¿Es Netanyahu un obstáculo para la paz en Oriente Medio?

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Las protestas contra la reforma legal del primer ministro Benjamin Netanyahu que anulaban la separación de poderes, habrían tenido como efecto colateral la aparición de fisuras en las áreas de Defensa e Inteligencia israelíes, debido a la negativa de un número importante de reservistas de incorporarse a puestos vitales para la Defensa israelí, muchos de ellos aglutinados en el bloque «Hermanos y Hermanas en Armas».

¿Es Netanyahu un obstáculo para la paz en Oriente Medio?

Así, según varios medios israelíes, alrededor de 4.000 reservistas firmaron cartas públicas en las que manifestaban «su voluntad de no reincorporarse como voluntarios a sus puestos», de los cuales destacarían 400 voluntarios de la unidad de comandos de élite Sayeret Matkal, 200 pilotos de aviones, 50 operadores de control de tráfico aéreo, 40 operadores de drones y un número indeterminado de agentes del Servicio de Inteligencia, todos ellos vitales para la seguridad del Estado israelí.

Aprovechando los presuntos agujeros de seguridad en la Defensa Israelí provocados por el cisma entre los reservistas y Netanyahu, el brazo armado del grupo islamista Hamas lanzó la mayor ofensiva militar desde el 2007 con la infiltración de decenas de sus miembros en localidades israelíes y el lanzamiento de miles de proyectiles contra amplias zonas, incluyendo Tel Aviv y Jerusalén, con el resultado de 1.200 víctimas israelíes y 220 rehenes.

Netanyahu, sirviéndose de la dictadura invisible del temor al Tercer Holocausto, proceda de Hamás, de Hezbolá o de Irán, aprovechó la ocasión para declarar el Estado de Guerra (defensa de la seguridad de Israel) y desencadenar una demoledora ofensiva en la Franja de Gaza que le otorgara un incremento de la popularidad perdida por su fallida reforma legal y le permitiera obviar el proceso judicial en el que está acusado de soborno, fraude y abuso de confianza.

Netanyahu y los Acuerdos de Abraham

Sin embargo, la miopía geopolítica de Netanyahu le impidió intuir que un nuevo castigo asimétrico en Gaza podría dar al traste con la entente entre EE.UU., Israel, Emiratos Árabes Unidos, Baréin, Sudán y Marruecos, países árabes que firmaron bajo la Administración de Donald Trump los Acuerdos de Abraham.

En dicho Acuerdo, por primera vez países como Emiratos Árabes Unidos, Baréin, Sudán y Marruecos reconocían la existencia del Estado de Israel y Arabia Saudí estaba a punto de firmarlos, pero la masacre cometida por el Ejército judío en Gaza podría provocar que los citados países terminen por rechazar dichos acuerdos y rompan relaciones diplomáticas con Israel, lo que colisionaría con el objetivo geopolítico de EE.UU. de aislar a Irán para posteriormente proceder a la Operación Persia, que buscaría acabar con el régimen del ayatola Alí Jameneí.

¿Busca Estados Unidos defenestrar a Netanyahu?

En un editorial del 8 de octubre, el diario israelí Haaretz acusó directamente a Netanyahu de ser «el responsable de esta guerra entre Israel y Gaza» y asimismo, la opinión pública israelí estaría ya haciendo responsable a Netanyahu del estrepitoso fallo de seguridad israelí al menospreciar las informaciones egipcias. Así, según fuentes de El Cairo, diez días antes de la Operación Diluvio de Al-Aqsa avisaron presuntamente a Netanyahu de que Hamas preparaba una gran ofensiva contra Israel, extremo que fue negado por Netanyahu en un tuit en el que acusaba de negligencia a los servicios de Inteligencia, consiguiendo de paso enemistarse con los poderosos servicios del Mosad israelí.

Asimismo, Netanyahu estaría ya acorralado por la repulsa de la comunidad internacional ante la flagrante violación de los DD.HH. en Gaza con cerca de 20.000 víctimas civiles, por lo que la Administración Biden intenta desesperadamente lograr una declaración por Netanyahu de «una tregua indefinida», que permitiría el canje de los rehenes judíos todavía en manos de Hamás así como restablecer la circulación de camiones de ayuda humanitaria para cerca de un millón de palestinos confinados en un espacio de 7 Km2 al lado del paso fronterizo de Rafah, con lo que Biden se apuntaría un importante tanto diplomático y lavaría su imagen ante el mundo.

En el plano doméstico, se estaría agudizando la  desafección de la sociedad civil que no puede perdonar los fallos de seguridad en la Defensa israelí que habrían desembocado en el asesinato de 1.200 israelíes y el secuestro de 220 personas por Hamás. Así, según una encuesta de The Jerusalem Post, el 80 por ciento de los encuestados afirman que «el Gobierno es el principal responsable de la infiltración de los milicianos palestinos» y un 56 por ciento opina que «Netanyahu debería dimitir al acabar la guerra actual».

En este contexto, asistimos a la desgraciada muerte por el Tzahal de tres de los rehenes judíos al confundirlos con miembros de Hamás, por lo que se habrían incrementado las movilizaciones de los familiares de las personas secuestradas por Hamás ante la residencia de Netanyahu, a quien hacen «personalmente responsable de su retorno a casa con vida».

En consecuencia, la desafección de la sociedad israelí respecto a Netanyahu debido a su nefasta gestión de la crisis con Hamás y el nulo interés por rescatar con vida a los rehenes judíos, podría provocar la dimisión de su Gobierno y la posterior convocatoria de nuevas elecciones que faciliten la conformación de un nuevo Gobierno de Salvación, cuya tarea primordial sería reeditar los Acuerdos de Oslo que posibiliten la coexistencia pacífica de dos pueblos en dos Estados. Mientras, Netanyahu, un político nefasto que intentó dar un golpe de mano autocrático para posteriormente instaurar un régimen presidencialista, podría enfrentarse a un juicio penal en el que será acusado de negligencia y crímenes contra los DD.HH., lo que podría suponer una condena penal y su salida definitiva del escenario político israelí.

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