En Nueva Caledonia los imperialistas franceses defienden los yacimientos de níquel

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La reforma del censo electoral de Nueva Caledonia pretendía asegurar para Francia las enormes reservas de níquel necesarias para la transición a las energías “verdes” y competir con China en el fabricación de vehículos eléctricos.

Los planes imperialistas chocaron con el movimiento independentista local y los disturbios podrían estimular un aumento del precio del niquel en las bolsas mundiales. La cotización de la materia prima en Londres y Shanghai superaó los 21.000 dólares por tonelada, actualizando los máximos de hace varios meses.

Los partidos independentistas kanakos luchan contra una propuesta colonial para levantar las restricciones a la exportación de níquel sin procesar y priorizar las exportaciones a las fábricas europeas de baterías de vehículos eléctricos.

“El níquel es una riqueza para Nueva Caledonia”, dijo Macron el año pasado, durante una visita al arcjipiélago. “También es, y subrayo este punto, un recurso estratégico importante para Francia y Europa, en un momento en el que hemos emprendido un esfuerzo masivo de reindustrialización”.

Los dirigentes independentistas de Nueva Caledonia denunciaron el plan francés cuando se presentó en marzo. Ronald Frere, miembro fundador de uno de los partidos independentistas, “Soberanía Caledonia”, lo describió como “un pacto colonial para recuperar el control de los recursos de Nueva Caledonia”.

La estrategia francesa Indo-Pacífico

Los disturbios también son un duro golpe a los planes de Francia de utilizar sus enclaves coloniales para contrarrestar la influencia de China en el Océano Índico y el Pacífico, lo que París llama estrategia Indo-Pacífico. Esta vasta región alberga algunos de los depósitos minerales más ricos del mundo. Las empresas chinas han invertido mucho en el sector del níquel de Indonesia, transformando al país en el principal productor mundial de la materia prima y es un importante proveedor de las fábricas de vehículos eléctricos de China.

“Las cuestiones de independencia son cuestiones de décadas pasadas», dijo Macron. “Si la independencia significa elegir mañana tener una base china aquí o depender de otras flotas… ¡buena suerte!”, añadió.

La manipulación del censo logró que la independencia de Francia fuera rechazada en tres consultas, la última el 12 de diciembre de 2021 durante un referéndum que fue boicoteado por los partidos independentistas. Estas votaciones preservaron el status quo que otorga a Nueva Caledonia una cierta autonomía a cambio del control de los recursos de níquel, que durante mucho tiempo han sido el motor de su economía.

Nueva Caledonia es el cuarto productor mundial de níquel, después de Indonesia, Filipinas y Rusia. Posee entre el 20 y el 30 por cien de las reservas mundiales.

La demanda de níquel ha aumentado desde 2022 porque es un material fundamental para las tecnologías “verdes”, principalmente las baterías de iones de litio que alimentan la mayoría de los vehículos eléctricos del mundo. Debido a la Guerra de Ucrania, las sanciones occidentales han reducido las exportaciones de níquel ruso.

La Agencia Internacional de Energía dice que la demanda de níquel en baterías de vehículos eléctricos se cuadriplicará para 2030 a medida que los gobiernos presionen a los consumidores para que compren vehículos eléctricos.

Pero la industria de Nueva Caledonia atraviesa dificultades. El aumento de la producción de Indonesia y el colapso de la industria de los vehículos eléctricos han hecho que los precios del níquel se desplomen, casi un 40 por cien desde principios del año pasado.

Los costes de la energía y la mano de obra en Nueva Caledonia son también mucho más elevados que en Indonesia, mientras que el contenido de níquel de su mineral está disminuyendo. Las tres plantas de procesamiento de níquel del archipiélago pierden dinero. Importantes empresas como Vale, Glencore y Trafigura han abandonado sus fábricas en el archipiélago o están intentando venderlas debido a las pérdidas.

En febrero el gigante minero suizo Glencore decidió detener la producción en una mina y planta de procesamiento de níquel no rentable en el norte de Nueva Caledonia. Glencore dijo que buscaría un comprador para su participación en el acuerdo.

Un siglo y medio de explotación colonial del níquel

El níquel ha estado en el centro de la política colonial francesa en Nueva Caledonia durante un siglo y medio, cuando fue descubierto poco después de la anexión del territorio por Francia en 1853. La materia prima se convirtió en la mayor exportación del enclave.

Durante el auge del níquel de finales de los años sesenta y setenta del siglo pasado, el gobierno francés fomentó un aumento de la migración metropolitana a Nueva Caledonia, con el fin de fortalecer la presencia francesa ante a las exigencias emergentes de descolonización y autodeterminación.

La emigración francesa fue una de las chispas de un movimiento independentista más amplio en Nueva Caledonia, que creció y condujo a enfrentamientos violentos en el archipiélago en la década de los ochenta. Las tensiones alcanzaron su punto máximo en 1988, provocando una intervención militar francesa.

A finales de los noventa, en el marco de los Acuerdos de Numea firmados en 1998, los independentistas lograron concesiones de la metrópoli, en particular limitando las exportaciones de níquel en bruto para estimular la creación de plantas locales de procesamiento. La medida tenía como objetivo promover la industrialización local, crear empleos y aumentar el valor añadido del níquel antes de la exportación, apoyando así el desarrollo económico de Nueva Caledonia y satisfaciendo las aspiraciones de la población indígena kanaka.

El Acuerdo de Numea de 1998 también congeló el censo electoral sólo para los residentes antes de 1998 y sus descendientes.

La industria del níquel representa actualmente, directa e indirectamente, alrededor del 25 por cien de los puestos de trabajo en Nueva Caledonia.

Los envíos de níquel en bruto se encuentran entre los puntos de tensión relacionados con el plan neocolonial de invertir en la industria local, que el gobierno de Macron ha denominado el “pacto del níquel”. El plan neocolonial permitiría envíos de níquel en bruto a los mercados europeos y otros lugares, lo que perjudicaría las plantas de procesamiento locales.

La crisis de la semana pasado puso de relieve el profundo enfrentamiento sobre el estatuto político de Nueva Caledonia y el deseo de autodeterminación de la población indígena kanaka, que choca con los esfuerzos imperialistas por mantener el control de este territorio estratégico en medio del Océano Pacífico.

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