Estrategia y táctica de la lucha por la soberanía nacional frente al hundimiento de la hegemonia mundial de EEUU

El Sudamericano                                                                                                        Jorge Veraza Urtuzuástegui                                                                                   23/10/25

ESTRATEGIA Y TÁCTICA DE LA LUCHA POR LA SOBERANÍA NACIONAL FRENTE AL HUNDIMIENTO DE LA HEGEMONÍA MUNDIAL DE ESTADOS ESTADOS UNIDOS por Jorge Veraza Urtuzuástegui (+video)

Participación del Dr. Jorge Veraza en el “Encuentro Internacional Soberanía Imperialismo y Pensamiento Critico en Nuestra América”, realizado en Caracas, Venezuela los días 4 y 5 de septiembre de 2025.

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Bueno, pues estoy muy contento de estar con ustedes y que luchemos juntos en contra de este ataque contra la humanidad que Estados Unidos está implementando, no solo desde la llegada de Trump a esta segunda administración, sino desde muchas décadas antes.

Hablaré de la estrategia y la táctica de la lucha por la soberanía nacional, así como de su raíz y su cúspide, pero iniciaré explorando la coyuntura histórica actual, la lucha por la soberanía de todos los pueblos de la tierra en ocasión del hundimiento de la hegemonía mundial de Estados Estados Unidos.

1.- La coyuntura histórica de la lucha por la soberanía nacional de todos los pueblos de la tierra

Es un proceso abierto fundamentalmente en 2001, cuando tuvo lugar el ataque a las “Torres Gemelas” de Nueva York y que se redondeó hace dos semanas, preliminarmente, en 2025 en ocasión de la cumbre de Alaska, en la que Donald Trump acepta aliarse con Putin en vista de concluir la guerra de Ucrania de modo definitivo o desde la raíz.

Debemos entender entonces que la lucha de todos los pueblos de la tierra por su soberanía nacional emerge en ocasión de que está teniendo lugar el hundimiento de la hegemonía mundial de Estados Unidos. Y precisamente en respuesta a este hundimiento, el cual fue el hecho dominante del que dependió la contestación soberanista, pero que conforme este hundimiento se hizo más severo, pasó a ser dominante la lucha por la soberanía nacional de todos los pueblos de la tierra. O en otros términos, el de todos los pueblos de la tierra es el fenómeno histórico universal más significativo de nuestra época, de tal manera que si el siglo XX fue El siglo de la hegemonía mundial de Estados Unidos, según lo conceptualicé en 2003, el siglo XXI, después de algunos escarceos y ambigüedades, ha terminado por definirse a partir de 2008 como el siglo de la lucha por la soberanía nacional de todos los pueblos de la tierra, y hoy esta significación trascendental se toca casi con los dedos.

Por eso es de suma importancia entender los límites superior e inferior de dicha coyuntura histórica, en fin, de la lucha por la soberanía. El Alfa en la lucha por la soberanía nacional o su raíz es precisamente la lucha por la identidad nacional. Mientras que el Omega, culminación o cúspide de la lucha por la soberanía nacional es nada menos que la lucha por la soberanía respecto de la fuerza productiva técnica-estratégica de nuestra era, la IA.

Entre estos extremos, entre este Alfa y este Omega, tenemos diversas luchas por la soberanía particulares, desde la alimentaria y la de gobierno y legislación o la soberanía del espacio radiofónico y la del aire, mar y tierra, ni qué decir de la soberanía cultural y civilizatoria, así como la del petróleo, del litio, etcétera.

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2.– La estrategia y la táctica de la lucha por la soberanía nacional

Visto someramente este tema, cabe establecer, en segundo lugar, la estrategia y la táctica de la lucha por la soberanía nacional.

Al interior de dicha coyuntura histórica, una primera idea al respecto es que debemos desarrollar una lucha en todos los frentes, pero sobre todo en el Alfa y el Omega, en la raíz y en la cumbre, es decir, en la lucha por la identidad nacional y en la lucha por la soberanía en la gestión nacional de la inteligencia artificial.

Respecto de la lucha por la identidad nacional, es decisivo comprender la paradoja de que la identidad nacional solo secundariamente tiene que ver con cuestiones raciales y culturales, aunque a lo largo de la historia de los siglos XVIII, XIX y XX y lo que va del XXI la identidad nacional se haya entendido sobre todo en clave racial y cultural, esa es precisamente la doble perspectiva del amo. Esto es de los invasores colonialistas –y luego de los neocolonialistas– con aquello de que la raza blanca es superior, y nosotros contestamos cayendo en su terreno, en su trampa, que no que la superior es la negra o la indígena, etcétera. Generando un nuevo racismo sin cancelar el previo. Además, de vernos contestados luego, con que en realidad ha habido mestizaje de razas, y que la mestiza señala otra raza como inferior a las puras o la o a la inversa como superior a estas. En fin, un nuevo juego de racismos proliferantes. Sin echar de ver que la asunción de la premisa racial entre hispanistas e indigenistas, por ejemplo, y luego del mestizaje “a lo José Vasconcelos”, tenía por consecuencia el que Octavio Paz nos dijera qué: como no podíamos negar a nuestro padre o a nuestra madre, entonces debíamos asumir que Cortés o Pizarro o cualquier otro, era nuestro padre. Mientras nuestra madre era Malintzin [Malinche], o cualquier mujer perteneciente a este o aquel pueblo originario. De tal manera que de nueva cuenta, el amo colonialista se afirmaba al interior de la mezcla y luego remachaba con la presunta superioridad de la cultura europea.

Por supuesto, se trata de defender a nuestros pueblos biológicamente considerados y en su cultura, pero estas son cuestiones secundarias, y perfectamente se las puede incluir en el asunto prioritario y decisivo que determina la identidad nacional de un pueblo: su decurso histórico.

En efecto, la identidad nacional es fundamentalmente una cuestión histórica y política. Se trata de las decisiones originales de un pueblo por sacudirse las cadenas que le impusiera el invasor. Un acto político y ético desarrollado en el curso de la historia, no una vez, sino repetidamente, convocando a todas las razas y pueblos sometidos por el invasor, e incluso a los criollos aliados con esta raza y pueblos en vista de sacudirse todas las cadenas de la corona española, por ejemplo. Tal y como desde 1808 a 1825 tuvo lugar en toda América.

Tales son las reglas estructurales del modo de lucha o de estrategia de la lucha por la identidad nacional en ruptura con la problemática del amo racialista y culturalista, tendiente a escindir a los pueblos que se han aliado y se han mestizado en el curso de su lucha en contra de los invasores en torno a la finalidad política de liberarse. Y es esta práctica reiterada, esta Ética, esta actitud y esta idea política, la que ha formado su identidad nacional secularmente, teniendo como materia prima una cultura y unas sangres que se fueron complejizando en el curso de los siglos.

Claro que los amos nada quieren saber de esta historia que los impugna. Por eso imponen la narrativa de que la identidad nacional no es histórica ni política, sino genética y cultural. Pero solamente la identidad nacional histórica y políticamente forjada puede incluir a todas las razas y pueblos que conforman nuestras naciones. Ni qué decir que también a todas nuestras culturas.

Dejo para después, el hablar de la estrategia y la táctica de la lucha por la soberanía nacional de la inteligencia artificial.

Ahora profundizaré en la raíz de la soberanía nacional. Para aclarar esta idea, me gustaría escribir un ensayo ajeno a todo aztequismo que se titulara “Cuauhtémoc, jefe de la resistencia soberana mundial contra el colonialismo y el neocolonialismo”. Por supuesto, Cuauhtémoc, nacido Chontal y Mexica o azteca, es un héroe nacional mexicano, pero visto con más precisión, no es un héroe individualista como los que descollaron en las civilizaciones euroasiáticas.

Es dicho con toda propiedad un héroe civilizatorio comunitario, porque es comunitario no solo por la cultura comunitaria mexica en la que nació, sino porque perteneció a la singularísima civilización comunitaria de Anáhuac, sorprendentemente compartida en cuanto a matemática, astronomía y calendario por la cultura olmeca, la maya, la mixteca, la mexica, etcétera. Pero que como digo, compartieron todas la misma civilización comunitaria, la de Anáhuac, civilización de la sabia excelsa serpiente; civilización Quetzalcóatl en Náhuatl o civilización Ahaukan, en Maya; etcétera. Mientras que las civilizaciones euroasiáticas, –nótese que las nombro en plural–, precisamente porque suponen todas la existencia de propiedad privada y clases sociales, suponen la destrucción de la comunidad, aunque todas las culturas euroasiáticas fueron originalmente comunitarias, pero no sus civilizaciones.

He esbozado para ustedes brevemente la gran diversidad civilizatoria existente entre las civilizaciones euroasiáticas y la civilización de Anáhuac, en la que nació el héroe comunitario Cuauhtémoc, que es el héroe original de la resistencia contra la invasión colonial. El primero y el que más radicalmente enarboló el cálculo político correcto contra los invasores, consistente en combatirlos a toda costa e incluso si vencían, seguirlos combatiendo sin las armas hasta que llegara el momento que renaciera nuestro sol.

Y es precisamente este cálculo político correcto, que no es mera idea, sino práctica consecuente y no solitariamente desplegada, sino en conjunto con su pueblo compartida y actuada, el factor que unifica a todos los pueblos actuales de México, a la nación mexicana, pues han practicado dicho cálculo político correcto, una y otra vez contra la invasión de los españoles, luego contra los norteamericanos, después contra los franceses y de nuevo y de nueva cuenta contra los norteamericanos hasta la fecha con Trump a la cabeza.  Y si alguno de estos pueblos olvidó dicho cálculo político correcto, pronto ante las circunstancias debió volver a inventarlo, si no es que lo recordó o se lo o se lo compartieron de nuevo los pueblos vecinos en lucha.

Evidentemente este cálculo político correcto no tiene sentido monopolizarlo, sino que está para ser compartido y ser practicado con todos los pueblos de la tierra, que muy bien querrán recordar a Cuauhtémoc como el héroe comunitario original aliado a los suyos, porque concretó dicho cálculo político correcto junto con su pueblo en la batalla por Tenochtitlán, convocando a todos los pueblos de Anáhuac, incluidos los que se aliaron al invasor a unirse contra este y que después de ser derrotado y torturado brutalmente, soportó ser Tlatoani títere a las órdenes de Cortés, amenazado de muerte por este, porque era la única manera para poder seguir protegiendo a su pueblo, al tiempo en que aceptando esta función les demostraba a todos los pueblos indígenas que se aliaron con Cortés siguiendo un cálculo político incorrecto, que no compartía con que éste, que Cortés, no compartía con ellos el poder como esperaran, sino que se imponía él en el centro, a través del dirigente que todos los pueblos vencidos de la triple alianza reconocían: Cuauhtémoc. El mismo que Cortés asesinó en las soledades de la sombría lejanía de la selva tabasqueña, cuando dejó de serle útil para tener dominados a los pueblos de Anáhuac.[1]

Pero precisamente el carácter comunitario de este héroe original nacido en 1501 y asesinado a sus escasos 25 años en 1525, es fundamental para el presente y el futuro, a 500 años y más de distancia de su gesta. Porque el hundimiento de la hegemonía mundial de Estados Unidos, –que testificamos todos los seres humanos de la tierra mientras emergen aquí y allá con cada vez más fuerza las luchas por la soberanía de cada nación–, ese hundimiento de la hegemonía mundial de Estados Unidos, –fenómeno tan complejo–, tiene por columna vertebral el desarrollo de la inteligencia artificial qué, precisamente viene minando desde 50 años atrás el desarrollo del capitalismo industrial occidental, también es un fenómeno tecnológico que determina que la lucha por las soberanías nacionales no redunde en un escenario de múltiples luchas mezquinas que las confronte, sino en una concertada convivencia pacífica, tal y cómo la que los BRICS esbozan ya en la actualidad. Todo en ocasión de que la vertiente guerrerista de las civilizaciones euroasiáticas se hunde con la OTAN y con la hegemonía mundial de Estados Unidos, y según qué el guerrerismo ha resultado derrotado por el exceso de bombas atómicas existentes en el planeta que hacen que la tercera guerra mundial –forzosamente atómica–, pierda todo sentido para los contendientes. No obstante que la amenaza de dicha guerra carente de sentido, aún se cierne sobre el planeta dada la irracional ambición y resentimiento, convertidos en amenazante estrategia neomalthusiana de las oligarquías gobernantes occidentales.

De manera que la comunidad humana mundial se esboza como posible en un futuro no lejano, en medio de una abundancia compartida por todos los pueblos de la tierra con base en las potencias desencadenadas por una inteligencia artificial racionalmente gestionada de manera democrática por los seres humanos. Es justamente éste el momento en que un héroe comunitario original adquiere una significación histórico-universal también para el futuro próximo.

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3.– Karl Marx, Inteligencia Artificial y civilización comunitaria

Las estadísticas mundiales indican que el modo de producción capitalista ha podido desarrollar por dos vías distintas la inteligencia artificial y el capitalismo industrial.

La del capitalismo occidental, especialmente el de Estados Unidos, muestra una relación inversa entre el desarrollo de la IA y el capitalismo industrial. Conforme más se enriquecen los empresarios de inteligencia artificial, más decrecen los capitalistas industriales, generándose un círculo vicioso en medio del cual los empresarios de inteligencia artificial esquilman a toda la sociedad, pero sobre todo [plusvalía] a los capitalistas industriales.

Mientras que las estadísticas del capitalismo chino muestran que se desarrolla en relación directa con el desarrollo de la inteligencia artificial china. Conforme esta más se desarrolla, más crece el capitalismo industrial chino y viceversa, estableciéndose un círculo virtuoso entre ambos, debido a que el Estado contrarresta la esquilma operada por los empresarios de inteligencia artificial, –mientras en Occidente estos logran imponer un precio de monopolio desvergonzado– ante la autodestrucción de la vertiente guerrerista de las civilizaciones euroasiáticas: la capitalista occidental, causada en su último tramo debido a que persiste en seguir la vía catastrófica de desarrollo de la inteligencia artificial en relación al desarrollo capitalista industrial, todos los pueblos de la tierra deben poder ejercer su soberanía sobre el modo de gestión de la inteligencia artificial. ¿A quién se la compran? ¿Y a quién la venden? ¿Cómo la producen? O si eligen o no, la vía probadamente catastrófica, de círculo vicioso monopolístico basado en la teoría neoclásica y neoliberal, reacia a reconocer los límites del valor o eligen la de círculo virtuoso regida por la ley del valor trabajo ricardiana y marxiana.

El ejercicio de esta soberanía científico-tecnológica, productiva y comercial de la inteligencia artificial será una de las notas distintivas de la era del mundo capitalista multipolar en cuya aurora nos encontramos, y en el que el desarrollo creciente de la IA acompasada con el del capitalismo industrial, posibilitará seguramente una transición pacífica desde este modo de producción a la sociedad socialista.

Un héroe de una civilización comunitaria como Cuauhtémoc es el mensajero de la prueba y de la certeza de que no solo existieron culturas comunitarias en todo el planeta, también de que no forzosamente toda civilización es clasista y de apropiación privada de la riqueza, sino que hubo una gran civilización comunitaria, la de Anáhuac, –que fue destruida por la vertiente guerrerista europea de las civilizaciones eurasiáticas–, y de que hoy la lucha por la soberanía de todos los pueblos de la tierra anuncia la próxima aurora de una civilización comunitaria superior compartida por todos los pueblos del orbe.

Y frente a estas buenas noticias… para describir a Marco Rubio, a Trump, a Starmer, a Úrsula von der Leyen, etcétera… bueno, pues aquí está: Toda la obra de Sade puesta sobre sus pies, que nos presenta justamente de cuerpo entero a los monstruos sádicos de sus… pues no telenovelas, sino novelas. [Aplausos]

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NOTA:

[1]. En el entendido de que Nicaragua significa “hasta aquí llega Anáhuac”.

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