Fuente: Umoya num 89 – 4º trimestre 2018 Esther Martín Pariente
Eugenio Nkogo Ondo es filósofo nacido en Guinea Ecuatorial, aunque actualmente se encuentra afincado en León. Es, además, el fundador de una nueva orientación filosófica que tienen sus raíces
en África: el pensamiento radical. A pesar de que él es quien ha
creado esta corriente, su principal escuela se encuentra en Buenos
Aires, desde donde se sigue profundizando en esta teoría.
Siguiendo lo enunciado por Karl Marx, Nkogo ha pasado gran parte de su vida buscando la raíz del pensamiento humano, cuyo origen ha encontrado en África. Como afirma, al contrario de lo que se enseña en las universidades europeas, “lo que salva a la civilización occidental no es la inteligencia, sino que simplemente ha explotado y ha sacado provecho de las riquezas y recursos, ya que mientras que las civilizaciones africana y asiática son más espirituales, la occidental es más materialista”.
En 2006 fue galardonado con el Primer Premio África organizado por SOS África “por su contribución a la divulgación y promoción del conocimiento y reconocimiento de los valores culturales y verdades sobre África desde el respeto, la simpatía y la solidaridad”. En esta entrevista concedida a Umoya Valladolid ha querido acercarnos el pensamiento radical y la filosofía africana, aunque como manifiesta “para eso haría falta, como mínimo, un año académico”.
¿En qué consiste el pensamiento radical y de qué fuentes se nutre?
El pensamiento radical es una filosofía que tiene su fundamento y sus orígenes. Desde que comencé mi investigación en filosofía en 1973 quise profundizar en todas las áreas y materias que podría plantear el ámbito humano. Llegué a la conclusión de que debía ser radical. Como dijo Marx, ser radical es tomar las cosas por su raíz. Para el hombre la raíz es el mismo hombre. Eso significa que el hombre es el único ser capaz de dar sentido a las cosas y obrar conforme a ciertas normas éticas, o en palabras de Kant imperativos
éticos, como, por ejemplo, “no hagas al otro lo que no quieras que te hagan a ti”.
El hombre no tiene el mismo tratamiento en Europa que en África. El hombre en el pensamiento occidental suele moverse en medio del esquema dualista aristotélico-platónico de cuerpo y alma. En África no seguimos ese esquema dualista, sino pluralista. El hombre tiene cuerpo, alma, espíritu, sombra, corazón… todo eso se incluye a nivel
humano de tal manera que es un esquema mucho más completo:
encontrarás en la persona diversos planos concéntricos que se unen formando una misma realidad y esa realidad tiene una dignidad que es inquebrantable.
En el humanismo africano es lo que se llama ubuntu. Ubuntu es persona. Si pasas esta palabra al plural, tenemos bantú que son personas. Por eso en gran parte de África los bantúes son
personas. Así, el ubuntu abarca esos valores que dignifican el alma humana: la compasión, el perdón, la hospitalidad… Así llegamos a la comunión. No me refiero a la comunión tal y como la percibimos en el cristianismo, sino a la comunión que significa la verdadera comunicación: compartir valores, bienes o riquezas. Todo eso se compartió en el humanismo africano. Yo he vivido esos valores cuando era pequeño, porque mi padre tenía una moral de hierro. Ahora esos valores ya se han perdido. Por tanto, he querido buscar
la raíz de todo, la fuente de todo, de donde emana la filosofía.
¿Podrías hablar de las principales civilizaciones africanas que fueron origen del pensamiento humano?
Primero, hay que tener en cuenta a los Ishango que están la zona del lago Eduardo, que se encuentra en la frontera entre el noroeste de la República Democrática del Congo y el sureste de la República de Uganda. Ahí, el arqueólogo belga Jean de Heinzelin encontró, junto a personas autóctonas, unas excavaciones y descubrió unas civilizaciones a través de los huesos de animales que se localizaron a una profundidad enorme. La datación que se hizo reveló que esos huesos correspondían a una época entre 30.000 y 25.000 años de a.C. Ellos grababan su experiencia a través de incisiones en los huesos de animales que mataron para alimentarse. Allí tienes el primer sistema numérico. Ahí se ve que ellos conocían todas las combinaciones: suma, resta, multiplicación y división. Inventaron
este sistema matemático donde entran todos los cálculos posibles y la interpretación es que ellos ya conocían lo que hoy se suele llamar el sistema métrico decimal.
En Swazilandia, arqueólogos descubrieron en los 70 un hueso del peroné de un babuino que tenía 29 incisiones. Una nueva forma de medir el tiempo, un nuevo calendario lunar. Los huesos tenían incrustado cuarzo, lo que significa es que servían también para trazar muescas. Por otra parte, están los descubrimientos de Christopher Henshilwood que en unas excavaciones en Ciudad del
Cabo descubrió unos artefactos creados por los Blombos que revelaban la existencia de comportamiento cognitivo hace 80.000 años y que manejaban lenguaje, memoria, razonamiento y está basado en una auténtica revolución del pensamiento. Descubrieron,
al limpiarla bien, una piedra caliza en forma de mesa donde trazaron figuras geométricas y triángulos, formando una especie de panel, y exactamente eso sería de hace unos 40.000-50.000 años antes de Cristo.
Denis Vialou, profesor del Instituto de Paleontología de París, al compararlo con los descubrimientos europeos, que datan de 10.000 años de antigüedad, confirma que los descubrimientos africanos tienen mucha más historia. Encontramos una autentica expresión y estos señores han fundado un lenguaje basado en una conexión
sintáctica completa que hace que la gente entienda. De hecho, esos modelos de combinar triángulos, cuadrados, rectángulos son los utilizados en la tecnología punta, como los GPS,…
Con respecto a la filosofía egipcia, desde la tierra de los Ishango llegaron sus habitantes hasta la zona llamada kemet, que
significa tierra negra. Cuando fundan su filosofía, ellos pensaban que el universo había salido del dios Noun, de la materia caótica, dentro de ella tenía todos los seres posibles, junto con Khepra, que era el devenir. De aquí nace el dios Ra que crea el mundo, es el demiurgo y a través del aire y el agua crean la tierra y el fuego. Con estos cuatro elementos tienes toda la filosofía negra. Al final, el dios Ra, junto con el aire y el agua forman tres dioses, la supertrinidad de la cosmogonía teogónica egipcia y Platón no fue capaz de encontrar esto. No saben de dónde vienen las cosas. Cuando quieres buscar el origen, si Platón no se aclaró, en las universidades europeas no se aclaran.
Cómo se desarrolló ese pensamiento durante la colonización?
Justamente lo que hizo el colono es llevarlo e implantarlo en África. Quiere sustituir toda esa civilización y decir que la filosofía nació en Grecia, cuando la filosofía griega es de niños, casi infantil, como dijo un sacerdote egipcio a Solón. Han escondido las cosas. Han dicho que el origen del pensamiento está en el siglo V antes de Cristo y es completamente falso. En África lo hemos hecho mucho antes pero impusieron este tipo de conocimiento.
Leopoldo II en 1883 les decía a sus misioneros: “tened cuidado cuando vais a África. No vais a enseñar al negro a hablar de dios, porque él sabe de dios más que vosotros. Solamente vais a importar, vais a colaborar para que el administrador colonial tenga más fácil su trabajo”. Querían borrar la cultura que tenían ellos a base de llevar armamento, porque las armas es lo que usó Occidente para conquistar el mundo. Al final de la Edad Media, Europa tenía pólvora,
inventada por los chinos, pero la usaron mucho más que ellos y conquistaron muchos más países.
Y todo ha sido así, también a nivel de pensamiento. El colonialismo no ha terminado, ha dejado el neocolonialismo.
Eso ha suplantado a la cultura africana. Quienes hemos encontrado las raíces decimos que nos han dominado, nos han lavado el cerebro y eso no puede seguir así. Para encontrar las raíces hay que encontrarlas en todo: en literatura, historia, filosofía… Toda la gente que pensamos así no estamos en África, sino fuera.
La democracia tradicional africana nació mucho antes que la democracia europea. Si vas a África pregunta dónde está la casa de las palabras: debajo del baobab. Se construye una casa común desde los niveles de iniciación pequeños hasta los adultos y todos tienen voz y voto. Lo que se discute diariamente, se somete a voto.