Varias comunidades religiosas judías en EEUU muestran su rechazo a los crímenes en Gaza y Líbano y se oponen al sionismo. El “no en nuestro nombre” de los ortodoxos enfurece a los ’lobbies’ próximos al Gobierno israelí.
Dolor, rabia y una necesidad vital de decir que no tienen nada que ver con el Gobierno de Benjamín Netanyahu. Tampoco con Israel. Desde hace un año, las comunidades judías ortodoxas y antisionistas de EEUU buscan micrófonos para amplificar un mensaje nítido entre tanto ruido: “No en nuestro nombre”.
“La mayoría silenciosa de los judíos ortodoxos sigue oponiéndose al sionismo a día de hoy”, afirma desde Nueva York Abraham Fink, rabino e integrante de Torah Jews (Judíos de la Torá), una organización antisionista que sigue el legado de Joel Teitelbaum, sobreviviente del Holocausto nazi y fundador de la congregación religiosa Satmar.
Durante los últimos meses, Torah Jews ha incrementado su campaña en redes sociales para reafirmar la existencia de un judaísmo que nada tiene que ver con el sionismo ni con el Estado de Israel.
“Nos dedicamos a informar al mundo, y en particular al público y a los políticos estadounidenses, de que no todos los judíos apoyan la ideología del Estado de Israel. De hecho, un gran número de judíos ortodoxos consideran que la ideología de ese Estado es diametralmente opuesta a las enseñanzas del judaísmo tradicional”, explica esa organización.
El mapa del judaísmo en EEUU exhibe precisamente esa realidad que suele pasarse por alto. Satmar, una de las principales corrientes del judaísmo jasídico a nivel mundial –se estima que cuenta con más de 100.000 miembros esparcidos por EEUU, Reino Unido, Bélgica, Argentina, Australia e Israel–, defiende precisamente un antisionismo de base religiosa.
En junio de 2018, miles de seguidores de esta organización se reunieron en el Nassau Coliseum de Long Island para mostrar su rechazo al sionismo y situarlo en las antípodas del judaísmo auténtico. “No tomamos parte en sus guerras, no participamos en sus elecciones, no reconocemos sus leyes”, afirmó en aquella ocasión el líder actual de esta comunidad religiosa, el rabino Aaron Teitelbaum.
Fink señala que Satmar no es la única organización religiosa antisionista de EEUU. “Las comunidades de yeshivas (centros de estudio de la Torá) situadas en Nueva Jersey, Nueva York y muchas otras ciudades de Estados Unidos, así como otras comunidades jasídicas, además de Satmar, también se oponen al sionismo”, explicó.
“Intentan silenciarnos”
Tras el inicio de los ataques contra la Franja de Gaza, Torah Jews emprendió una campaña dirigida a reivindicar un judaísmo completamente alejado de la ideología y los valores que encarna Benjamín Netanyahu. El grupo se ha enfrentado, no sin dificultades, a los lobbies israelíes que buscan justificar la masacre en Gaza en nombre del judaísmo.
“Los sionistas tratan activamente de silenciarnos, considerando a todos los judíos antisionistas y a nuestra organización a su frente como fanáticos, grupos marginales que se odian a sí mismos”, lamenta Fink.
En uno de sus últimos mensajes, Torah Jews defiende precisamente que “el pueblo judío e Israel no son sinónimos”. “Israel es una entidad política moderna creada en 1948. El pueblo judío es un antiguo colectivo religioso que pertenece a muchas nacionalidades”, afirma en respuesta a unas declaraciones recientes del expresidente y candidato republicano Donald Trump, aliado del Gobierno israelí.
Ante el trágico escenario abierto por Netanyahu en Gaza y ahora en Líbano, los integrantes de la organización antisionista defienden en sus publicaciones una idea clara: antes de la creación del Estado de Israel había un escenario distinto. “Nuestros abuelos vivían en paz con sus vecinos árabes”, señala. Ahora, en cambio, sus descendientes imploran por las vidas de quienes se ven inmersos en este infierno.
“El objetivo del sionismo era transformar la identidad de los judíos. El pueblo judío es un antiguo colectivo religioso basado en la Torá; a través del sionismo, los sionistas pretendían modificar nuestra propia identidad y convertirla en una ’entidad nacional’ basada en la tierra, la lengua y la cultura”, sostiene Fink.
“No quieren luchar en guerras”
El rabino destaca que en Israel también hay una comunidad religiosa antisionista. “Llegaron por motivos pacíficos, para estudiar la Torá y cumplir sus leyes, no para apoderarse de tierras ajenas o crear un Estado soberano. Siempre vivieron en buenos términos con sus vecinos palestinos”, subraya.
Esas comunidades antisionistas en Israel son las que hoy se oponen a ingresar al Ejército israelí y sufren la represión de la Policía. El Gobierno de Netanyahu busca alistarles por la fuerza, pero son muchos los que se niegan a hacerlo.
“No quieren luchar en guerras y no creen que deban pagar el precio de las políticas de los sionistas”, señala el rabino Abraham Fink.
Danilo Albín
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