Este es el legado de sangre europeo en el corazón de África

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En la RD del Congo, donde habitan más de 200 grupos étnicos rodeados por nueve países diferentes, se está llevando a cabo la mayor masacre de nuestro tiempo, una que es varias magnitudes peor de lo que estamos viendo en Gaza.

Llamado comúnmente “el corazón de África” por su diversidad étnica, la RDC es un país con una riqueza casi incalculable, entre minerales y selvas con una enorme biodiversidad, ríos, campos, etc. Riqueza que ha terminado siendo su maldición, “la maldición del recurso”.

Desde 1998, el país se ha convertido en el escenario de una guerra mundial africana, el conflicto más sangriento desde la IIGM. Se estiman más de 10 millones de muertos. Aunque, de manera oficial, la guerra terminó en 2003, los grupos rebeldes y el gobierno siguen luchando.

La riqueza mineral (oro y coltán) del país es objeto constante de violencia, ya que los señores de la guerra luchan por su control como medio de enriquecerse y seguir financiando el conflicto. La población es esclavizada para trabajar en las minas. Los niños también.

Los rebeldes ingresaron al país durante la guerra, fundamentalmente desde Uganda y Ruanda, tras el apoyo de Kabila (RDC) a los hutus que llevaron a cabo el genocidio de tutsis en Ruanda. Un conflicto que hunde sus orígenes en el colonialismo europeo.

Precisamente, empresas europeas, entre otras del llamado mundo desarrollado, son las que se han beneficiado enormemente de la inestabilidad en la zona, accediendo a sus recursos a precio de saldo y ayudando a los señores de la guerra a financiarse.

El coltán es un mineral crítico en toda la industria de alta tecnología, ya que contiene niobio y, sobre todo, tántalo (Ta), que es insustituible en la fabricación de smartphones, GPS, satélites, smart TVs, ordenadores, videoconsolas, etc. La RDC posee el 80% de las reservas.

Gracias a la masacre de civiles y a la esclavitud de niños, podemos comprar esos modernos cachivaches a un precio barato. Es el precio de nuestra digitalización y nuestra transición, como siempre, sobre cadáveres. Este es el legado europeo en África.

Otra de las consecuencias de la guerra ha sido la utilización de las mujeres y las niñas como objetivos para aterrorizar y traumatizar a la población. Las violaciones son sistemáticas, y se cuentan por decenas de miles. Se violan tanto a niñas de 6 años como a mujeres de 70.

Hay datos acerca de violaciones a bebés menores de un año. Las mujeres son utilizadas como esclavas sexuales, torturadas, mutiladas, todo ello en público y grupalmente. Os hacéis una idea del horror. Estas mujeres quedan traumatizadas y marginadas.

Efecto de todo ello es el aumento masivo en ETS, como el VIH, que ronda el 20% y amenaza con escalar hasta el 50% en los próximos años. El sistema de salud está destruido, actualmente el 70% no tiene acceso a un médico, y el hambre ya azota al 50% de la población.

No existe apoyo gubernamental al sistema sanitario. Sólo hay dos hospitales con recursos provenientes de la “comunidad internacional”. El resto de la atención sanitaria depende de voluntarios y ONGs.
Una superviviente congoleña definió su situación de esta manera: “A las mujeres en Congo nos violan y a nuestros hijos los roban y esclavizan por la batería de tu teléfono. Reciclad, alargad la vida útil de vuestros aparatos, consumid con criterio. Nos están matando por ellos”.
Esta es la realidad oculta tras esos planes verdes de digitalización y transición energética, algunos de ellos muy feministas, amantes de DDHH, etc. Este es el legado de sangre europeo en el corazón de África.
PD.: La última del colonialismo europeo llegó desde Alemania, quien quiere robarles el agua para generar hidrógeno y llevárselo a su país, con la intención de salvar la industria alemana a costa de veremos cuántos cientos de miles de muertos más. No lo verás en tu TV.
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