“Palestina libre, libre” es el grito de miles de seres humanos alrededor del mundo y, el pasado miércoles 24 de julio, lo fue durante las manifestaciones en Washington y alrededor del Capitolio, en Estados Unidos, mientras el genocida Benjamín Netanyahu dictaba órdenes a sus administradores de recursos para la muerte, y digo órdenes porque a pesar del intento de boicot de un sector de los políticos demócratas al mensaje del primer ministro israelí, la realidad es que Joe Biden, presidente demócrata del Imperio, ha suministrado millonarias cantidades de dólares para la campaña de ocupación ilegal y genocidio que ejecuta el sionismo israelí en Palestina, sin que los políticos de su partido le exijan con fuerza real que deje de hacerlo.
Hoy, la situación política al interior del Imperio pareciera confusa: la renuncia de Biden a la candidatura a la Presidencia y la aparente llegada de Kamala Harris como su reemplazo electoral ha generado en algunos sectores de la opinión pública una comparación entre Biden y Donald Trump, regresando a esa dicotomía del bueno y el malo, y más con la aparición de Kamala en la contienda electoral, pero la verdad es que los demócratas y los republicanos tienen, sí, diferencias de forma, pero no de fondo, y sólo nótese lo ya dicho, la actual administración Imperial es demócrata y las guerras y las campañas armamentistas han aumentado, pues no se trata sólo del genocidio en Palestina (el mayor crimen del siglo XXI), sino, por ejemplo, del también apoyo millonario a Ucrania en una guerra perdida contra Rusia; es decir, estamos frente a la elección de quién dará la cara por los intereses del Imperio, pero no por quién realmente los administrará. El cambio será de forma, más no de fondo.
Netanyahu, durante su discurso en el Congreso estadounidense, llamó “Idiotas útiles” a los millones de seres humanos que se manifiestan contra la guerra, contra el genocidio, sin importarle un céntimo que una parte importante de esos millones de seres humanos esté en su propia nación, siendo que desde antes del 7 de octubre el Gobierno de Netanyahu enfrentaba protestas y la población pedía la salida del poder del genocida sionista, y esto se ha incrementado a lo largo de estos meses de campañas asesinas en Palestina. Su ofensa es primero contra los israelitas conscientes que saben lo que su Gobierno realiza y no callan; además, el grado de inhumanidad al llamar “Idiotas útiles” a quienes pugnan por las vidas de los infantes, las mujeres y hombres masacrados no tiene perdón. Hoy circulan imágenes en las redes sociales que comparan los aplausos en el Congreso yanqui a Netanyahu con aquellos que en 1939 recibieron los Nazis en ese mismo escenario sin importar que ya tenían al menos seis campos de concentración y exterminio en funciones. Sí, así la vuelta de la historia y sus horrores reiterados.
Ahora, Trump ha incrementado sus diatribas e insultos contra los demócratas y se ha referido de forma machista contra Kamala, y ha regresado a las violentas amenazas para la frontera y los migrantes mexicanos y latinoamericanos; nada nuevo bajo el Sol de un Imperio resquebrajado, y otra vez, si se duda de ese resquebrajamiento, preguntemos si de verdad no existen en Estados Unidos más “liderazgos” (eufemismo moderno) que los que representan ambas opciones electorales en la actualidad. ¿Será que se agotaron los políticos o que la concentración del poder es un rasgo de la decadencia? Ya veremos.
La deshumanización que realiza Netanyahu de los palestinos al NO nombrarlos durante su discurso y equiparar su campaña de ocupación ilegal y genocidio con un “enfrentamiento entre la barbarie y la civilización”, muestra que estamos en un proceso de retroceso de la razón y el derecho humano, enfrentamos un claro avance del oscurantismo que sólo sostiene al fascismo y al nazismo; esto ya se ha vivido en la historia y pareciera que se repite como si nada ocurriera. Son tiempos electorales en el Imperio, ¿el llamado boicot demócrata a la presencia de Netanyahu en el Congreso estadounidense hubiera ocurrido si el genocidio no les pudiera costar tantos votos? No lo sabremos, pero sí sabremos lo que vendrá; más de los mismo…