Fuente: Umoya num.101 – 4º trimestre 2020 Beatriz Castañeda Aller
ANA GRIOTT/ ANA CRISTINA HERREROS FERREIRA: “En África la literatura es oral y legendaria, está viva
y se construye en el presente”
Al ver a Ana Griott entrar en el patio de las palmeras de la Biblioteca de San Nicolás de Valladolid, dispuesta a ilustrarnos con una serie de cuentos tradicionales africanos cubierta de telas, supe que, desde nuestra conversación en el café unas horas antes, había habido una transformación. Claro, a ese escenario no solo se había subido Ana Cristina Herreros Ferreira, filóloga leonesa que ha aprendido a escuchar los silencios, estaba Ana Griott, narradora y recopiladora de cuentos tradicionales. Entre los muchos cuentos que alberga en su memoria, en un intento por conservar y divulgar desde la oralidad la identidad y la memoria de distintos pueblos, se hallan retales de varias identidades africanas. En aquel diálogo de horas antes pudo compartir conmigo algunas de ellas y abordamos algunos temas relativos al significado de la oralidad en África.
¿Cómo es la literatura africana?
Quizás la literatura como la entendemos en occidente, como ese corpus de textos escritos, en África no existe. O no tiene una existencia antigua, porque ahora sí que hay una escritura, sobre todo en lenguas coloniales, lo cual provoca una escisión bestial entre la lengua en la que uno se expresa y la lengua en la que uno piensa, siente y sueña. Se trata este de un fenómeno propio de los pueblos sometidos y colonizados, la mayor parte de pueblos del mundo, que se ven obligados, imagínate, a hablar la lengua de la gente que los explota, que los somete y los mata.
En África no solo la literatura es oral, la enseñanza es oral, la historia, la geografía… son legendarias. Todo pasa por eso que se recrea y que pervive en variantes, que se construye en el presente desde algo que es la expresión de la propia afectividad en tu propia lengua, la lengua que mamas, tu lengua materna. Oral no es lo que digo con la boca, eso es bocal; oral es eso que no está sujeto a una norma y que se transforma cada vez que lo digo y se convierte en algo vivo, en algo que no es papel, que no está muerto, que no es tinta, que está vinculado al pálpito, al lenguaje binario del corazón, de la piel, de los sentimientos y de eso tan poderoso que nos ancla en quienes somos, eso que se llama identidad y memoria, y que se convierte en desmemoria cuando está escrito. Lo que somos está estrechamente vinculado con lo oral.
¿De qué habla la literatura oral africana?
Como toda la literatura oral, habla de lo que la gente piensa y siente. Fíjate, yo creo que hay como una tónica en las literaturas orales que tiene que ver con el poder de lo pequeño, de lo insignificante, de lo que no importa, el poder del pueblo, por eso es literatura popular. ¿Quién es el protagonista en los cuentos del Sáhara? El erizo, que es pequeño, no es rápido, ni tiene fuerza ni peso, pero es inteligente. ¿Quién es el protagonista de los cuentos en Mozambique? El conejo, no tiene garras ni colmillos, pero es inteligente y tiene humor, los poderes de la gente pequeña. ¿Quién es el protagonista de los cuentos tradicionales de Senegal? La liebre, frente a la hiena. Siempre hay un antagonista poderoso del que el pequeño se burla y a quien vence, gracias a su inteligencia y a su capacidad de urdir tretas. No vence la violencia ni la fuerza, vence la risa o la inteligencia. Se confiere poder a lo insignificante, se significa lo insignificante. Hay presente también una comunión con lo natural. Los pigmeos baka de Camerún, por ejemplo, tienen un ciclo de mitos increíble, tienen dioses cercanos. Su dios Komba convirtió a los seres humanos en distintos animales y por eso respetan muchísimo lo que cazan. No viven en la selva, son parte de la selva. Son uno de los últimos pueblos cazadores recolectores que han vivido la tragedia de que la venta de su selva a Francia y a China los está exterminando. No establecen una relación con la naturaleza, porque la conexión es algo que se establece con el Otro, y su pueblo es la naturaleza. Hay una identidad, no una conexión.
¿De qué manera las historias y los cuentos hablan de la identidad de un pueblo?
En el año 2000, el presidente de estos bakas de los que hablábamos, que sienten esa comunión con la selva, privatizó la explotación de aceite de palma y se la regaló a Francia a cambio de inmunidad política. Han talado en 5 años el 20% el bosque ecuatorial. Y este pueblo se ha dado cuenta de que la manera de preservar su derecho a las tierras es preservando su identidad, ¿cómo? No olvidando quienes son. Y eso está en sus cuentos, llamados likanós, o consejos, que hablan acerca de qué comer, qué cazar, de los valores que animan su forma de ser en común, del cuidado como la expresión suma del ser humano.
El poder de la literatura es el de preservar su identidad, al tiempo que se hace una expresión acerca de qué es eso de ser humano. Lo que nos distingue de los animales y los espíritus es el humor y la capacidad de fabular. Cuando el Otro no es humano, no tiene literatura, tiene folklore. Si no tiene una religión de libro, tiene supersticiones orales. Y cuando no se reconoce esta capacidad de fabular, esa capacidad de humanidad, se relega a la condición animal, a quienes bien puedes comer o matar, qué más da.
Con la colonización, ¿crees que los cuentos africanos y coloniales cambiaron y hubo una sinergia?
Lo maravilloso de los cuentos es que son universales, porque hablan el lenguaje de lo simbólico y son iguales en todo el mundo. Yo me he encontrado un cuento en Senegal que es muy parecido a uno esquimal, ¿qué cambia? Que el animal que conduce a la mujer en el segundo es un oso polar, y en Senegal no hay osos polares, así que es una serpiente pitón. Pero el cuento es el mismo, cuenta lo mismo. Uno le pone a los cuentos lo que tiene.
Lo que nos toca es lo que tiene que ver con la vida.
Parte de tu trabajo es divulgar la literatura oral africana en
España, ¿crees que se desvirtúan mucho las historias al no contarse en la lengua original?
En parte sí, pero fíjate, hay una cosa que tiene que ver con el
reconocimiento de lo simbólico universal que va mucho más allá de las palabras. Yo escucho y grabo en los idiomas originales y para mí eso es algo muy importante, porque guarda el ritmo, aquello que uno dice cuando canta. Traduzco rítmicamente muchas veces y anoto mucho de lo contextual, como la risa.
Muchas veces se ríen de sucesos que tal vez en occidente nos sorprenderían, pero se están riendo en el mundo de lo simbólico, porque entienden ese juego. Porque el mundo de los cuentos alude a un mundo de lo simbólico. El juego, los sueños y los cuentos son simbólicos. Los cuentos en África son para todas las personas, no son para niños, y cuando los niños entienden el cuento de otra manera, saben que se han hecho adultos.
¿Por qué crees que es importante que se conozca la literatura africana?
Yo dedico mi vida a la literatura oral africana para visibilizar colectivos, incluso dentro de África buscamos lo más demonizado. Nos llegan muchos estereotipos de África desde el conflicto, porque nos interesa. Se visibiliza como ese lugar sin ley, de la barbarie, donde vamos a poner orden, cultura y civilización; el lugar de lo oral donde vamos a poner literatura, en nuestra lengua claro.
Es muy importante para mí que se vea que existe una cultura, la suya, que no es menos importante ni menos valiosa que la nuestra. Por eso escuchamos a la gente, recogemos sus cuentos, los ilustramos conjuntamente y hacemos actividades culturales con la colección de sus cuentos.
Fruto de estas actividades desarrollamos los proyectos que nos
proponen. En Senegal, por ejemplo, nos piden apoyar a la red de
profesores de español, pero no por España, sino por América.
Porque de allí salieron la mayor parte de los esclavos que se llevaron a América y, como son animistas, creen que muchos de sus ancestros viven en América y que hablan español; y tienen
mucho interés en comunicarse con sus ancestros.
Todo lo que les llega y que se llama cultura, no tiene nada que ver con ellos. Se sienten fuera de esta cultura. Por eso es muy importante ampliar el concepto de cultura e incluir las literaturas tradicionales orales y la forma de enseñanza y de transmisión del conocimiento oral. Es necesario que sean partícipes y agentes de su cultura, no pasivos de la cultura que generamos en Europa, que no tiene que ver con ellos y que además ahonda las diferencias culturales. Porque leemos para escucharnos y, si lo que lees no te interpela y no te toca, ¿para qué lees entonces?