Libro PDF: Fascismo y gran capital por Daniel Guerin

El Sudamericano

30/07/25

 

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LEER Y DESCARGAR: FASCISMO Y GRAN CAPITAL por Daniel Guerin

El libro n.° 323 de nuestra Colección Socialismo y Libertad

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El fascismo no es solamente un instrumento al servicio del gran capital, sino al mismo tiempo, una rebelión mística de la pequeña burguesía empobrecida y descontenta. Aunque gran parte de los miembros de las clases medias que llevaron el fascismo al poder están hoy completamente desengañados, no ocurre lo mismo con los militantes. En el enorme aparato burocrático del Estado fascista hay muchos trepadores y corrompidos, pero también hay verdaderos fanáticos. Estos no defienden, al defender al régimen, única y exclusivamente su posición social o su vida, sino también un ideal en el que creen con fe ciega y hasta la muerte.

El fascismo, en aquellos países en que ha conseguido instalarse, puede dejar también secuelas por una razón: tanto en el momento de su decadencia como en el de su nacimiento, le ayuda mucho la complacencia de sus «adversarios». El Estado «democrático» que le sucede está tan infectado del virus fascista como el Estado «democrático» que le precedió. La «depuración» no es más que una comedia, pues para desinfectar realmente al Estado burgués, haría falta vaciarle por completo de su contenido y destruir sus mecanismos. La alta administración, el ejército, la política y la magistratura siguen llenas de cómplices auxiliares del régimen anterior; los mismos, en general, que entregaron al fascismo las llaves del poder.

Las grandes «democracias» nos ocultan buena parte de la verdad. Cuando se enfrentaron con Hitler, no lo hicieron, como pretenden actualmente, a causa de la forma autoritaria y brutal del régimen nacionalsocialista, sino porque el imperialismo alemán, en un momento dado, trató de disputarles la hegemonía mundial. Muchos han olvidado «que Hitler subió al poder con el beneplácito de la burguesía internacional». Durante los primeros años de su reinado, el capitalismo anglosajón, de los británicos a Henry Ford, le apoyó. Era, para ellos, el «hombre fuerte», el único capaz de restablecer el orden en Europa y de preservar al continente del bolchevismo.

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Título original: Fascisme & Grand Capital. Daniel Guérin, 1936. Libraire François Maspero. 1945. Traducción: Daniel de la Iglesia, Editorial Fundamentos. Madrid. 1973

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Advertencia

Prólogo a la primera edición (1936)

Prólogo de marzo de 1945

Capítulo I. LOS FINANCISTAS DEL FASCISMO

1. En Italia: para quitar al proletariado las concesiones que éste había conseguido después de la guerra, los magnates de la industria pesada y los terratenientes subvencionan a los «fasci».
2. Las bandas fascistas al servicio del nacionalismo: la aventura de Fiume.
3. A esta política se opone la de la industria ligera.
4. La crisis seca la fuente del beneficio capitalista: los magnates lanzan al fascismo a la conquista del poder.
5. El «plan» de Giolitti. El conjunto del capitalismo italiano subvenciona la «Marcha sobre Roma»
6. En Alemania: para quitar al proletariado las concesiones que éste había conseguido después de la guerra, los magnates de la industria pesada y los terratenientes subvencionan a los «Cuerpos francos».
7. Los «cuerpos francos» al servicio del nacionalismo; Baltikum, Reichswehr negra, etc.
8. A esta política se opone la de la Fertiginindustrie.
9. La crisis seca la fuente del beneficio capitalista: los magnates lanzan al nacionalsocialismo a conquistar el poder.
10. El «plan» de Brüning y de Schleicher. El capitalismo alemán en bloque entrega el poder a Hitler.

Capítulo II. LAS TROPAS

1. Las clases medias urbanas. –Clases medias antiguas y nuevas. –Las clases medias subsisten, pero se «pauperizan» o «proletarizan».
2. Su calvario a raíz de terminar la guerra.
3. Por qué las clases medias en rebeldía no van al socialismo. – Puntos de desacuerdo entre el proletariado y las clases medias. Carencia de un proletariado organizado.
4. Los campesinos.
5. Los ex combatientes.
6. La juventud.
7. Proletarios sin conciencia de clase.
8. Jefes a imagen de sus tropas.

Capítulo III. PRIMERO LA MÍSTICA

Razón de la primacía de la mística
1. El fascismo es una religión.
2. El culto al «hombre providencial».
3. Identificación de su culto con el de la patria.
4. El culto a los muertos.
5. La mística de la «juventud».
6. La mística del «excombatiente».
7. La propaganda.
8. Carencias del socialismo en el terreno de la mística, y por qué no recuperará su perdida fuerza de atracción más que volviendo a ser revolucionario

Capítulo IV. LA DEMAGOGIA FASCISTA

El fascismo propone a sus tropas un anticapitalismo pequeñoburgués, que es muy diferente del anticapitalismo socialista.
1. El anticapitalismo transformado en nacionalismo.
2. El anticapitalismo transmutado en antisemitismo.
3. El fascismo contra la burguesía.
4. El fascismo contra el capital usurario.
5. El fascismo contra la concentración industrial.
6. Un paso atrás: la autarquia.
7. Resurrección de las «corporaciones».
8. En el caso particular de los obreros conscientes, el fascismo se presenta a ellos como más socialista que el socialismo.
9. Pretende ser el protector de las organizaciones de defensa de la clase obrera.
10. Admite las huelgas económicas.
11. Deja una puerta entreabierta hacia la socialización de los medios de producción.
12. También hacia una profunda transformación de la propiedad.
13. En el caso particular de los pequeños campesinos, el fascismo les promete el «reparto de las tierras».

Capítulo V. LA TÁCTICA FASCISTA

1. Primera fase: las bandas fascistas actúan como «milicias antiobreras».
2. ¿Qué hace entonces el proletariado?
3. Segunda fase: el fascismo se lanza a conquistar el poder.
4. ¿Qué hace entonces el proletariado?
5. Tercera fase: una vez conseguido el poder, el fascismo instaura la dictadura
6. ¿Qué hace entonces el proletariado?

Capítulo VI. GRANDEZA Y DECADENCIA DE LOS PLEBEYOS

1. Primera fase: los plebeyos fascistas conquistan «todo el poder», y el partido fascista se confunde con el Estado.
2. Segunda fase: el Estado fascista domestica al partido fascista, eliminando a los plebeyos. La «revolución» de los plebeyos se transforma en una dictadura militar y policíaca de tipo tradicional.
3. Sin embargo, en cierto modo, el Estado dictatorial tiene que contar con una «base social», satisfacer al menos formalmente a los plebeyos, guardándose contra una «amenaza derechista».

Capítulo VII. LA VERDADERA «DOCTRINA» FASCISTA

1. La «doctrina» fascista no es más que la vieja ideología reaccionaria.
2. El fascismo niega el progreso.
3. El fascismo es enemigo de la razón.
4. El fascismo está en contra de la democracia.
5. El fascismo saca a relucir el viejo «principio aristocrático».
6. El fascismo resucita el Estado-Moloch.
7. El fascismo rehabilita la violencia.

Capítulo VIII. EL FASCISMO CONTRA LA CLASE OBRERA

1. El Estado fascista destruye los sindicatos, paraliza la resistencia obrera.
2. El Estado fascista extirpa todo vestigio de lucha de clases de sus propias organizaciones «Obreras».
3. Hundimiento de los salarios.
4. La mentira del «Estado corporativo».

Capítulo IX. POLÍTICA ECONÓMICA DEL FASCISMO

1. Restitución al capitalismo privado de monopolios estatales.
2. Exoneraciones fiscales en favor del capital.
3. El Estado fascista prohíbe abrir nuevas industrias.
4. El Estado fascista obliga a los productores disidentes a entrar en las «uniones obligatorias». No hay nada de socialista en este tipo de intervención estatal
5. El Estado fascista saca a flote a las empresas deficitarias, pero no «socializa» sino sus pérdidas.
6. El Estado se convierte en el principal cliente de la industria: obras públicas de prestigio y contratas de «defensa nacional».
7. ¿De dónde viene el dinero? Peligros de la inflación. El Estado paga con «promesas de pago» de vencimientos escalonados. Al llegar el vencimiento, soluciona el problema contrayendo empréstitos a largo plazo: gracias al control que ejerce sobre las Cajas de Ahorro y los Bancos, puede movilizar las economías de los pequeños rentistas. Recurre, finalmente, al impuesto.
8. La economía nacional en circuito cerrado.
9. «Economía de guerra», El Estado es quien dirige, pero ¿quién dirige el Estado? La verdadera función de las «corporaciones» y los «grupos profesionales».
10. Los plebeyos quisieran aprovechar las circunstancias para nacionalizar la economía. Pero los magnates capitalistas se oponen.
11. Malestar y contradicciones.
12. Los sacrificados: la industria ligera.
13. Los sacrificados: las clases medias.

Capítulo X. POLÍTICA AGRÍCOLA DEL FASCISMO

1. El Estado fascista, en vez de repartir los latifundios, reconstruye las grandes y medianas explotaciones.
2. El Estado fascista ayuda a los terratenientes a esclavizar de nuevo a los jornaleros agrícolas.
3. A explotar con mayor dureza a los pequeños cultivadores y a los aparceros.
4. El Estado fascista da a los terratenientes grandes y medios toda clase de facilidades fiscales: subvenciones, reducción de deudas, de las que apenas se benefician los campesinos que trabajan personalmente la tierra.
5. La política agrícola del fascismo en materia de aduanas y precios favorece sobre todo a los grandes cultivadores.
6. El Estado fascista no libera al campesino del capitalismo; por el contrario, favorece la penetración del capitalismo en la agricultura.

CONCLUSIÓN – ALGUNAS PELIGROSAS ILUSIONES

1. Políticamente, el fascismo no es «progresivo»… El secreto de su duración se basa en:

a) La centralización a ultranza.
b) La atomización forzosa de la clase obrera.
c) El control directo sobre la juventud.

2. El Estado autoritario puede prolongarse bajo: la forma de dictadura militar.
3. Económicamente, el fascismo no es «progresivo». Su verdadera naturaleza.
4. Con su política internacional no consigue sino agravar los antagonismos imperialistas y acelerar la «caída en la barbarie»
5. El fascismo no es un fenómeno local, sino que: tiene un carácter universal.
6. Fascismo o socialismo.

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