En el Líbano, el Estado colonial de Israel ha ganado una batalla, pero no la guerra

                                                                                                                    06/12/25

[El pasado mes de noviembre, Chris Den Hond viajó a Beirut para realizar una serie de reportajes, entre los que se incluye la siguiente entrevista. La capital libanesa, así como otras regiones del país, son blanco de ataques israelíes casi diarios, mientras que numerosas localidades del sur siguen ocupadas por las fuerzas militares del Estado sionista.

A pesar del alto el fuego de noviembre de 2024, Israel multiplica los ataques aéreos, las incursiones terrestres y los asesinatos selectivos en el sur del Líbano, destruye los campos de olivos e incluso construye un muro. Según la FINUL (Fuerza Provisional de las Naciones Unidas en el Líbano), el alto el fuego se violó 6800 veces entre el 27 de noviembre de 2024 y el 22 de octubre de 2025, “en su gran mayoría por parte de Israel”.

En septiembre de 2024, miles de personas resultaron heridas cuando unos buscapersonas con bomba, utilizados por Hezbolá para su comunicación interna, explotaron simultáneamente en todo el país, matando a nueve personas e hiriendo a cerca de 2800. Poco después, Israel lanzó una ofensiva militar a gran escala que culminó con la eliminación de la dirección militar de Hezbolá y el asesinato de su líder histórico, Hassan Nasrallah.

Hoy en día, las potencias occidentales condicionan su ayuda financiera para la reconstrucción al desarme de Hezbolá y a su marginación, así como la de sus aliados, en el plano político. Esta entrevista con Doha Chams, periodista, y Walid Charara, periodista del diario al-Akhbar, aborda estos aspectos y sus consecuencias regionales más amplias. Fundado en 2006 por Joseph Samaha (1949-2007), influyente intelectual de izquierda y gran nombre del periodismo árabe, al-Akhbarsigue siendo una referencia en la región como medio de comunicación antiimperialista, radicalmente opuesto a las acciones de Israel y a las políticas occidentales. La contribución cruzada de Léonard Sompairac, geógrafo y colaborador de Orient XXI, completa este análisis de la actualidad libanesa. CT]

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Chris Den Hond: ¿Aceptará Hezbolá desarmarse ante la presión de las potencias occidentales?

Walid Charara: Hay dos opciones. El jefe del Gobierno, el presidente de la República y todo el movimiento vinculado a la extrema derecha cristiana, así como algunas fuerzas suníes, están a favor del desarme de Hezbolá. Consideran que el Líbano debe aliarse con Occidente y/o con las monarquías del Golfo. Hezbolá y sus aliados, por el contrario, consideran que se enfrentan a una ofensiva israelo-estadounidense cuyo objetivo es remodelar Oriente Medio. Pero, por ahora, esta ofensiva no está logrando sus objetivos. Si el Gobierno libanés decidiera desarmar a Hezbolá por la fuerza, se produciría un enfrentamiento armado. En cualquier caso, el Gobierno libanés no tiene los medios para aplicar tal exigencia estadounidense e israelí.

Doha Chams: Hezbolá no va a desarmarse, sería un suicidio, a pesar de toda la presión internacional. Muchos medios de comunicación no dejan de decir: “Hemos perdido, así que hay que aceptar las consecuencias de la derrota”. Es cierto que Hezbolá ha perdido una batalla importante, pero no la guerra. Los combatientes de Hezbolá no están dispuestos a rendirse.

Léonard Sompairac: Israel prefiere este estado de guerra permanente que le permite ampliar sus fronteras: en Siria con el Golán, una zona estratégica que, además de sus recursos naturales, ofrece, con el monte Hermón, una visibilidad hasta Damasco y el sur del Líbano, creando de hecho una zona de amortiguación con el norte del país. Israel sigue violando diariamente el espacio aéreo y terrestre libanés y mantiene una presión y un miedo constantes sobre los libaneses con drones, ataques selectivos y la amenaza de una guerra generalizada inminente. Las máquinas de construcción, como las hormigoneras, son blanco deliberado de los bombardeos israelíes. Las necesidades para la reconstrucción se han estimado en 11 000 millones de dólares, lo que requiere apoyo internacional. Sin embargo, a escala internacional existe una reticencia a desbloquear fondos: los países donantes repiten la retórica israelí de que la condición para concederlos es el desarme efectivo de Hezbolá. Por último, incluso si se consiguieran fondos, estos pasarían por el cedazo intralibanés, en particular a través del CDR (Consejo para el Desarrollo y la Reconstrucción), que no tiene fama de ser el organismo más íntegro del Líbano desde hace medio siglo…

Chris Den Hond: Tanto en Gaza como en el Líbano, , a pesar de los bombardeos masivos, el Ejército israelí se enfrenta a una resistencia persistente sobre el terreno. ¿Cómo explicas esto?

Walid Charara: Hezbolá recibió un duro golpe el año pasado. Parte de su dirección, sobre todo la militar, fue asesinada. Hassan Nasrallah, su líder, fue asesinado. Los daños fueron enormes, las pérdidas muy significativas, pero en términos de seguridad fue un éxito táctico para Israel, no un éxito estratégico. Fue el resultado del progreso tecnológico israelí y de la alianza con Estados Unidos, que ayudó mucho a Israel. Este éxito táctico podría haberse convertido en un éxito estratégico si Israel hubiera logrado romper la primera línea de defensa de Hezbolá y ocupar el sur del Líbano hasta el río Litani, que era el objetivo declarado del Ejército israelí. Pero este Ejército no es eficaz en los combates terrestres. La primera línea de defensa de Hezbolá resistió durante 66 días la ofensiva israelí. Hezbolá perdió 5000 combatientes. Son pérdidas enormes, pero resistió. Tres brigadas israelíes atacaron la aldea de Khiam, pero no lograron tomarla. Así pues, a pesar de la gran desigualdad de medios militares, Israel no ha ganado y Hezbolá no ha sido derrotado. El objetivo israelí de ocupar todo el sur hasta el río Litani y desarmar a Hezbolá no se ha alcanzado.

Chris Den Hond: ¿Qué fuerzas políticas apoyan la opción estadounidense-israelí y cuáles se oponen a ella?

Doha Chams: Durante las guerras, la mayoría de la población libanesa se ha mostrado unida. Durante la última guerra, el Líbano volvió a ser el país de Fayrouz [diva de la canción libanesa y símbolo de la unidad nacional], donde todo el mundo quiere a todo el mundo. Los cristianos del norte acogieron en sus casas a los chiitas del sur que huían de los bombardeos. Israel ha fomentado la solidaridad entre comunidades, es el Gobierno el que es corrupto. Hoy en día, la población libanesa está dividida, es cierto. Hay gente que habla alto, que cuenta con un poderoso apoyo mediático y que presiona para que se desarme la resistencia. Pero, en general, la opinión pública se da cuenta de que Israel viola diariamente el alto el fuego e impide que las refugiadas y refugiados regresen a sus hogares en el sur del Líbano. Israel bombardea sin cesar, ataca a personas que están relacionadas de cerca o de lejos con Hezbolá, destruye incluso las hormigoneras utilizadas para reconstruir las casas. ¿Cómo hacer la paz con un enemigo así? Por desgracia, algunos sectores del Líbano quieren un acuerdo con Israel. Ha ocurrido que los drusos han filmado la base de lanzamiento de misiles de Hezbolá e Israel ha bombardeado inmediatamente el lugar. Esto ha sucedido más de una vez. Pero es una minoría de drusos la que actúa así, la mayoría sigue apoyando a Walid Jumblatt [líder histórico de los drusos libaneses, cercano a las fuerzas de la resistencia].

Léonard Sompairac: Hace poco estuve en el sur. Muchas iglesias, escuelas confesionales cristianas y guarderías cristianas están siendo atacadas porque acogen a refugiados libaneses del sur. Tendemos a pensar que, en el sur del Líbano, solo hay pueblos chiitas pro-Hezbolá, pero la situación es mucho más matizada, es un mosaico. Antes de afiliarse a una religión o a un partido, estas personas son ante todo vecinas y se ayudan entre sí. Esto también se ve en algunos barrios de Beirut, donde todo el mundo acoge a todo el mundo. Ha habido alrededor de un millón de desplazados en el Líbano que han sido acogidos en otros lugares.

Walid Charara: Una parte significativa de la población libanesa, no solo chiita, considera que la agresión israelí contra el Líbano y las presiones internacionales (europeas, saudíes, pero principalmente estadounidenses) son inaceptables. Pero otra parte de la población es, lamentablemente, sensible a las tesis de las organizaciones de la derecha cristiana o musulmana que dicen “vais a arrastrar al Líbano a una nueva aventura”. Hay que saber que Hezbolá nunca ha violado el alto el fuego del 27 de noviembre de 2024. No ha respondido a los ataques israelíes. Israel bombardea el Líbano día y noche y los países garantes del alto el fuego no intervienen. La guerra se ha convertido en una guerra de baja intensidad en la que Israel se permite asesinar cada día a militantes que se desplazan en coche mediante bombardeos selectivos con drones. Más de 100 000 personas del sur no pueden volver a sus hogares, ya que todo ha sido destruido. Israel también impide cualquier tipo de ayuda a la población para la reconstrucción.

Chris Den Hond: ¿Qué ha cambiado para el Líbano la guerra de Israel contra Irán?

Doha Chams: El Gobierno libanés solo existe por la gracia de las potencias internacionales: Estados Unidos, la Unión Europea y Arabia Saudí. Si los maronitas miran hacia Francia y los suníes hacia Arabia Saudí, no es de extrañar que los chiíes y la resistencia miren hacia Irán.

Walid Charara: Esta guerra de 12 días entre Israel e Irán ha revelado la relación de fuerzas real, que no es tan favorable a Israel como algunos quieren hacer creer. Fuentes israelíes, estadounidenses y europeas han confirmado que se han producido importantes daños en territorio israelí. Irán ha podido atacar instalaciones civiles, militares y estratégicas israelíes, así como un centro del Mossad y un centro de desarrollo de tecnología militar. Con sus propios medios, ha logrado infligir pérdidas significativas a Israel. La idea de la inviolabilidad del territorio ocupado por el Estado sionista gracias a su sistema de defensa antiaérea se puso rápidamente en tela de juicio. Quedó claro que Irán estaba en condiciones de dañar a Israel a pesar del apoyo masivo que este recibe de Estados Unidos y de toda la coalición occidental. Irán aceptó el alto el fuego propuesto porque quería evitar una confrontación directa y a gran escala con Estados Unidos. Cuando Estados Unidos bombardeó el emplazamiento de Isfahán, Irán atacó una base estadounidense en Qatar. En ese momento, la guerra se detuvo.

Chris Den Hond: Algunos dicen ahora que si Hamás y la resistencia palestina en general hubieran sabido que el 7 de octubre sería seguido de un genocidio, no habrían lanzado la operación. ¿Qué opinas al respecto?

Walid Charara: Si los combatientes vietnamitas hubieran sabido antes de lanzar su campaña de liberación que dos millones de vietnamitas serían asesinados por los estadounidenses, ¿crees que no habrían iniciado su lucha por la liberación nacional? ¿Y los argelinos? La pregunta que hay que plantearse es “¿qué ocurría en Palestina antes del 7 de octubre de 2023?”. Los ataques de los colonos contra las aldeas palestinas eran cotidianos, sin cobertura mediática, y la Franja de Gaza se había convertido en una prisión a cielo abierto debido al bloqueo impuesto desde 2007. El sionismo es más que un régimen de apartheid, es un sistema de limpieza étnica. El objetivo es vigilar y castigar a la población palestina, pero sobre todo expulsarla de su tierra. Es un proceso lento, 1948, 1967, pero que se acelera con el tiempo, como en la actualidad. ¿Cómo resistir esto? ¿Con marchas ciudadanas, llevando velas? No es suficiente. El derecho a la resistencia armada de un pueblo bajo ocupación es conforme al derecho internacional, es inalienable.

3/12/2025

Contretemps

Traducción: viento sur

 

 

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