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El viernes de la semana pasada Biden intentó acorralar al gobierno israelí al anunciar en la televisión un plan de tres fases para Gaza al que denominó repetidamente “la propuesta de Israel”. Esta propuesta, dijo Biden, resultaría en la liberación de todos los rehenes israelíes, pondría fin a la guerra y permitiría que comenzara la reconstrucción de la Franja de Gaza sin Hamas en el poder.
El Presidente estadounidense aseguró “al pueblo israelí” que “puede hacer la oferta sin riesgo adicional para su propia seguridad, ya que durante los últimos ocho meses han devastado a las fuerzas de Hamas”. A estas alturas la resistencia palestina ya no es capaz de llevar a cabo otro 7 de octubre, que era uno de los principales objetivos israelíes en la guerra.
Si Hamas no respeta el acuerdo, “Israel puede reanudar sus operaciones militares”, anunció Biden, añadiendo también que Egipto y Qatar le habían asegurado que continuaban trabajando para garantizar el final de Hamas.
¿Quería decir que Hamas debía consentir su propia auto destrucción? ¿Por qué, cabe preguntarse, estaría Hamas de acuerdo con eso? ¿Cómo van a destruir a Hamas si la oferta de alto el fuego de Israel establece el fin definitivo de las hostilidades?
Las tres fases de la propuesta de Biden no incluyen la exigencia de Hamas de poner fin a la guerra, ni la liberación de los presos palestinos capturados desde 2011, ni la insistencia de Hamas en seleccionar a los presos que debían ser liberados.
La semana pasada el asesor israelí de seguridad nacional, Tzachi Hanegbi dijo a las familias de algunos de los rehenes que el gobierno de Netanyahu no aceptaría poner fin a la guerra contra Hamas a cambio de la liberación de los rehenes (1).
El mensaje, emitido durante una acalorada reunión en la que Hanegbi insultó a los familiares de varios rehenes, fue el primero que admitía abiertamente la “Doctrina Aníbal”: al gobierno de Tel Aviv los rehenes le importan un bledo.
Tampoco está claro si el “plan israelí” de Biden es realmente una propuesta israelí, como dijo. El corresponsal de Haaretz en Washington, Ben Samuels, dice que “tanto los detalles del plan en sí como el momento de su ejecución han llevado a los escépticos a creer que Biden fue en realidad la fuerza impulsora del acuerdo” (2).
Biden estaba más preocupado por “arrinconar” a los dirigentes israelíes, modificando un documento previo para que se pareciera a un plan previamente aprobado por Israel. El caso es que su plan fue desautorizado por el gobierno israelí, dejando tras de sí una serie de acusaciones de mala fe.
El intento de Biden de poner fin a los combates y pasar a la siguiente fase, crea un falso optimismo entre los israelíes comprometidos con la liberación de los rehenes por encima de otras consideraciones, que son las que Netanyahu tiene en cuenta.
Hasta ahora la estrategia de Estados Unidos en Oriente Medio ha consistido en calmar la región, liberar a los rehenes, firmar un alto el fuego que conduzca a la destrucción de Hamas y, finalmente, un pacto de normalización de Arabia saudí con Israel.
Sin embargo, esa estrategia ha fracasado por completo, reconoce el Washington Post (3). Ni siquiera ha logrado dar el primer paso. “El acuerdo presenta enormes beneficios para Arabia saudí y nuevos compromisos arriesgados para Estados Unidos. Pero no hay ninguna posibilidad de que Israel acepte las condiciones establecidas por Arabia saudí para normalizar las relaciones entre los dos países, por lo que cualquier acuerdo que el presidente Biden haga con Riad, probablemente nunca se implementará”, escribe el periódico.
Blinken aseguró a la Cámara de Representantes que un pacto de seguridad entre Estados Unidos y Arabia saudí estaba cerca de la firma. Exigía que Estados Unidos saliera “en defensa del reino en caso de ataque, proporcionar a Arabia saudí armas estadounidenses aún más avanzadas y ayudar a Riad a desarrollar su propio programa nuclear civil”.
A cambio, Arabia saudí aceptaría normalizar las relaciones con Israel. “Sólo hay un problema”, añadió Blinken: “Arabia saudí tiene la intención de aguantar hasta que Israel cumpla con sus demandas”.
“Arabia saudí ha dejado claro que incluso si se concluyen los acuerdos con nosotros [Estados Unidos], debe lograr dos cosas: debe haber tregua en Gaza y un camino creíble hacia un Estado palestino”, asegura el Washington Post. Pero Netanyahu se opone públicamente al “camino creíble” hacia un Estado palestino.
El plan de Biden es, pues, un brindis al sol con fines electorales. La Casa Blanca no tiene ningún plan. Sólo declaraciones vagas y repetidamente fracasadas.
(1) https://www.timesofisrael.com/israel-wont-end-war-for-deal-to-free-all-hostages-pms-aide-said-to-tell-families/
(2) https://www.haaretz.com/israel-news/2024-06-02/ty-article/.premium/inside-bidens-shock-cease-fire-and-hostage-deal-proposal-to-end-israel-hamas-war-in-gaza/0000018f-d8ca-d513-a9af-fefa73210000
(3) https://www.washingtonpost.com/opinions/2024/05/28/biden-saudi-security-deal-charade/
El plan de ‘paz’ de Biden es el certificado de defunción de Hamas