El lince: El elefante y los pigmeos

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El elefante y los pigmeos. El lince

Ya van tres gobiernos europeos que se hunden, con la crisis de Ucrania como causa evidente: Bulgaria, Gran Bretaña e Italia. El primero y el último forman parte del zombi europeo, son integrantes de la Unión Europea. Y lo que está pasando en toda Europa me recuerda algo que dijo hace mucho tiempo Fidel Castro.

Érase una vez uno de los más grandes hombres que haya existido, Fidel Castro, que dijo algo que tiene mucha actualidad y vigencia: el miedo que tenemos a poner las cosas patas arriba. Vamos, que somos muy conformistas. Y puso un ejemplo:  «nosotros, los pigmeos, hemos visto que el elefante cayó en la trampa, pero los pigmeos estamos dando vueltas alrededor del elefante con un miedo tremendo al elefante. ¿Y qué hacemos?, porque tenemos que hacer algo y no solo dar vueltas alrededor del hueco donde cayó el elefante. Aprovechar para hacer cambios sociales, ha dicho alguien. Sí. Pero nosotros sabemos que solo con los cambios sociales no se resuelve el problema de la pobreza; el subdesarrollo está por resolver, hay que remontarse a las causas del subdesarrollo. Hay que liquidar las causas del subdesarrollo para tener derecho a ser independientes».

Exacto, Fidel podría estar hablando perfectamente de la crisis energética europea (y no solo) como consecuencia de la actitud de EEUU y sus vasallos con Rusia. El elefante ha caído en la trampa ucraniana, y con él sus vasallos, pero los pigmeos nos contentamos, en el mejor de los casos, con dar vueltas alrededor del hueco del suelo donde han caído el elefante y sus vasallos sin atrevernos a hacer nada, porque tenemos mucho miedo. Es el caso de Italia, por ahora, donde los pretendidos «progres» han cerrado filas con el primer ministro mientras la derecha clásica ha arremetido contra él.

El patetismo de toda la «progresía» italiana rogando al primer ministro que siguiese en el cargo pone los pelos de punta. Porque Draghi dijo que o él o el caos y pidió un «gobierno fuerte y cohesionado» para continuar con la política actual, donde los partidos son obedientes a lo que dice el elefante y los ciudadanos son pigmeos que ni siquiera dan vueltas alrededor del hueco conde ha caído el elefante y, por el contrario, buscan la forma de salvar al elefante (y sus vasallos).

Italia, como todos los otros vasallos de EEUU, está haciendo un seguidismo absurdo e irracional con el tema ucraniano dejando en la estacada a su propia población, una bandera que está cogiendo la derecha clásica, incluso el neofascismo. Porque Draghi había impulsado la «solidaridad con Ucrania» dejando de lado cuestiones sociales dado que hay otras cosas que son «vinculantes a nivel internacional» (sic).

Por eso Draghi en su discurso pidiendo seguir en el cargo se refirió varias veces a la UE, a la OTAN y al G7 con un calificativo demencial: «son nuestra casa». Fin de la historia. Seguir ahí indica que Italia no tiene ninguna independencia, que nunca abandonará la casa paterna. Que seguirá siempre siendo un país vasallo.

Pero dijo algo más: estas organizaciones «solo nos escucharán si estamos suficientemente autorizados», o sea, lo de un gobierno fuerte y cohesionado. Es decir, solo hay un gobierno legítimo si es del gusto de los mercados, de la plutocracia de Bruselas y de EEUU. De lo contrario, el diluvio o algo así.

Pues bienvenido el diluvio porque así puede que aparezca una ramita que indique independencia, una rama que indique que se están erradicando las causas de todo lo que está pasando, una rama que indique que los pigmeos estamos perdiendo el miedo y que no vamos a ayudar al elefante a salir del hueco.

Italia es un país del fantasmagórico G7 (recordad lo que os he venido diciendo sobre la irrealidad de quien lo compone) y su crisis, como la de Alemania -y la de toda Europa-, indica qué es lo que está pasando. Draghi es el muñidor de la política de sanciones económicas contra Rusia, no en vano viene de donde viene, y ahora está pagando por ello. Otro más, y no será el último.

¿Qué van a hacer los pigmeos? Gran pregunta. Fidel lo tuvo claro.

Por cierto, ¿a que no sabéis a quién ha culpado el ministro de Asuntos Exteriores italiano de la crisis en su país? Pues si habéis pensado en Rusia, habéis acertado. Este tipo acusó a Rusia de «interferir en los procesos internos de Italia». Ni más ni menos.

!Uy, qué miedo! ha debido decir Rusia. Igual que lo acaba de decir López Obrador en México. Hay veces que algo simpático merece la pena resaltarlo.

(Publicado en el blog del autor, el 21 de julio de 2022)

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