Fuente: https://mpr21.info/europa-ha-llenado-sus-depositos-y-ahora-padece-un-exceso-de-gas/
La crisis energética que estalló en Europa tras las sanciones contra Rusia corre el riesgo de dar un giro inesperado. Es posible que los europeos no sufran una escasez de gas sino un exceso. La decisión de los gobiernos de comprar grandes cantidades de gas licuado en todo el mundo a precios astronómicos no juega a favor.
En previsión de los duros tiempos que acompañarían a la caída del termómetro, los gobiernos europeos hicieron todo lo posible para no quedarse sin gas, y se les fue la mano. El frío aún no ha llegado y los almacenes están casi completamente saturados. Las reservas de gas son 30.000 millones de metros cúbicos más que el año pasado.
Sin embargo, los buques metaneros siguen llegando a Europa. Este mes se espera la entrada de 82 buques de gas licuado en el continente, un 19 por cien más que en septiembre. En la actualidad, muchos metaneros se utilizan como instalaciones flotantes de almacenamiento de gas.
Los europeos pueden descansar aliviados. Si todo va bien, no pasarán frío el próximo invierno. Cuando las temperaturas bajen, las empresas energéticas vaciarán las reservas acumuladas. Todo irá bien si no hay heladas y si el invierno no se prolonga excesivamente. En tal caso, los excedentes se agotarían muy rápidamente.
Como consecuencia de la acumulación, los precios de la gasolina han bajado mucho y ahora están a menos de un tercio de su pico de verano. Han logrado contener la inflación y los medios de comunicación convencionales lanzan las campanas al vuelo. Los demás somos unos agoreros. ¿Estamos equivocados?, ¿debemos rectificar?
El exceso de gas en Europa durará al menos hasta diciembre, ya que es poco probable que un enfriamiento prolongado afecte al continente el mes que viene. A medida que baje la temperatura, el consumo también aumentará. ¿Cuánto? Dependerá del invierno…
Este año la demanda de gas caerá entre un 7 y un 9 por cien. El 15 por cien anunciado por la Unión Europea está todavía muy lejos. En cualquier caso, dicha reducción no se ha alcanzado porque la población haya empezado a ahorrar de repente. La principal razón de la caída es el cierre de empresas industriales que consumen grandes volúmenes de gas.
Pero las empresas no se van a poder mantener cerradas inmediatamente y, cuando se acabe el invierno, los países europeos deberán volver a comprar gas, esta vez para todo el año.