El NPA ataca a la oposición «izquierdista» a las conversaciones de la burocracia sindical francesa con Macron

Fuente: https://www.wsws.org/es/articles/2023/04/04/npaf-a04.html?pk_campaign=newsletter&pk_kwd=wsws               Gregor Link                                                                                   04.04.23

En 1953, se produjo una escisión en el movimiento trotskista entre el Comité Internacional de la Cuarta Internacional (CICI) y una facción dirigida por Michel Pablo y Ernest Mandel. Los pablistas rechazaron el papel político independiente de la clase obrera y afirmaron que la burocracia estalinista se vería obligada a liderar luchas revolucionarias. Setenta años después, en medio de una confrontación objetivamente revolucionaria entre la clase obrera francesa y el presidente Emmanuel Macron, las implicaciones de esta división emergen con total claridad.

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En medio de las huelgas más grandes en Francia desde la huelga general de mayo de 1968, el Parti de l’égalité socialiste (PES), la sección francesa del CICI, insiste en que, dado que Macron está tratando de gobernar en contra del pueblo, debe ser derrocado por una huelga general. Mientras las burocracias sindicales realizan una “mediación” con Macron para apuntalar su gobierno, el PES insiste en que no se puede dejar en sus manos la preparación de una huelga general. Las bases deben movilizarse de forma independiente para preparar una huelga general, con una perspectiva socialista y revolucionaria.

Nuevo Partido Anticapitalista (NPA), el partido pablista francés, se opone diametralmente a esta perspectiva. Su principal artículo, traducido y publicado en la revista pablista española de Anticapitalistas, Viento Sur, titulado “Pensiones: una semana movida, ¿para ir hacia la victoria?” y escrito por Antoine Larrache, denuncia la oposición a la burocracia sindical como “sectaria” y critica consignas “izquierdistas” y “revolucionarias” contra Macron.

Sobre las propuestas de acción del NPA, Larrache escribe: “No hay una solución sencilla. Una cosa es cierta, no basta con convocar a una huelga general para denunciar a las direcciones sindicales. Luchar por la huelga general, sí, muestra una perspectiva justa, pero hacerlo de manera sectaria juega un papel negativo, negando las dificultades del movimiento y creando rupturas en su seno”.

La “ruptura” en el movimiento no se debe a las críticas de izquierda a la burocracia sindical, sino a la traición de la burocracia sindical contra las bases.

Según las encuestas de la prensa burguesa, el 80 por ciento de la población francesa se opone a los recortes de pensiones de Macron, mientras que dos tercios de los encuestados apoyan una huelga general para “bloquear la economía” y detener su implementación. Otra encuesta indica que el 62 por ciento de los franceses quieren que el movimiento de protesta tome medidas más duras contra el gobierno de Macron.

Rechazando la abrumadora demanda popular para una acción de masas, la dirección de los sindicatos CFDT y CGT de Francia, muy al contrario, anunció la semana pasada que entrarían en conversaciones de ‘mediación’ a puerta cerrada con Macron.

El NPA está emergiendo como un defensor acérrimo de las fuerzas reaccionarias en el aparato sindical. Se oponen a las críticas ‘sectarias’ a las burocracias, ya que tales críticas ‘juega un papel negativo’ en los esfuerzos de estas últimas por estrangular el movimiento contra Macron.

Los llamamientos a una huelga general, afirma el NPA, no son más que ‘hechizos’ (“incantations” en el artículo original) casi religiosos que no tienen ninguna relación con la realidad política. Así lo da a entender el NPA en otro pasaje, que dice: “La batalla por la huelga general es una lucha en la que debemos proponer qué hace avanzar el movimiento tal cual es, teniendo en cuenta la conciencia de clase en su estado actual, no como nos gustaría”.

Tal enfoque es, tomado al pie de la letra, completamente antimarxista. Los marxistas buscan elevar la conciencia existente de los trabajadores y no adaptarse a ella. Pero a lo que se adapta el NPA no es a la conciencia de la clase obrera, que abrumadoramente quiere una huelga general, sino a la burocracia sindical, que no la quiere.

En la medida en que la declaración implica que el nivel de conciencia de clase “tal como es” no permite en la actualidad luchar por una huelga general para derribar a Macron, esto no es nada más que una mentira interesada refutada por las encuestas. En otra encuesta de Ifop publicado por Le Journal du Dimanche, el 76 por ciento de los encuestados indicaban que los acontecimientos de la reforma de las pensiones “les habían dejado una mala opinión de Macron”.

La perspectiva del PES de detener los recortes de pensiones y derrocar a Macron en una huelga general no es algo que, solo se pueda “soñar” en palabras del NPA, sino que es apoyada por la mayoría del pueblo francés. Macron ha demostrado plenamente su hostilidad hacia las masas y su desprecio por los derechos democráticos, llegando incluso a imponer sus odiadas reformas sin votación en la Asamblea Nacional. La lucha contra Macron, la máquina estatal capitalista y la dictadura de los bancos es la cuestión decisiva de la situación actual.

Pero para el NPA, esta confrontación de clases está “en un segundo plano”. El movimiento, argumenta el artículo, debe caracterizarse principalmente por “reivindicaciones sectoriales, de las mujeres, sobre los salarios, los servicios públicos, el seguro de desempleo, la ley Darmanin [proyecto de ley de asilo e inmigración, ndt] la transición ecológica, las cuencas. Y, de fondo, una lucha contra el poder de Macron, su policía, la patronal.”

El “papel de los activistas políticos”, insisten Larrache y el NPA, debe ser el de “enlace entre todos los eventos para acelerar la maduración y la toma de conciencia. Sin izquierdismo, sin gritar ‘estamos decididos y somos revolucionarios’ en cada esquina, pero con la preocupación de involucrar a las masas en la acción política.”

En otras palabras, la aparente preocupación del NPA por evitar una “ruptura” dentro del movimiento en la práctica se reduce a un intento de suprimir al “izquierdismo” y a los “revolucionarios” y así evitar que los trabajadores se liberen del dictado de las burocracias.

En última instancia, el NPA exige que después de semanas de lucha decidida, en las que los trabajadores no recibieron ningún subsidio de huelga y fueron atacados brutalmente por la policía antidisturbios, no se debe hacer nada para evitar que Berger, Martínez y compañía vendan la lucha. Cualquier intento de liberar al movimiento de la perspectiva colaboracionista de clase de los burócratas, para el NPA, es inadmisible. Sus pomposas frases sobre promover la “maduración y la toma de conciencia” e “involucrar a las masas en la acción política” simplemente predican la sumisión a los burócratas pro-Macron.

El llamamiento del NPA a oponerse al “izquierdismo” en el movimiento de masas marca otro hito en la evolución derechista de este partido pseudoizquierdista proimperialista de la pequeña burguesía. Fundado en 2009 por cuadros pablistas de la Ligue communiste révolutionnaire (LCR) sobre la base de un repudio explícito a cualquier vínculo histórico con el trotskismo, su programa fundacional afirmaba que era imposible construir un partido revolucionario y que, por lo tanto, construirían una alianza amplia de fuerzas que rechazan la revolución socialista:

El NPA no reclama ninguna relación específica con el trotskismo, sino la continuidad con aquellos que, a lo largo de los dos últimos siglos, se han enfrentado al sistema hasta el final. El NPA es un partido pluralista y democrático. … [Han participado] camaradas de varios componentes del movimiento social, de la izquierda antiglobalización, del ecologismo político, de camaradas del PS [el Partido Socialista, un partido de gobierno burgués] y el PCF [el Partido Comunista Francés, su principal socio de coalición], del movimiento anarquista, de la izquierda revolucionaria. Sin volverse insulso, el NPA lo tiene todo que ganar al abrirse aún más.

Habiendo rechazado la perspectiva de construir un partido trotskista revolucionario en la clase obrera, procedieron a construir un partido contrarrevolucionario. Sus llamadas a una alianza con el Partido Socialista (PS), un partido con un largo recorrido de gobiernos capitalistas, en uno de los cuales Macron se desempeñó como ministro de economía antes de convertirse en presidente, subrayaron sus vínculos orgánicos con el imperialismo.

De hecho, en los años siguientes, el NPA respaldó las guerras de la OTAN contra Libia y Siria, que costaron cientos de miles de vidas. Tras aplaudir el golpe de Estado derechista de “Maidan” en Ucrania, que en 2014 derrocó al presidente electo y llevó al poder a los partidos de extrema derecha, el NPA exigió más intervenciones militares contra Rusia. Desde la invasión reaccionaria de Ucrania por parte del ejército ruso, el NPA ha redoblado su apoyo al ejército reaccionario ucraniano, exigiendo que la OTAN arme a Ucrania.

Las implicaciones de la perspectiva antitrotskista del NPA ahora emergen cada vez más evidentemente en la lucha de clases en Francia. Habiendo rechazado la lucha por construir un partido trotskista revolucionario, ahora es abiertamente hostil a las críticas “izquierdistas” a las burocracias sindicales y sus maniobras corruptas para sofocar la lucha contra Macron.

El PES está presentando una perspectiva para derribar a Macron a través de una huelga general, vinculando esta demanda a una lucha contra la guerra imperialista y por el socialismo. Aboga por la creación de comités de base independientes en cada centro de enseñanza y lugar de trabajo para vincular la lucha contra Macron con las luchas de los trabajadores de todo el mundo y ayudarlos a liberarse del dictado de las burocracias en sus países. Ya se están desarrollando huelgas masivas en Alemania, Gran Bretaña, Portugal, Bélgica, Israel y en todo el mundo.

Junto con sus hermanos y hermanas de clase a nivel internacional, los trabajadores en Francia pueden derribar a Macron y la oligarquía capitalista que representa. Pero esto requiere una lucha consciente contra la burocracia sindical y sus defensores de la pseudoizquierda, como el NPA. El PES hará todo lo que esté a su alcance para ayudar a los trabajadores en esta lucha política y llama a los trabajadores y jóvenes que estén de acuerdo con esta perspectiva a contactar con nosotros.

(Publicado originalmente en inglés el 2 de abril de 2023)

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