El Sudamericano
Entrevista a Iván Márquez, Comandante en Jefe de la Segunda Marquetalia – Ejército Bolivariano
La Guerrilla Comunicacional de la Segunda Marquetalia-Ejército Bolivariano realizó el pasado 8 de octubre el lanzamiento de su nueva página web https://smarquetalia-eb.com que tiene como propósito difundir nuestras opiniones y propuestas en vía de la construcción de la Nueva Colombia, y visibilizar las justas luchas populares de Colombia y el mundo.
En el empeño de acercarnos aún más a nuestros militantes, seguidores y simpatizantes, inauguramos hoy la sección “Diálogos Sin Filtro”, destinada a la publicación periódica de entrevistas a los mandos e integrantes de las unidades que hacen parte de la SM-EB y es un honor para nosotros entrevistar a nuestro Comandante en Jefe Iván Márquez.
1. GC: Recientemente los medios de comunicación han especulado sobre su estado de salud y sobre su fallecimiento, como en más de una ocasión ha ocurrido. ¿Puede contarnos cómo está su salud?
IM: Ya son varias las noticias falsas difundidas sobre mi supuesta muerte, pero ésta aún no llega. Siento mucho generarles una nueva frustración a quienes suspiran ese deseo excluyente. La más reciente fue difundida por el periodista investigador, Gonzalo Guillén, quien engañado por una fuente oscura, aseguró que mi muerte ocurrió “en medio de una cirugía” que nunca existió. La noticia de mi muerte carece de seriedad, pues quien hoy responde esta entrevista de la Guerrilla Comunicacional, es el muerto que una fuente maliciosa mató en el enrevesado mundo de su fantasía. Con este tipo de noticias buscan al menos dos objetivos: desprestigiar a periodistas, y generar desconcierto al interior de la insurgencia revolucionaria.
A la preocupación de mis compañeros y compañeras de armas y de ideas que indagaban sobre esa nueva muerte, les respondí que, “desde hace más de dos años me están matando, pero no he muerto todavía”… Esto lo digo desde una trinchera inexpugnable que es el corazón de las pobrerías, como llamaba Jesús Santrich a los humildes de Colombia.
Confieso que lo que más me ha sorprendido de este episodio es ver al jefe del equipo negociador del gobierno, con la Segunda Marquetalia, señor Armando Novoa, aprovechando el ruido mediático para conceder entrevistas e intentar por esa vía alinear los astros a favor de sus intrigas divisionistas desplegadas en la mesa de diálogo. La más alta instancia del gobierno ha sido clara frente a este propósito cuando asegura que, “dividir a los grupos armados es ganancia para la paz”. Esos arrebatos de sinceridad ayudan a explicar la división sembrada por el gobierno al interior del ELN, el grupo de Mordisco, y recientemente de la SMEB. Así es muy difícil llegar a la paz total. No se puede alcanzar la paz como el más elevado de todos los derechos inyectándole por dentro el virus de la desconfianza. El engaño y la división es un camino falso que nunca conducirá a Colombia a la paz total.
El señor Novoa refiriéndose a mí, dice que no se puede hablar con un fantasma, porque no voy a Bogotá o a Puerto Asís a intercambiar directamente con él, pero omite el hecho notorio que la OCCP y el gobierno no han realizado las gestiones para lograr de la instancia correspondiente la suspensión de la orden de captura que existe contra mi persona, para de esa manera tenerme alejado de las negociaciones y de la asesoría política al equipo negociador insurgente. Es comprensible que, por razones elementales de seguridad, no puedo sostener con él un contacto telefónico directo. Ese personaje es un artista que arrebatado por la idea de obtener victorias tempranas introduce un desorden monumental que retrasa la buena marcha del proceso. Hizo plasmar en el Acta de Caracas que la SMEB había declarado un cese al fuego unilateral, lo cual nunca ha ocurrido; y lo hace para plantear de inmediato la urgencia de una georeferenciación de la fuerza guerrillera, asunto que sólo es justificable cuando se firma un cese al fuego bilateral, así sea temporal. Y todo esto lo hace sin que ni siquiera se haya convenido la agenda de negociación, la cual debería abordar como punto de partida el compromiso de las partes de adoptar medidas de desescalamiento del conflicto entre las que se encuentra el cese al fuego bilateral temporal. En otro episodio, Novoa, espueleado por una rabieta tomó la decisión de desconocer el mecanismo de comunicación a través de los facilitadores y el vocero civil y resuelve entonces lanzarse por el atajo de buscar conversaciones directas con el jefe de la delegación de paz insurgente, y por eso aparece en área rural del departamento de Nariño reunido con algunos integrantes de la comisión de paz de la SMEB. Nosotros siempre hemos insistido en adelantar procesos de paz serios y ordenados, porque queremos que el más anhelado sueño de los colombianos, que es el de la paz, se haga realidad.
Por estos días hemos tenido que explicar que en todos los procesos de paz en los que hemos participado, la comisión de diálogo informa día a día los avances y retrocesos a la Dirección Nacional, o al comandante en jefe como se hizo en los diálogos de Caracas Venezuela y Tlaxcala México, San Vicente del Caguán, y de La Habana Cuba. Creo que esa actitud de desconocer los mecanismos internos de las organizaciones para resolver sus asuntos, es el resultado de no tener en cuenta las lecciones de la experiencia de procesos anteriores. Ningún vocero de paz del gobierno tendrá éxito si actúa como un capataz para imponer a la contraparte su punto de vista desechando el consenso.
Nosotros en esta materia como en otras de orden estratégico nos guiamos por las enseñanzas y el legado del legendario comandante Manuel Marulanda Vélez.
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2. GC: Algunos medios de comunicación tarifados, y hasta el mismo Comisionado de Paz Otty Patiño, quieren construir la matriz de opinión de que usted obstaculiza el proceso de diálogos entre el gobierno del presidente Petro y la Segunda Marquetalia-Ejército Bolivariano. Lo relacionan con la supuesta condición del levantamiento de una orden de captura que cursa en su contra. ¿Es esto cierto? ¿Por qué no hay progreso en los diálogos?
IM: Respondo con un rotundo sí a la primera parte de su pregunta. Desde la instalación del diálogo en Caracas percibo que el vocero del gobierno quiere verme bien lejos de la mesa y asocio esta percepción con la novela que se inventaron de que no me pueden levantar la orden de captura porque estoy pedido en extradición por el gobierno de los Estados Unidos, y agregan que hay que hablar primero con Washington, queriendo decir con ello que Colombia no tiene soberanía jurídica. No resulta muy creíble su historia cuando la rematan diciendo que el levantamiento de esa ordeN de captura sólo es posible al final del proceso de paz y cuando ya no existan dudas de nuestra voluntad de desmovilización. ¡Cómo se les ocurre decir eso!
Si el gobierno soberano de Colombia decide buscar la paz, nadie lo puede detener en su propósito aunque aleguen lo que quieran. Es asunto propio de la soberanía de un país y de un gobierno hablar con quién estime conveniente para lograr la paz. Como decía nuestro antiguo comandante Jacobo Arenas el “destino de Colombia no puede ser el de la guerra”.
Parece que el señor Otty Patiño tampoco está a gusto con mi presencia aledaña o próxima a la mesa y me tacha de discapacitado, tal vez refiriéndose al atentado del que fui víctima durante el gobierno de Duque. Espero que esa descalificación no tenga que ver con mi rol de asesor de los nuestros en la mesa.
En cuanto a la segunda parte de su pregunta, estimo que no ha habido progreso en los diálogos porque el gobierno priorizó la intriga para dividir y no hizo nada bueno para generar confianza entre los dos equipos de trabajo. Se enredó al pretender imponer a toda costa unos diálogos regionales desconectados de la problemática nacional. Es necesario que el gobierno modifique su visión que reduce el conflicto a un enfrentamiento entre armados por el control de rentas ilegales, situación en la que el Estado se presenta como un querubín celestial que nada tiene que ver con el conflicto armado, siendo el máximo responsable de esa tragedia. Y es cuando se presenta en la escena como providencial mediador que intercede por el respeto de los derechos humanos de las comunidades, instando al mismo tiempo a los grupos rebeldes a abandonar la lucha y a guardar sus fusiles en la profundidad de la selva hasta que el tiempo y el óxido las inutilice. Parece que algunos voceros y gobernantes locales cifran su esperanza en que las comunidades en los territorios se sientan agradecidas y satisfechas con lo que ya está aprobado en el Plan Nacional de Desarrollo “PND”. Solo falta que digan que la existencia de proyectos a favor de las comunidades contenidos en ese plan los releva de tener que negociar una agenda con la guerrilla.
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3. GC: La elección del candidato Gustavo Petro como presidente de la república nos hizo soñar con el advenimiento de un gobierno democrático y popular luego de 200 años de hegemonía oligárquica en el poder, que convertiría a Colombia en potencia mundial de la vida. Sin embargo, la brutal oposición de la ultraderecha en el Congreso ha dado al traste con algunas de las reformas “progresistas” que el gobierno ha propuesto. ¿En perspectiva, cómo ve Usted el futuro del gobierno del presidente Petro?
IM: Sin duda la llegada del presidente Petro al gobierno avivó la llama de la esperanza de paz y cambio que siempre ha titilado en el corazón de las mayorías nacionales. ¿Y quién no se iba a ilusionar con un nuevo gobierno que agitando la bandera de la paz y la justicia social acababa de derrotar 200 años de predominio de las oligarquías en el poder? No dudamos de las buenas intenciones del presidente al frente de un gobierno progresista, pero éstas chocaron con la dura roca de la resistencia y el sabotaje de las derechas que nos habían mal-gobernado hasta entonces imponiéndonos sus políticas económicas que hundieron al país en el fango de la pobreza pública. Ellos reaccionaron conformando una alianza inhumana para oponerse a las reformas políticas, económicas y sociales que buscaban favorecer, así fuera un poquito, a unas mayorías nacionales que aún viven en las catacumbas de la exclusión y del olvido. Dicha oligarquía desplegó campañas mediáticas contra el gobierno y su política de cambio, intentó tumbar al presidente y sigue intentándolo con golpes blandos, o violentos como aquel que proyectaba matar con explosivos al primer mandatario de la nación. Cuando Petro en Cali, en Puerto Resistencia, insinuó la apertura a futuro de un proceso constituyente, se le vino encima la caverna opositora que no quiere que se toquen sus privilegios, protegidos hoy por una densa maleza jurídica que sólo sirve para enredar a los débiles y de ninguna traba para los fuertes. Ese tema debiera retomarse para que podamos establecer en Colombia la dignidad humana, la democracia basada en la voluntad popular, la soberanía patria y la defensa colectiva del medio ambiente y la biodiversidad.
Es posible que haya faltado más respaldo y movilización popular, pero hay instantes en los que el presidente pareciera ausentarse de la conducción del proceso de paz que es la meta estratégica más importante del país, cuando debiera acelerar la marcha por el cambio, la vida y la paz en el último trayecto de su gobierno. Creo que debe tomar en sus manos el timón de la paz para hacer que ésta avance por el camino de la solución diplomática, con seriedad, y sin intrigas, pensando siempre en el propósito de lograr la paz como el más elevado de todos los derechos. Con el concurso de todos y todas, actuando de buena fe podemos poner fin al largo conflicto que ha castigado a Colombia. Y tenemos que maniobrar rápido porque el tiempo político del actual gobierno se está agotando. Tenemos que trabajar desde ya por la continuidad de un gobierno justo y humano que garantice la felicidad del pueblo por los siglos de los siglos. Desde ya las y los colombianos, con la juventud a la vanguardia, en la Primera Línea de lucha por el cambio, debemos empuñar resueltamente el arma del amor universal, la única fuerza capaz de derrotar el odio y la injusticia para tener una nueva Colombia garante de la vida y de la paz en todos los escenarios.
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4. GC: En comunicado reciente las estructuras CGP y CDF-EB anuncian su deslinde del nombre de la Segunda Marquetalia. ¿Qué consecuencias tiene esta situación para la mesa de diálogos instaurada en Caracas en junio pasado?
IM: La verdad es que no pienso trasladar un tema de carácter interno como nuestros intercambios con la CGP y los CDF al espacio de lo público y mediático. Las consecuencias de las decisiones que se tomen en este caso deben ser abordadas por las fuerzas involucradas. Para nosotros, sin unidad en el campo revolucionario y popular no habrá ni paz, ni transformaciones en beneficio de las pobrerías. Nuestra percepción en este terreno es la misma del Libertador Simón Bolívar “unidos seremos fuertes y mereceremos respeto, divididos y a aislados, pereceremos”.
La unidad debe ser diáfana y transparente. Ella exige lealtad frente a lo acordado.
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5. CG: ¿La SM-EB continuará en diálogos de paz con el gobierno del Presidente Petro?
IM: Nuestra gran bandera estratégica, que es la misma de Manuel Marulanda Vélez, sigue siendo la de la paz con justicia social que es vida digna para todos, democracia verdadera entendida como la voluntad de las mayorías frente a las grandes decisiones nacionales, y la soberanía patria que debe ser nuestro decoro rechazando el saqueo de nuestras riquezas y la esclavitud mental que pretende el nuevo colonialismo de Washington. Con un gran sentimiento de humanidad, la Segunda Marquetalia seguirá luchando por la solución política del conflicto.
Esta guerra no es perpetua y por lo tanto debemos detenerla.
Queremos paz pero sin traiciones, para que la vida permita a los colombianos el disfrute de todos los derechos.