Unión Palestina de América Latina – UPAL
11 de septiembre de 2025
Editorial de la Unión Palestina de América Latina – UPAL
Lo que presenciamos en estos días demuestra que Gaza no es un hecho aislado, sino el inicio de un incendio mayor. En apenas unas horas, la aviación israelí atacó Gaza, Cisjordania, Túnez, Siria, Líbano y Qatar, como si quisiera dejar claro que las fronteras no detienen la guerra y que el proyecto de destrucción atraviesa cielos y territorios.
El mensaje es evidente: Gaza es el comienzo, no el final. Quien crea que la sangre puede confinarse entre muros se engaña; quien piense que el silencio, la neutralidad o el espejismo del “proceso de paz” ofrecen protección, está firmando su propia sentencia. El fuego que hoy devora Gaza puede mañana arrasar cualquier capital árabe.
Lo más doloroso es ver a gobiernos que, en lugar de enfrentar la verdad, se refugian en declaraciones tibias o en un mutismo vergonzoso. Como si la hoguera pudiera respetar fronteras o distinguir entre un pueblo y otro. Pero Israel no diferencia: quien bombardea Gaza puede bombardear Damasco, Beirut o Túnez. El objetivo es siempre el mismo: quebrar la dignidad y borrar la identidad.
La historia enseña que los pueblos ven más lejos que sus gobernantes. Mientras las élites confían en ilusiones de supervivencia individual, las mayorías saben que el destino es compartido, que defender a Palestina no es una opción lejana, sino la condición para defender la propia existencia.
Hoy la lección es clara: quien no alce la voz por Gaza, un día no tendrá patria por la cual alzarla. Porque, tarde o temprano, el futuro pertenece a los libres y nunca a los sometidos.