La guerra fría trajo un nuevo enemigo: la URSS. Comunismo versus libertad. La historia se rescribió para avalar el relato de Occidente. La batalla de Stalingrado quedó sepultada y los 8 millones de soldados soviéticos muertos en combate contra el nazifascismo y otros 4 millones de desaparecidos fueron borrados de la victoria aliada, como también lo fueron los partisanos y tantos civiles, hombres y mujeres de los países ocupados que dieron su vida por hacer posible la caída del Tercer Reich. Los únicos héroes, pasaron a ser los soldados estadunidenses desembarcados en las playas de Utah y Omaha, en Normandía. Películas, series, reportajes, se centran en difundir esta versión espuria de la historia.
Europa les debía pleitesía y cayó rendida a sus pies. Oculta tras la victoria, se encontraba la subordinación militar y geopolítica. Las bombas atómicas lanzadas el 6 y 9 de agosto de 1945 sobre Hiroshima y Nagasaki dejó en claro quién tenía el poder. Europa se llenó de bases estadunidenses. En la actualidad, según la página web: https://www.descifrandolaguerra.es/mapa-de-las-bases-militares-de-estados-unidos-en-europa/, EU posee en territorio europeo, 275 bases militares y 100 mil soldados. Alemania encabeza ambas listas con 123 bases y 35 mil efectivos. Le siguen Italia (49), Reino Unido (23), Portugal (20) y Turquía (12). A lo anterior deben sumarse las instalaciones de menos de 4 hectáreas no contabilizadas en dicho estudio. Tampoco, es menor la compra de material pesado a la industria armamentística norteamericana. Noruega acaba de confirmar la compra de nuevos kits de guía M1156A1 para proyectiles de artillería de 155mm a EU.
Desde 1945 Europa perdió el control del proceso de toma decisiones a escala internacional. Fue desbancada por EU. Podrán ser consultados como socios aliados, pero no van a condicionar las decisiones previas concebidas desde la Casa Blanca. Aunque se unan, griten y muestren su malestar por el trato displicente. Y no es cuestión del gobierno de Trump, que también. Pero hasta ahora, Europa ha sido leal a las políticas estadunidenses diseñadas en la guerra ruso-ucraniana por el Pentágono y la OTAN ¿Acaso no fueron los presidentes demócratas Barack Obama y Joe Biden quienes exigieron a sus socios europeos, aumentar el porcentaje del gasto público en defensa?
Hoy, la administración Trump y sus asesores en la Casa Blanca deciden no hacer diplomacia. Sin tapujos, dejan claro quién manda y quién obedece. Más aún, cuando los gobiernos de Europa occidental son conscientes de su papel de gestionar y administrar los intereses del imperio en su zona de influencia. Pero no son el imperio. Trump no hace distingos. Resulta un esperpento ver como los principales gobernantes de los países de la Unión Europea, se reúnen en Londres para solidarizarse con Volodymir Zelensky y proclamarlo estandarte de la democracia liberal y líder en la lucha por la paz y la defensa de los derechos humanos de Occidente. Sea Emmanuel Macron, Keir Starmer, Friedrich Merz, futuro canciller de Alemania, la presidenta de la Unión Europea, Ursula von der Leyen o Pedro Sánchez, han perdido el norte. Están confundidos. Trump les ha despertado del sueño y les recuerda cuál es su rol en este teatro de operaciones. Y no es otro que ser madame a su servicio. Y eso duele.