Fuente: https://www.sinpermiso.info/textos/el-mundo-no-detendra-la-anexion-israeli-que-haran-los-dirigentes-palestinos Omar H. Rahman 24/05/2020 El mundo no detendrá la anexión israelí. ¿Qué harán los dirigentes palestinos?
Cumpla o no su promesa, la declaración de Abbas marca un momento crítico que exige que los palestinos evalúen su lucha política. Si bien el movimiento nacional palestino está cada vez más dividido e impotente, Israel ha intentado por todos los medios maximizar sus ganancias a su costa. La principal es el esfuerzo del gobierno israelí para anexar formalmente grandes partes de la Cisjordania ocupada, una medida que muchos consideran un punto de no retorno.
De hecho, cuatro sucesos en el transcurso de la semana pasada han ofrecido un raro ejemplo, simbólicamente puro, de cómo la comunidad internacional y los palestinos no han logrado bloquear el camino a la anexión de Israel.
El 13 de mayo, a pesar de la pandemia mundial, el Secretario de Estado de los EEUU Mike Pompeo realizó una visita sorpresa de 12 horas para reunirse con varios líderes israelíes, unos días antes de que el nuevo gobierno de unidad jurara sus cargos. Según los informes, el viaje se centró en en asuntos geopolíticos como Irán y China, pero algunos observadores especulan que en parte estaba destinado a apuntalar el apoyo a la administración Trump de los evangélicos en su país de origen. Otros creen que también podría haber sido un intento de tranquilizar a los políticos israelíes, incluido Benny Gantz, el socio de coalición de Benjamin Netanyahu y «primer ministro suplente», sobre el respaldo estadounidense a la anexión.
Gantz, que ha declarado abiertamente su apoyo a la anexión durante su campaña electoral, había insinuado que solo avanzaría en ese sentido si se implementaba en «coordinación» con la comunidad internacional. Como reflejo de esta condición, el nuevo acuerdo de coalición afirma que los primeros ministros rotativos «actuarán en total acuerdo con los Estados Unidos, incluso con respecto a los mapas y el diálogo internacional sobre el tema [de la anexión]». La dramática visita personal de Pompeo puede haber aplacado cualquier duda sobre la posición de Washington, en el sentido de que, como el Secretario de Estado repitió en Jerusalén, «esta es una decisión que tomarán los israelíes».
Dos días después de la visita de Pompeo, los ministros de Asuntos Exteriores de los Estados miembros de la Unión Europea se reunieron en Bruselas para consensuar una respuesta unida a los planes de anexión de Israel. Los líderes europeos, incluido el Alto Representante de política exterior de la UE, Josep Borrell, habían insinuado durante semanas que adoptarían una posición firme contra Israel para evitar cualquier medida definitiva después del 1 de julio.
Al parecer algunos estados, como Francia, Irlanda, Suecia, España y Bélgica, presionaban para que se impusieran sanciones a Israel, para indicar la gravedad potencial de la anexión. Sin embargo, otros países de la UE, en particular Hungría, Austria, la República Checa, Rumania y Grecia, frenaron los intentos de actuar contra Israel. Netanyahu ha construido astutamente fuertes relaciones con los llamados países de Visegrado en los últimos años, con el objetivo en parte de dividir las posturas de la UE sobre la política de Medio Oriente, cuyas decisiones deben tomarse por unanimidad.
Como era de esperar, la reunión terminó en nada. No hubo consenso ni condenas duras, lo que da a los dirigentes israelíes más razones para considerar la postura europea débil e intrascendente . «Jerusalén expresó su satisfacción porque la discusión terminó sin declaraciones o decisiones concretas», informó Noa Landau en Haaretz , «y Borrel no atacó a Israel durante la conferencia de prensa, sino que enfatizó la necesidad de respetar el derecho internacional». Israel también celebró que Borrel desestimara una pregunta que comparaba la anexión de Cisjordania con la anexión de Crimea por parte de Rusia, diciendo que «hay una diferencia entre anexar un territorio que pertenece a un estado soberano y el de los palestinos», agregó Landau.
Mientras se desarrollaban estas discusiones, la Autoridad Palestina se preparaba para celebrar una reunión en Ramallah el sábado pasado, aparentemente con varias facciones palestinas, para discutir el futuro del movimiento nacional a la luz de los planes de anexión de Israel. Durante una mesa redonda organizada por el Instituto del Medio Oriente la semana anterior, el primer ministro palestino, Mohammed Shtayyeh, dijo que la discusión interna palestina podría conducir a la reestructuración de la Autoridad Palestina, la abrogación formal de los Acuerdos de Oslo y una reformulación de la relación de Palestina con Israel.
Sin embargo, la reunión nunca tuvo lugar. Las autoridades palestinas ofrecieron varias razones para posponerla, incluida la necesidad de esperar a la toma de posesión del nuevo gobierno israelí. Al mismo tiempo, Hamas y la Jihad Islámica, que, según Shtayyeh, habían sido invitados a participar y habían manifestado su voluntad de hacerlo, se negaron a asistir días antes de la reunión, expresando sus dudas sobre la seriedad del presidente Abbas para girar en una nueva dirección. Otros informes han sugerido que diplomáticos europeos y árabes habían presionado a Abbas para que no adoptara decisiones finales hasta que el gobierno de Israel expresara oficialmente sus intenciones de anexión.
El domingo, Netanyahu hizo exactamente eso. Mientras el nuevo gobierno de Israel juraba sus cargos en la Knéset en Jerusalén, Netanyahu declaró que «había llegado el momento» de la anexión, describiéndola como el desenlace de un «proceso histórico».
El proceso al que se refería el primer ministro israelí no se remonta solo a los tres años de coordinación con la administración Trump para elaborar lo que eventualmente se convirtió en el «Acuerdo del Siglo«. Tampoco a los los 52 años de asentamientos, construcción de infraestructura pública y cambios demográficos en Cisjordania, que han hecho que la anexión de jure sea más una formalidad simbólica que una decisión política radical. No, a lo que se refirió fue al proceso de colonización de más de un siglo para que todo el territorio entre el río Jordan y el mar quede bajo el control exclusivo de Israel.
Esta realidad ha sido posible gracias a las acciones ejemplificadas por los cuatro actores durante la semana pasada: el respaldo de los Estados Unidos, la aquiescencia de Europa, la fragmentación de los palestinos y la decisión de Israel de impulsar inexorablemente su proyecto sionista, incluso mientras discutía la partición y la paz durante las negociaciones.
Los próximos meses probablemente traerán más de lo mismo. La administración Trump duplicará su apoyo a los maximalistas expansionistas en Israel, especialmente a medida que se acerquen las elecciones de noviembre. Los estados europeos pueden adoptar medidas individuales, pero no es probable una posición firme de una UE unida. La UE puede hacer cambios menores en su relación con Israel que no requerirán consenso, pero finalmente no logrará disuadir a Israel de sus ambiciones.
Solo queda el liderazgo palestino, cuya inacción e indecisión frente a la anexión israelí es desconcertante. La declaración de Abbas de abandonar sus acuerdos con Israel, si se cumple, podría ser una ruptura importante con el pasado. Pero sin un plan de acción detallado y concreto, y con amplias dudas sobre el compromiso de la Autoridad Palestina con sus palabras, la declaración de Abbas simplemente suena como una amenaza hueca. Abandonar los Acuerdos de Oslo sin una comprensión clara de cómo salir de las estructuras que han arraigado durante 27 años es una receta para la confusión generalizada y, en el peor de los casos, el caos.
Dado el cambiante panorama global, desde hace tiempo se hace evidente que el imperativo de un cambio inmediato recae en los palestinos. Es mucho más fácil para terceras partes hacer declaraciones que adoptar medidas políticas sustanciales que son políticamente costosas de llevar a cabo. Solo un cambio real y decisivo en la posición palestina puede obligar a las otras partes a reaccionar de manera significativa. Sin embargo, se han desperdiciado años de tiempo valioso para prepararse y organizarse, porque ni siquiera se han dado los pasos más elementales para poner en orden la casa palestina.
Para que los palestinos tengan alguna oportunidad ahora, la Autoridad Palestina debe ceder parte de su control sobre el poder, conciliar las distintas facciones políticas, restaurar la legitimidad de las instituciones políticas y agrupar a su gente y sus recursos para elaborar una nueva estrategia nacional, popular y efectiva.
Los palestinos no pueden detener la anexión solos. Es necesaria una respuesta internacional sólida para revertir este peligroso camino. Pero al delegar toda esperanza política en las acciones de otros, el liderazgo palestino se ha asegurado de que no habrá cambios hasta que sea demasiado tarde.
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Traducción:Enrique García