinera que sufre demencia y ha sido trasladada a una residencia de ancianos. Para frustración de sus familiares más cercanos, Ruth a veces no reconoce a su propio hijo, aunque recuerda perfectamente sus recetas favoritas. La actriz estadounidense Kathleen Chalfant, que interpreta a Ruth, ganó el premio del festival a la mejor actriz y también utilizó su discurso de aceptación para referirse a los catastróficos eventos en Gaza y hacer un llamado a la ‘paz, la libertad y la justicia’.
Los comentarios de Friedland en Venecia provocaron un torrente de insultos por parte de las fuerzas prosionistas y progenocidas. Sus comentarios fueron repetidos por los del cineasta palestino Scandar Copti, quien aceptó el premio Horizons al mejor guión por su película, Happy Holidays (Felizes fiestas), que trata sobre cuatro personajes con orígenes culturales muy diferentes que viven en Haifa, Israel. De nuevo, entre fuertes aplausos, Copti declaró:
Me encuentro aquí profundamente honrado, pero profundamente afectado por los tiempos difíciles que estamos viviendo en los últimos 11 meses, nuestra humanidad compartida y nuestra brújula moral se han puesto a prueba al presenciar el genocidio en curso en Gaza. Esta dolorosa realidad nos recuerda las consecuencias devastadoras de la opresión, que es un tema en nuestra película. Nuestra película analiza cómo las narrativas morales pueden unirnos como comunidades, pero también pueden cegarnos ante el sufrimiento de los demás.
Durante el evento de Venecia, varios actores y cineastas expresaron su solidaridad con las víctimas de la operación genocida de Israel en Gaza, que ahora se extiende por Cisjordania y amenaza con engullir todo el Medio Oriente. El día de apertura del festival, en la alfombra roja, el actor italiano Lino Musella lució una camiseta de “Palestina libre”. Estaba acompañado por la actriz Laura Morante, que llevaba un abanico con el mensaje escrito a mano: “Detengan el genocidio de Gaza. Más de 40.000 muertos, más de 16.000 niños”.
Un día después, el director estadounidense Neo Sora, hijo del compositor japonés Ryuichi Sakamoto, asistió a la sesión fotográfica de su película Happyend con una kaffiyeh y una insignia con la bandera palestina en la solapa, con una etiqueta con las palabras “Palestina libre”. Otros miembros de su equipo de filmación también expresaron su apoyo a Palestina.
El mismo día, un invitado del escritor italiano Antonio Scurati llevaba una camiseta con el lema: “Detengan la masacre”. Scurati es el autor de una biografía de las más vendidas y ampliamente traducida del dictador fascista italiano Benito Mussolini, cuyo primer volumen, M: Son of the Century (2018), se ha convertido en una serie de televisión italiana con el mismo título.
Otras expresiones de solidaridad con los palestinos asediados en Gaza fueron las del director tunecino Mehdi Barsaoui y la actriz Fatma Sfar, quienes, junto con otros miembros del equipo de filmación, sostuvieron una pancarta que decía “Detengan el genocidio”. Barsaoui es el director de Aicha, que se proyectó en el festival.
También recibió el apoyo del veterano actor italiano Fabio Testi, que levantó un gran cartel en italiano que decía “16.500 niños asesinados en Gaza, detengan la masacre”.
Antes de que comenzara el festival, unos 350 trabajadores del cine firmaron una carta abierta en protesta por la inclusión de dos películas israelíes en la selección. En su carta, los profesionales del cine criticaban a la dirección del festival por no tomar posición sobre la situación en Gaza. La carta decía:
Nosotros, los artistas, cineastas y trabajadores culturales abajo firmantes, rechazamos la complicidad con el régimen israelí del apartheid y nos oponemos a que se haga un lavado de imagen de su genocidio en Gaza contra los palestinos en el 81º Festival de Cine de Venecia. El Festival de Cine de Venecia ha guardado silencio sobre las atrocidades de Israel contra el pueblo palestino. Este silencio nos indigna profundamente.
Al final, el director artístico del festival, Alberto Barbera, rechazó la carta y defendió la presencia de las dos películas: De perros y hombres, del director Dani Rosenberg, y Por qué la guerra, de Amos Gitai, cuyos comentarios se tratarán en un artículo aparte.
En el Festival Internacional de Cine de Berlín de febrero, el Ministerio de Cultura alemán, encabezado por un funcionario del Partido Verde, reaccionó con horror a los comentarios de principios hechos por el palestino Basel Adra y el israelí Yuval Abraham, quienes ganaron el Premio del Público en el festival por su película No Other Land. Adra usó su discurso de aceptación para condenar la matanza en Gaza y pedir al gobierno alemán que deje de enviar armas a Israel.
Durante el Festival de Cine de Cannes en mayo, France 24 escribió que los organizadores del festival estaban “haciendo todo lo posible para evitar que las protestas contra la guerra de Gaza tuvieran lugar en la Croisette”, el escenario costero donde se desarrollaba el festival. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos combinados de los organizadores del festival y de un grupo de activistas provocadores del movimiento #MeToo que buscaban llamar la atención, varios trabajadores y activistas valientes del cine pudieron llevar a cabo una serie de protestas a favor de Palestina.
Cuando el festival de cine de Venecia estaba a punto de terminar, los manifestantes que gritaban “Alto al genocidio” interrumpieron brevemente la ceremonia de apertura del Festival Internacional de Cine de Toronto de este año.
Las múltiples y públicas protestas de los cineastas en el Festival de Venecia contra la política genocida del gobierno israelí expresan la creciente ira y la inquietud de un gran número de artistas y trabajadores creativos, cuyos sentimientos reflejan a su vez la creciente repulsión de amplios sectores de la clase obrera en Europa y en todo el mundo ante la masacre que está teniendo lugar en Gaza.
A las fuerzas estatales y a los medios de comunicación les resulta cada vez más difícil silenciar o ignorar esta oposición. Sin embargo, la respuesta de las respectivas autoridades culturales y los gobiernos de Francia, Alemania e Italia a la última ola de protestas es la misma: censura, represión estatal violenta y recurso a formas de gobierno cada vez más autoritarias.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 10 de septiembre de 2024)
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